Churchill entra en campa?a
Cameron defiende la permanencia en la UE con los viejos argumentos geopol¨ªticos
Churchill no lo har¨ªa. El ingl¨¦s providencial no abandonar¨ªa a Europa en su momento m¨¢s dif¨ªcil. Al contrario, repetir¨ªa su gesto de 1940 cuando rechaz¨® la negociaci¨®n con Hitler y decidi¨® seguir la guerra en solitario. ¡°Solo puedo ofrecer sangre, sudor, esfuerzo y l¨¢grimas¡±, dijo en los Comunes. Fue su finest hour.
La situaci¨®n en que se encuentra Europa en nada se asemeja a aquella circunstancia tr¨¢gica en los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial. Si sirvieran los paralelismos, suscitados por la Gran Crisis y el ascenso de los populismos, la semejanza deber¨ªa buscarse en la d¨¦cada anterior. A pesar del tiempo transcurrido y de las diferencias, el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, ha querido evocar aquel momento churchilliano en su alegato en favor de la permanencia del Reino Unido en la Uni¨®n Europea el lunes en el British Museum: ¡°Cuando tomo asiento en el Cabinet Room, siempre pienso en las decisiones que se tomaron en esta habitaci¨®n en tiempos de oscuridad¡±. Ah¨ª fue donde Churchill decidi¨® rechazar las llamadas al apaciguamiento y la rendici¨®n: ¡°Pienso en aquellos pocos que salvaron este pa¨ªs en la hora de un peligro mortal y que hicieron posible seguir la lucha y ayudar en la liberaci¨®n de Europa¡±.
Churchill no es solo fuente de citas y an¨¦cdotas para Cameron, sino la inspiraci¨®n central de su posici¨®n contra el Brexit. La existencia de la UE es del m¨¢ximo inter¨¦s para los brit¨¢nicos. En caso de abandonarla, el Reino Unido ser¨ªa m¨¢s d¨¦bil, m¨¢s inseguro y m¨¢s pobre. ¡°Un salto en la oscuridad¡±. Pero lo peor ser¨ªa lo que suceder¨ªa en el continente, y que muchos brexiters desean: regresar¨ªan los nacionalismos excluyentes y en competencia tal como se desplegaron en los a?os treinta.
Es una iron¨ªa que quien ha convocado el refer¨¦ndum sobre la salida de la UE ahora desenfunde la ret¨®rica y los ropajes churchillianos para argumentar que el m¨¢ximo inter¨¦s brit¨¢nico es permanecer en ella. No es la ¨²nica: nadie ha explicado mejor que Boris Johnson, el exalcalde de Londres y brexiter que quiere sustituir a Cameron, en su libro El factor Churchill, los poderosos argumentos del hist¨®rico personaje en favor de una uni¨®n m¨¢s estrecha de los europeos.
Cameron y Johnson, divididos por el Brexit, tienen una misma idea churchilliana de Europa: es del m¨¢ximo inter¨¦s del Reino Unido que ninguna potencia continental se imponga sobre las otras, y de ah¨ª la necesidad de un sistema que neutralice la rivalidad entre Francia y Alemania e impida que Rusia se haga con el control del continente. Londres debe impulsarlo, garantizarlo e incluso partirse la cara para que exista como hizo en 1940, adem¨¢s de sacar todo el provecho en influencia, seguridad y prosperidad que puede darle un continente en paz. Pero har¨ªa un p¨¦simo negocio e ir¨ªa contra sus intereses si el resultado del refer¨¦ndum fuera desencadenar una reacci¨®n en cadena que desestabilizara el continente e introdujera de nuevo la semilla de la discordia y de la guerra. Con este argumento, Cameron le ha ganado la mano a Johnson.
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