El Senado abre el proceso de ¡®impeachment¡¯ contra Rousseff y la aparta del poder

Calheiros ley¨® el texto que recibir¨¢ Rousseff de las manos del primer secretario del Senado y que significa, de hecho, su destituci¨®n temporal: "Se?ora Presidenta: se le hace saber por medio de esta notificaci¨®n que a partir de su recepci¨®n ¨¦sta instaurado el proceso de impeachment. (...) Y queda suspensa del cargo de presidenta (...) con derecho a residencia oficial, seguridad, servicio m¨¦dico y transporte a¨¦reo y terrestre".

Lo que los senadores brasile?os decidieron este jueves, de facto, es la apertura formal del impeachment, el proceso de destituci¨®n, el juicio pol¨ªtico que discurrir¨¢ en el Senado como m¨¢ximo y a partir de hoy durante 180 d¨ªas. En estos seis meses los senadores discutir¨¢n si Rousseff cometi¨® crimen de responsabilidad hacia la Rep¨²blica al alterar las cuentas p¨²blicas para equilibrar los balances presupuestarios de un a?o para otro a base de pedir dinero a grandes bancos p¨²blicos.

Una posterior votaci¨®n, que se celebrar¨¢ probablemente en octubre, decidir¨¢ el destino final de Rousseff. Para entonces no servir¨¢ s¨®lo la mayor¨ªa simple. Ser¨¢n necesarios dos tercios, esto es, 54 senadores. De ah¨ª que el resultado de hoy sea significativo. Es decir, tal y como est¨¢n las cosas actualmente, Rousseff quedar¨ªa definitivamente fuera del cargo, depuesta.?

Pero todo eso queda lejos, de cualquier manera. Lo determinante, hoy, es que durante todo ese tiempo la presidenta deja de ser presidenta real. El poder, autom¨¢tica y plenamente, pasa a las manos del vicepresidente, Michel Temer, hasta hace un mes y medio aliado pol¨ªtico de Rousseff y ahora su peor enemigo y, en palabras de ella misma, "un traidor y el padre de los conspiradores".

En la tribuna, los defensores del impeachment, la mayor¨ªa de partidos de centro y de derecha, hablaron de esas maniobras fiscales a las que, a veces, culparon de la crisis econ¨®mica brasile?a. Pero la mayor¨ªa se refiri¨® m¨¢s, para justificar su decisi¨®n, a la catastr¨®fica marcha de la econom¨ªa (que retrocede a raz¨®n de un 3% del PIB al a?o), a las sucesivas rebajas de las agencias de calificaci¨®n, que ya han colocado los bonos brasile?os al nivel de bono basura y, en general, a la necesidad de cambiar de Gobierno para que la perspectiva sombr¨ªa del pa¨ªs cambie.

Los defensores de Rousseff replicaron en su mayor¨ªa con un argumento simple: no se puede echar a una presidenta elegida por el pueblo, con 54 millones de votos detr¨¢s, apelando a unas maniobras fiscales que no constituyen a su juicio un delito grave o a la situaci¨®n econ¨®mica, porque para eso est¨¢n las urnas.

El Abogado General del Estado, Jos¨¦ Eduardo Cardoso, que cerr¨® la sesi¨®n, resumi¨® as¨ª el sentir del Gobierno: "Ustedes respetan todos los procedimientos, es cierto. Pero no la m¨¦dula del proceso. Y la m¨¦dula del proceso es que se juzga a la presidenta por algo que todos los presidentes de todos los pa¨ªses hacen. Por eso, con todos los procedimientos, ustedes est¨¢n condenando a una inocente"

Sesi¨®n maratoniana

Con todo, la sesi¨®n plenaria, m¨¢s all¨¢ de su maratoniana y casi inhumana extensi¨®n (todos los senadores que quisieron tuvieron el derecho de hablar por 15 minutos), discurri¨® sin los excesos chocantes y algo rid¨ªculos de la votaci¨®n hermana en el Congreso, celebrada hace varias semanas. Entonces, los diputados abundaron en gritos, c¨¢nticos, lanzamientos de confeti, manteos e invocaciones que o no ven¨ªan al caso ("voto por mi t¨ªa que me cuid¨® de peque?o") o eran sencillamente repugnantes, como la del parlamentario Emir Bolsonaro, que dedic¨® su voto (contrario a Rousseff) a un torturador de tiempos de la dictadura.

El presidente del Senado, Renan Calheiros, tuvo cuidado de que el pleno no se le fuera de las manos e incluso el final de la votaci¨®n fue sobrio y contenido. En un momento caldeado en que los asistentes se pusieron a hablar de m¨¢s impidiendo que se oyese al orador de turno, llam¨® al orden: "No voy a dejar que esto acabe como en el Congreso".

Mientras, fuera, en Brasilia y S?o Paulo se celebraban manifestaciones a favor y en contra de Rousseff, en Brasilia separadas por un muro met¨¢lico y en la Avenida Paulista por la polic¨ªa. En cualquier caso, fueron mucho menos numerosas que las organizadas el d¨ªa de la votaci¨®n del Congreso, lo que indica que la poblaci¨®n, de alguna forma, ha asumido el resultado de la votaci¨®n, cantado desde hac¨ªa d¨ªas, ya que todas las encuestas as¨ª lo anunciaban.

Al tiempo que los senadores hablaban uno detr¨¢s de otro, en el Palacio de Jaburu, el vicepresidente Temer, ya sabi¨¦ndose jefe del Estado, se reuni¨® con la plana mayor de lo que ser¨¢ su pr¨®ximo gabinete. Con un ojo puesto en la econom¨ªa y otro en las medidas de austeridad a su juicio necesarias para enderezar el rumbo financiero del pa¨ªs, el flamante nuevo presidente se dirigir¨¢ al pa¨ªs a las tres de la tarde de este jueves (cinco horas m¨¢s en la Espa?a peninsular). A esa hora, Rousseff habr¨¢ ingresado ya en su extra?a condici¨®n de presidenta sin presidencia. A Fernando Collor de Melo, hasta ahora el ¨²nico presidente democr¨¢tico de Brasil apartado del poder por un impeachment, en 1992, cont¨® en una televisi¨®n brasile?a que durante ese tiempo le redujeron hasta el combustible del avi¨®n que utilizaba para sus desplazamientos de modo que no se pod¨ªa desviar ni un mil¨ªmetro de la ruta prefijada. Collor, senador, vot¨®, por cierto, a favor del impeachment de Rousseff.

Collor renunci¨® a los dos meses de ser apartado del poder, un d¨ªa antes del juicio definitivo. Todo apunta, por lo que ha manifestado repetidamente y por su car¨¢cter poco dado a dar su brazo a torcer, que Rousseff no renunciar¨¢ en los seis meses impensados que tiene por delante. ?