Temer y los amos de la Casa Grande se enga?an
Las ¨¦lites que apoyan el ¡®impeachment¡¯ a¨²n no lo han entendido: seguir¨¢ habiendo contestaci¨®n a sus privilegios
Primer acto: negros protestan contra el racismo frente a la Federaci¨®n de las Industrias
Viernes, 13 de mayo de 2016. Avenida Paulista, vano libre del Museo de Arte de S?o Paulo (MASP), a las 12.30. Un grupo de hombres negros y de mujeres negras se organiza para marcar con un acto llamado En leg¨ªtima defensa el momento de Brasil y los 128 a?os de la abolici¨®n de la esclavitud en el pa¨ªs. ¡°El racismo es un golpe¡±, dice el DJ y actor-MC Eug¨ºnio Lima. ¡°Le quita la pertenencia a toda una poblaci¨®n en detrimento de otra¡±. Eug¨ºnio recuerda que los afrodescendientes son mayor¨ªa en Brasil: ¡°La poblaci¨®n afrodescendiente es el 53% de la poblaci¨®n brasile?a.¡± Negros, negras y negrex ¡ªel t¨¦rmino transg¨¦nero¡ª se representan a s¨ª mismos ¡°en el segundo d¨ªa del Gobierno usurpador¡±. Cada uno de ellos lleva una pancarta. Caminan en fila hasta lo que ellos denominan "Casa Grande Moderna": el edificio de la Federaci¨®n de las Industrias del Estado de S?o Paulo (FIESP), elepicentro de los movimientos a favor del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, cuartel general de los verdeamarillos. Frente al imponente edificio de la FIESP, se ponen uno al lado del otro y levantan sus frases en absoluto silencio.
"La USP [Universidad de S?o Paulo] sin cuotas [raciales] es un golpe. La ROTA [unidad especial de la polic¨ªa militar, conocida por su truculencia y el elevado n¨²mero de ejecuciones de sospechosos] es un golpe. La meritocracia es un golpe. Luana [una mujer negra y lesbiana a la que polic¨ªas militares le dieron una paliza] muerta es un golpe. La derecha racista es un golpe. El feminicidio y la hipersexualizaci¨®n de la mujer negra es un golpe. La ausencia de los negros en los espacios p¨²blicos es un golpe. El machismo es un golpe. Que yo sea sospechoso es un golpe. El teatro sin negros es un golpe. El blackface es un golpe. La mulata [como estereotipo sexual] es un golpe. Seguirme en el mercado es un golpe. Miedo blanco". Y la pregunta:
¡ª?La Abolici¨®n es un golpe?
Un d¨ªa antes, Michel Temer (Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o - PMDB) hab¨ªa tomado posesi¨®n del cargo de presidente interino tras la suspensi¨®n temporal, por parte del Senado, de Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores - PT), y hab¨ªa anunciado un ¡°Gobierno de salvaci¨®n nacional¡±. Compuso un gabinete totalmente blanco y nombr¨®, como Ministro de Justicia y Ciudadan¨ªa, a Alexandre de Moraes, exsecretario de Seguridad P¨²blica del gobernador de S?o Paulo, Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasile?a (PSDB), relacionado, por una gran parte de los movimientos negros y de los vinculados a los derechos humanos, como el m¨¢s reciente responsable de la pol¨ªtica de exterminio de la juventud negra por parte de la polic¨ªa paulista.
La escena perturba a los conductores en el tr¨¢fico lento de la Avenida Paulista. En las aceras empieza a juntarse gente que vuelve de comer o se dirige a alg¨²n restaurante. ¡°Qu¨¦ tonter¨ªa, no hay racismo en Brasil¡± y ¡°?Poneos a trabajar, perdidos!¡± son las frases m¨¢s escuchadas entre el p¨²blico espont¨¢neo. A mi lado, un par de amigos paran. Uno de ellos dice, en voz bastante alta: ¡°?No existe nada de eso! ?Qu¨¦ exageraci¨®n!¡± Me presento como periodista y pregunto: ¡°?Por qu¨¦?¡±. Se presenta como Jos¨¦ Batista Sobrinho, de 76 a?os, oftalm¨®logo, votante del PSDB. Y responde
¡ªEse racismo en Brasil no existe. Quiero decir, el racismo existe en el mundo entero. Pero en Brasil no est¨¢ acentuado. Por ejemplo, t¨² jam¨¢s te casar¨ªas con un negro.
¡ª?Por qu¨¦ cree eso? ¡ªle pregunto.
¡ªParece que es algo internamente que t¨², como blanca, no aceptas. Porque crees que esa raza es m¨¢s fea que tu raza. Pero no por eso vas adiscriminarlos. Es una persona igual a ti. Frecuenta mi casa, frecuenta mi mesa, no hay ning¨²n problema. Es una persona igual a m¨ª. Pero yo no me casar¨ªa con una negra.
¡ª?Por qu¨¦?
