Venezuela: se?alar a un alto cargo se paga caro
El r¨¦gimen chavista ha creado unas condiciones para el ejercicio del periodismo que lesionan la libertad para informar
Aunque en Venezuela no hay l¨ªmites formales para ejercer la libertad de expresi¨®n, muchos casos han dejado claro que al ejercerla se paga un alto costo. Si se habla de un alto cargo, como el n¨²mero dos del r¨¦gimen, Diosdado Cabello, el destino del supuesto infractor podr¨ªa ser el exilio o la prohibici¨®n de salida del pa¨ªs sudamericano. ?Y bien lo sabe el editor del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero.
En enero de 2015 el diario de Otero y otros dos medios ¡ªTal Cual, editado por el premio Ortega y Gasset 2015, Teodoro Petkoff, y el agregador de noticias La Patilla¡ª?versionaron un art¨ªculo del diario espa?ol ABC que acusaba al diputado chavista Diosado Cabello de narcotraficante. Otero y otras 22 personas, miembros de las juntas directivas tanto de El Nacional como de las otras cabeceras, est¨¢n pendientes del resultado de un juicio que es tambi¨¦n una advertencia: si se difunde cualquier otra informaci¨®n que moleste al Gobierno, el proceso seguir¨ªa su inexorable camino hacia la condena. Otero no ha regresado a Venezuela desde entonces y dirige su medio a distancia.
El Poder Judicial responde a las instrucciones del partido de Gobierno. Fue el mismo Cabello quien sugiri¨® a las autoridades judiciales que consideraran prohibir la salida del pa¨ªs a sus supuestos difamadores. Ese mismo aparato de justicia conden¨® en marzo a David Natera, editor del combativo Correo de Caron¨ª?¡ªque se publica en el sure?o estado de Bol¨ªvar¡ª a cuatro a?os de prisi¨®n por difamaci¨®n e injuria tras divulgar casos de corrupci¨®n en la empresa estatal del hierro. Los elevados costos del proceso judicial y la falta de papel liquidaron la edici¨®n impresa del medio, que ahora solo se publica en la web.
El Nacional es quiz¨¢ uno de los ¨²ltimos mohicanos de la libertad de prensa. Otros tres grandes impresos de tradici¨®n, el Grupo ?ltimas Noticias, El Universal y Notitarde, han sido vendidos a capitales chavistas y convertidos en cajas de resonancia de la informaci¨®n oficial. Los que no corren esta suerte son v¨ªctimas de un hecho colateral: la falta de papel para la prensa para imprimir sus ediciones. Entre agosto de 2013 y enero de 2016 al menos 12 impresos hab¨ªan dejado de circular por esa raz¨®n, entre ellos El Carabobe?o, la principal cabecera del centro del pa¨ªs. Como sucede con otros sectores de la econom¨ªa, el Gobierno cre¨® un complejo editorial llamado Alfredo Maneiro que centraliz¨® la importaci¨®n de papel y hoy se ha quedado sin d¨®lares para traer las bobinas a Venezuela debido a la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo.
Muertes y agresiones
El Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela ha documentado desde 2005 2.059 agresiones a los trabajadores de la prensa y el asesinato de siete reporteros. Estos n¨²meros incluyen, entre otros, agresiones f¨ªsicas, impedimentos para consultar a funcionarios, censura previa y campa?as difamatorias contra periodistas a trav¨¦s de los medios del Estado.
Venezuela no es M¨¦xico, Colombia o un pa¨ªs en guerra, pero las consecuencias de ejercer el oficio con independencia son evidentes. Los ricos de nuevo cu?o, que han visto engrosar sus fortunas en estrecha alianza con la revoluci¨®n chavista, han comprado radios y televisoras tradicionales y exitosos medios electr¨®nicos con el objetivo de atenuar el impacto de la cr¨ªtica sobre el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro, para asegurarse de que nadie denuncie sus negocios irregulares o para despedir a quien trabaja y publica sin responder a las presiones.
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