Tres menores asesinan a una madre y a su hija en la Ciudad de M¨¦xico

Hab¨ªa moldeado los cuerpos de la familia completa meticulosamente con plastilina. En su habitaci¨®n ten¨ªa una maqueta del domicilio de sus v¨ªctimas y hab¨ªa escrito en su cuaderno escolar los pasos que seguir¨ªa para matarlos a todos. El joven de 17 a?os, con la ayuda de otros dos de 13 y 16, asesin¨® a una madre y a su hija de 14 a?os en su casa de oriente de la Ciudad de M¨¦xico, seg¨²n han confirmado las autoridades. Rob¨® 20.000 pesos del domicilio porque, seg¨²n declar¨®, quer¨ªa comprar armas y formar su banda de sicarios.

El crimen se cometi¨® en el barrio San Miguel Teotongo, conocido como El Hoyo, en la delegaci¨®n de Iztapalapa. Lo apodan as¨ª porque nadie que no sea de ah¨ª se puede meter con seguridad. Las autoridades se?alan que el crimen organizado campa a sus anchas y la Polic¨ªa apenas se asoma por sus calles.?

La madre del mayor es polic¨ªa y los dos viv¨ªan en frente de la casa de las v¨ªctimas. Ella permiti¨® que registraran el cuarto, donde descubrieron todo el plan. A trav¨¦s de Facebook contact¨® a los otros dos chicos, que son primos y todav¨ªa no han sido detenidos. Los convoc¨® en una esquina de su barrio para dar el golpe mortal.

El peque?o deb¨ªa vigilar la entrada, el mayor le acompa?ar¨ªa dentro para asesinar a cuchillazos a las dos mujeres que estaban solas en su casa. Cuando advirtieron que se les hab¨ªa ido de las manos, intentaron limpiar la sangre con cubos de agua. Un vecino vio al mayor con sangre en la cara y en el cuerpo entrar en el domicilio de las v¨ªctimas y llam¨® a la Polic¨ªa.

El marido y padre de la joven asesinada lleg¨® antes a la escena del crimen. Su mujer muri¨® sobre el suelo de su casa sin que los param¨¦dicos pudieran hacer nada por salvarla. Su hija falleci¨® en la ambulancia de camino al hospital. Unas horas antes hab¨ªa recibido un diploma en su escuela por sus buenas calificaciones.

El doble crimen ha reavivado el debate sobre las penas a los adolescentes. El mayor, ¨²nico detenido, se enfrenta a una pena de cinco a?os de prisi¨®n, pero la familia se cuestiona la diferencia entre ¨¦l y un adulto. El menor, de 13 a?os, no se le puede imputar ninguna acci¨®n penal, seg¨²n la Ley de Justicia para Adolescentes.?

Hace justamente un a?o en Chihuahua,?la muerte de Christopher, de 6 a?os, a manos de sus primos y amigos de 11 y 15, que estaban jugando a los secuestradores, eriz¨® los vellos de la sociedad mexicana. Los chicos estaban haciendo lo que ve¨ªan: el crimen puso a muchos ciudadanos ante el espejo de la ultraviolencia.

La tragedia cometida por estos j¨®venes vuelve a poner el foco en la marginaci¨®n de algunos barrios de la capital mexicana, donde los chicos que juegan a ser adultos imitan lo que ocurre en sus calles.?