¡ª No me gusta. Hay algunos componentes que no me gustan, cosas ¨ªntimas. Preferir¨ªa a una persona diferente, m¨¢s clara. Cuesti¨®n de afinidad, de empat¨ªa. Pero no por eso voy a discriminarlas.
¡ª?Usted est¨¢ a favor o en contra del impeachment de la presidenta?
¡ªPor supuesto que estoy a favor. Llev¨® el pa¨ªs a la quiebra. La convulsi¨®n social est¨¢ ah¨ª. Y quien es culpable de eso es el PT. No estoy en contra del Bolsa Familia. Pero ten¨ªa que ser Bolsa Escuela, como era en la ¨¦poca de Ruth Cardoso. Ahora es Bolsa Voto. Le voy a dar el nombre de una ciudad de Bah¨ªa en la que nadie trabaja, todo el mundo recibe el Bolsa Familia. En el noreste no encuentras una empleada dom¨¦stica para trabajar, porque ahora todo el mundo tiene Bolsa Familia. Pero no soy de derechas, no, no acepto eso.
¡ª?C¨®mo se define?
¡ªSoy un liberal correcto.
Tres mujeres j¨®venes, dos blancas y una negra, observan la protesta. Hacen sus comentarios lo suficientemente alto como para que pueda o¨ªrlos. ¡°Quiero ver a esos negrazos de ah¨ª a la hora de casarse. Que se van a casar con esas negrazas. Con las que quieren [casarse] es con las blancas¡±.Se r¨ªen.
Los activistas comienzan a repetir, en voz alta, las frases de las pancartas. En la acera, un hombre les grita a los conductores de los coches: "?Toca la bocina! ?Toca la bocina! ?To-ca la bo-ci-na!" Quiere que las bocinas ahoguen las voces que denuncian el racismo. De repente, le grita, furioso, a una mujer que est¨¢ en un coche: ¡°?M¨¦tetelo por el culo, zorra!¡±
Le pregunto por qu¨¦ ha dicho eso. Se presenta como F¨¢bio Andrade da Silva, de 46 a?os, guardia de seguridad. Y responde:
¡ªMe hizo un corte de manga. Es falta de elegancia, es del PT, es una pandillera.
¡ª?Y el impeachment?
¡ª?Estoy a favor! Estoy acampado aqu¨ª [en la FIESP] desde hace 58 d¨ªas.
¡ªY ?qu¨¦ le parece esta manifestaci¨®n contra el racismo?
¡ªEsa gente¡ Toda en el paro, toda con cargo de confianza del PT.
Le hago una foto. ?l comenta, refiri¨¦ndose a las mujeres negras:
¡ªNo voy a gastar la bater¨ªa [del m¨®vil] para sacarles fotos a unas mundrungas como esas.
¡ª?Qu¨¦ significa mundrunga?
¡ª?No lo sabes? Vete al diccionario, que lo vas a saber.
Y se va, ri¨¦ndose, con un amigo.
Los activistas se retiran se retiran en silencio. Y vuelven al MASP. En leg¨ªtima defensa.
Acto II: entrevista en el vano libre del MASP acerca de por qu¨¦ la FIESP es la ¡°Casa Grande Moderna¡±
El teatro ha sido uno de los espacios m¨¢s creativos (y contundentes) a la hora de cuestionar el racismo que atraviesa la sociedad brasile?a. En los ¨²ltimos a?os se ha convertido, tambi¨¦n, en un espacio de irrupci¨®n de las tensiones raciales que, durante d¨¦cadas, quedaron encubiertas por mitos como la ¡°democracia racial¡±. El DJ y actor-MC Eug¨ºnio Lima, de 48 a?os, es uno de los protagonistas de esa escena con m¨²ltiples voces. En 2015 fue el mediador del debate realizado en el instituto Ita¨² Cultural tras las protestas en contra del uso del blackface en una obra. El evento fue un punto de inflexi¨®n en la lucha contra el racismo, al poner en entredicho los privilegios de los blancos en los espacios de cultura. En leg¨ªtima defensa surgi¨®a partir de otra pol¨¦mica: la obra Exhibit B, el controvertido espect¨¢culo del sudafricano Brett Bailey, que fue contestado como ¡°racista¡± por parte de los movimientos negros brasile?os, al reproducir escenas en las que los negros eran metidos en jaulas para exhibirlos. Su presentaci¨®n en la Muestra Internacional de Teatro de S?o Paulo acab¨® por cancelarse, bajo la alegaci¨®n de ¡°problemas de coste¡±. Por no sentirse escuchados en el debate, los actores que participar¨ªan en la producci¨®n crearon En leg¨ªtima defensa e invitaron a Eug¨ºnio a que los dirigiese en acciones. Una de sus performances tuvo lugar en el Teatro Municipal de S?o Paulo, s¨ªmbolo cultural de las ¨¦lites de la ciudad. Eligieron la Federaci¨®n de las Industrias del Estado de S?o Paulo por identificarla con la "Casa Grande Moderna" (alusi¨®n a la casa grande de las haciendas, s¨ªmbolo del poder esclavista en Brasil).
