Los 25 a?os del Mercosur
Una convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacifico podr¨ªa ser una se?al de integraci¨®n verdadera
Los a?os noventa encontraron en Am¨¦rica Latina una regi¨®n con inmensas ganas de progresar. Las transiciones hacia la democracia empezaban a so?ar con traducirse en una consolidaci¨®n pol¨ªtica basada en el desarrollo social y econ¨®mico. Claro que en aquel contexto hab¨ªa tierra f¨¦rtil para so?ar.
Por aquellos a?os, el mundo daba se?ales para creer que la integraci¨®n entre partes distanciadas, era posible. La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, en el a?o 1989, fue una muestra clara de que un nuevo horizonte pod¨ªa asomar entre los escombros si el enfrentamiento era sustituido por el trabajo en conjunto. Todo este contexto hab¨ªa recargado de energ¨ªa integracionista al mundo entero, pero en especial a Europa que por esos a?os ya empezaba a hablar de un ?mercado ¨²nico?. El derrumbe del comunismo en Europa central y oriental, hizo sentir que para la integraci¨®n ya no exist¨ªan m¨¢s barreras que la voluntad entre las partes.
Fue con aquel entusiasmo que ven¨ªa del viejo continente que, el 26 de marzo de 1991, en Am¨¦rica del Sur, cuatro presidentes con plumas cargadas de ilusiones, firmaron el Tratado de Asunci¨®n, que se transformar¨ªa en la carta fundamental para el nacimiento del Mercado Com¨²n del Sur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. La firma de este tratado acaba de cumplir 25 a?os y hace pocos d¨ªas los pa¨ªses que hoy integran el bloque sudamericano recordaron en Montevideo, aquella fecha fundacional.
Lejos de la esperanza de aquel marzo del a?o 1991, los los discursos del evento llevado acabo en la sede del Mercosur, en Montevideo, dejaron en claro que los presentes estaban ante un d¨ªa de recordaci¨®n pero no de celebraci¨®n. Las palabras del canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, anfitri¨®n del evento, fueron contundentes al decir que hoy el Mercosur se encuentra con una agenda ¡°cargada de buenas intenciones¡± a la que le ¡°cuesta concretar resultados¡±.
En el evento no estuvo presente ning¨²n presidente del bloque m¨¢s all¨¢ del local, Tabar¨¦ V¨¢zquez. A pocos minutos de empezar el acto, un grupo de parlamentarios de Brasil se retir¨® del recinto como protesta por el lugar que les toc¨® en la sala. Mientras se pronunciaban los discursos de los cancilleres presentes, parlamentarios de la oposici¨®n venezolana, levantaban pancartas reclamando por la emergencia humanitaria que vive su pa¨ªs. No era necesario ser un entendido en la integraci¨®n latinoamericana para que, viendo lo que ocurr¨ªa en la sede del Mercosur, se pueda comprender el estado de situaci¨®n actual del bloque sudamericano.
El Tratado de Asunci¨®n se propon¨ªa crear una zona de libre comercio para diciembre de 1994 y as¨ª dar paso a la creaci¨®n de una Uni¨®n Aduanera al poco tiempo, lo que supon¨ªa, por tanto, contar con un arancel externo com¨²n y una pol¨ªtica comercial externa com¨²n. Luego de 25 a?os, ninguno de estos prop¨®sitos fueron alcanzados plenamente. Sin embargo, en el camino, se fueron sumando pa¨ªses a la lista de miembros plenos. En 2012 se incorpor¨® Venezuela mientras Paraguay (miembro fundador) estaba suspendido. Bolivia y Ecuador, tambi¨¦n est¨¢n en camino a incorporarse plenamente. Es decir, estamos en un tren que no sabe cu¨¢l es su rumbo, pero que en el camino sigue sumando pasajeros.
Ante este panorama, la principal pregunta que surge hoy a 25 a?os de la fundaci¨®n del bloque, es ?hasta cu¨¢ndo estos pa¨ªses seguir¨¢n esperando? Resulta dif¨ªcil imaginar en el actual contexto internacional que alg¨²n d¨ªa, pa¨ªses con mercados tan diversos como los del Mercosur puedan generar una pol¨ªtica externa com¨²n. Es verdad que Europa lo hizo pero le llev¨® m¨¢s de 50 a?os y hasta hoy le sigue constando mantenerse integrada. Adem¨¢s, empezaron antes, cuando el mundo era otro. En un contexto tan din¨¢mico como el de hoy, ?podr¨ªa darse el lujo este grupo de pa¨ªses sudamericanos de esperar 25 a?os m¨¢s para que su integraci¨®n ¡°madure¡±? Como poder, podr¨ªan, pero seguro cuando despierten ya existir¨¢ un Acuerdo Transpac¨ªfico de Comercio entre Estados Unidos y Asia, y otro Transatl¨¢ntico entre Estados Unidos y Europa. De seguir esperando, los pa¨ªses del Mercosur despertar¨¢n en un mundo que tendr¨¢ est¨¢ndares comerciales que dif¨ªcilmente puedan modificar.
El desaf¨ªo ¨Cquiz¨¢ final¨C que tiene el bloque por delante es concluir el acuerdo con la Uni¨®n Europea que, tras veinte a?os de negociaciones, el pr¨®ximo 11 mayo en Bruselas, podr¨¢ dar se?ales de avance, si logra concretarse el intercambio de ofertas. Si esta ¡°prueba de fuego¡± no muestra avances antes de fin de a?o, pocas dudas deber¨ªan quedar de que el nuevo viento pol¨ªtico que hoy sopla en la regi¨®n podr¨ªa transformarse en el impulso que necesita el bloque para adaptarse a una nueva realidad internacional. Un impulso que, sin dejar de lado lo hecho en el pasado, promueva un sinceramiento a trav¨¦s de hechos y no solo de palabras.
En ese potencial escenario, una convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacifico (formada hoy por Chile, Colombia, M¨¦xico y Per¨²), podr¨ªa ser una se?al de integraci¨®n verdadera para una regi¨®n cansada de recordar fechas hist¨®ricas y necesitada de celebrar alg¨²n d¨ªa, progresos reales.
Nicol¨¢s Albertoni es estudiante de Maestr¨ªa en la Universidad de Georgetown. Twitter @N_Albertoni.
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