Mujeres, impuestos, suplantaciones: el pasado que incomoda a Donald Trump
Nuevas revelaciones han puesto a la defensiva al candidato presidencial republicano
Insultos p¨²blicos a mujeres y oscuros casos de acoso sexual, tapados igual que su declaraci¨®n de la renta. Un exmayordomo que amenaza al presidente Barack Obama o una suplantaci¨®n de identidad. El candidato republicano Donald Trump ha tenido que ponerse a la defensiva tras una semana en la que la prensa no ha parado de sacar trapos sucios de su armario.
Trump y sus "chicas"
Que Trump no tiene empacho en despotricar p¨²blicamente contra mujeres que le cuestionan es algo que ha demostrado una y otra vez. Desde que es candidato presidencial, ha insultado a una de las moderadoras estrella de la cadena fetiche de los conservadores, Megyn Kelly, a la ¨²nica mujer que aspir¨® a la nominaci¨®n republicana, Carly Fiorina, y a la esposa de Ted Cruz, su m¨¢ximo rival en la carrera presidencial, Heidi. Trump, casado con una exmodelo y que durante a?os ha organizado el concurso Miss Universo, se burl¨® de alg¨²n aspecto f¨ªsico de estas mujeres. Lo que ahora afirma The New York Times es que tambi¨¦n en privado la actitud del magnate con aires de playboy hacia el sexo opuesto ha sido m¨¢s que cuestionable durante d¨¦cadas. No es algo nuevo: hace a?os que se publican historias de presuntos casos de acoso sexual y abuso verbal contra mujeres del magnate. Pero el diario neoyorquino las re¨²ne ahora a todas en una imagen que llega a dar escalofr¨ªos. Y que muestra tambi¨¦n la postura ultraconservadora de Trump cuando se trata de sus mujeres. Para Trump, la ¡°mujer ideal¡± era su madre, que no trabajaba y que ¡°siempre comprend¨ªa¡± y se acomodaba a un marido que trabajaba sin parar y que pod¨ªa interrumpir cualquier plan en cualquier momento si el trabajo le reclamaba. Una paradoja es que Trump no ha dudado en colocar en altos puestos de su empresa a mujeres, incluida su entonces esposa Ivana Trump. Pero el trato con ellas, recuerda el diario, no dej¨® de ser condescendiente y hasta vejatorio. El propio Trump defini¨® en 1997, en uno de sus libros, The Art of the Comeback, el papel que considera debe tener una esposa suya: ¡°Mi gran error fue sacar a Ivana de su papel de mujer y permitirle dirigir uno de mis casinos (¡) el problema era que solo quer¨ªa hablar de trabajo. Nunca volver¨¦ a darle a una esposa responsabilidades en mis negocios¡±. La respuesta de Trump al art¨ªculo ha sido acusarlo, en un tuit, de no entrevistar a mujeres a las que ayud¨® y lanzar un reto: ¡°?Por qu¨¦ no escribe el Times la verdadera historia de los Clinton y las mujeres?¡±
Los impuestos escondidos
¡°No son de su incumbencia¡±. Con esas palabras se ha negado Trump, en los pasados d¨ªas, a hacer p¨²blica su declaraci¨®n de la renta, algo que es tradici¨®n desde hace d¨¦cadas para cualquier candidato a ocupar la Casa Blanca, ya sea dem¨®crata o republicano, rico o menos pudiente. De hecho, sus rivales dem¨®cratas, Hillary Clinton y Bernie Sanders, ya lo han hecho. Pero Trump parece estar dispuesto a romper moldes incluso en este esfuerzo de transparencia. Su excusa es que no puede hacerlo mientras est¨¦ siendo, como le sucede, sometido a una auditor¨ªa del fisco. Algo que de por s¨ª ha hecho arquear m¨¢s de una ceja. El caso es que Trump se niega incluso a decir qu¨¦ tasas paga, lo que podr¨ªa revelar incluso mientras es sometido a un escrutinio por las autoridades fiscales. Su silencio en torno a un tema tan sensible ha sido criticado, sobre todo cuando se trata de un candidato que suele vanagloriarse de su riqueza, elemento que usa adem¨¢s como una muestra de su val¨ªa para ocupar la Casa Blanca.
El portavoz de Trump era... ?Trump?
Hubo un tiempo en que Donald Trump no era m¨¢s que un millonario empresario sin grandes afanes pol¨ªticos. Pero ya entonces, en la d¨¦cada de los 80 y 90, copaba titulares, entre otros con sus costosos divorcios. Como buen magnate, Trump siempre se ha rodeado de un equipo que controla, entre otros, su imagen. Pero seg¨²n The Washington Post, en varias ocasiones quien habl¨® con la prensa diciendo que era su portavoz no era otro que el mismo Trump. ¡°La voz suena familiar de inmediato, el tono confiado, incluso arrogante, el ritmo es, claramente, trumpiano¡±, escrib¨ªa el autor del art¨ªculo. Seg¨²n este, tras los supuestos portavoces llamados ¡°John Miller¡± y ¡°John Barron¡± no hab¨ªa otra persona que el propio Trump. El Post public¨® una entrevista telef¨®nica de 1991 con una periodista de People en la que habl¨® con un hombre que se identific¨® como John Miller pero que, seg¨²n el diario, claramente es Trump. Este ha negado vehementemente la ¡°farsa¡±, como la denomina el rotativo. ¡°No s¨¦ nada de esto (¡) hay mucha, mucha gente que intenta imitar mi voz, como puede imaginar. Esto parece uno de esos timos¡±, dijo Trump a la cadena NBC despu¨¦s de que esta tambi¨¦n publicara una parte de esa grabaci¨®n.
El mayordomo que quiere matar a Obama
Como todo hombre rico y que se precie, seg¨²n sus propios par¨¢metros, Trump no pod¨ªa dejar de tener un mayordomo. Durante 17 a?os, este puesto de absoluta confianza lo ocup¨® Anthony Senecal. Tan pr¨®ximos eran que, tras su jubilaci¨®n, Senecal pas¨® a ser el ¡°historiador¡± en Mar-a-Lago, la imponente propiedad del magnate y ahora pol¨ªtico republicano en Florida. Desde que entr¨® en campa?a, Trump ha tenido duras palabras para el todav¨ªa presidente, Barack Obama. Su inflamada ret¨®rica se queda sin embargo chica en comparaci¨®n con su exmayordomo, que ha resultado sentir un odio tan profundo contra el dem¨®crata que hasta manifest¨®, desde su cuenta de Facebook, su deseo repetido de que alguien mate a quien califica como ese ¡°cero¡±. Consultado por la revista Mother Jones, que descubri¨® las amenazas, Senecal, de 84 a?os, confirm¨® ser el autor de esos posts porque, dijo, ¡°no soporta a ese cabr¨®n¡± de cuya nacionalidad estadounidense duda, como en su momento hizo Trump. El Servicio Secreto, el mismo que tambi¨¦n protege ya a Trump en cuanto candidato, ha dicho que investigar¨¢ el caso. Mientras, la campa?a del republicano se ha distanciado del anta?o fiel colaborador.
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