La entrevista a Eug¨ºnio Lima se realiz¨® en el vano libre del MASP, tras haber terminado el acto antirracista.
P: ?Cu¨¢les son los significados de haber elegido este d¨ªa para el acto?
R: La performance sobre la Abolici¨®n ya la ¨ªbamos a hacer. La iron¨ªa del destino fue que el d¨ªa 13 de mayo coincidi¨® con el segundo d¨ªa del Gobierno usurpador. Esta iron¨ªa simb¨®lica se hizo invisible. Tal vez el gabinete de este presidente interino sea el m¨¢s cercano a una acci¨®n conservadora en Brasil desde 1964, y muy parecido a los gabinetes conservadores de la Monarqu¨ªa. Son todos hombres, todos blancos, de una edad m¨¢s avanzada, con vastos historiales en la pol¨ªtica. Todo esto fue construyendo m¨¢s capas simb¨®licas para este momento. Este Gobierno no tiene voto, no fue elegido por el pueblo. Este proceso es un golpe pol¨ªtico parlamentario.
P: ?C¨®mo responde a la pregunta escrita en la pancarta que usted levant¨®: ¡°La Abolici¨®n es un golpe¡±?
R: La Abolici¨®n es un golpe en el sentido de que se presenta como un beneficio concedido por el Estado mon¨¢rquico. Lo primero, por lo tanto, es (la necesidad de) hacer que deje de ser invisible el primer gran movimiento de masas de este pa¨ªs, que es el movimiento abolicionista. Lo segundo es que, al decir ¡°al fin libres¡±, ser¨ªamos libres para todo. Con el paso del tiempo, esa idea de libertad se va sustrayendo mediante la exclusi¨®n continua. En la pol¨ªtica de inmigraci¨®n, cuando se incentiva a la poblaci¨®n europea a venir a Brasil, es donde m¨¢s aparece la cara del Apartheid brasile?o. Fue un golpe en la medida en que tienes un pa¨ªs con la mayor poblaci¨®n esclava del mundo, haces la Abolici¨®n de la esclavitud y no existe ninguna pol¨ªtica de Estado para un problema que se cre¨® dentro de la concepci¨®n de Estado. Eso es un golpe.
P: Y hoy, ?cree que ya ha pasado la Abolici¨®n?
R: La Abolici¨®n es un proyecto incompleto. Pero los efectos de ese proyecto incompleto est¨¢n en el exterminio de la juventud negra, y este es un proyecto muy n¨ªtido. Este proyecto es el eje fundamental de una pol¨ªtica de control de la poblaci¨®n, creada en simbiosis con un aparato jur¨ªdico-policial que se basa en dos puntos centrales. Uno de ellos es el encarcelamiento en masa: Brasil es la cuarta poblaci¨®n carcelaria m¨¢s grande del mundo y la ¨²nica entre las cuatro primeras que sigue creciendo. Esto se basa en una especie de ¡°naturalizaci¨®n del racismo¡±, ya sea en la idea de ¡°sospechoso de color est¨¢ndar¡±, ya sea en la idea de que negro/hombre/pobre es igual a ser ¡°delincuente¡±. Estas son justificaciones para una actuaci¨®n diferentetanto de la polic¨ªa como de la justicia en lo que respecta a negros y blancos en Brasil. Los negros, por lo general, tienen penas m¨¢s duras que los blancos, por haber cometido los mismos delitos.
P: ?Y el segundo eje?
R: Es el de la ¡°vida matable¡±. La polic¨ªa vive la l¨®gica de una guerra, ya sea contra la delincuencia, ya sea contra las llamadas ¡°clases peligrosas¡±. Es decir, la polic¨ªa combate a un enemigo com¨²n, con t¨¢cticas de guerra y aparatos de seguridad importados de otros pa¨ªses, sobre todo pa¨ªses que viven guerras contra poblaciones determinadas, como por ejemplo, el Estado de Israel. En esta l¨®gica, hay que preguntarse: ?Qui¨¦n es la poblaci¨®n negra, pobre y perif¨¦rica? Es la poblaci¨®n civil del ej¨¦rcito enemigo. Una vida matable es una vida prescindible. Pero, como el racismo incorporado por las fuerzas policiales es sist¨¦mico, esta l¨®gica atraviesa el tratamiento de todo negro/negra, con independencia de su clase social. Es como si ser negro/negra fuese una ¡°especie de sujeto a combatir¡±. Y en esto se basa en el comportamiento social, que, de modo general, trata de negar la existencia del racismo. Eso es lo que la profesora Vera Malaguti Batista (soci¨®loga que investiga el tema de la delincuencia en el Brasil contempor¨¢neo) define como ¡°Miedo Blanco¡±: la idea de esa conflictividad obvia, de que un d¨ªa el pa¨ªs, que es en su mayor¨ªa negro, va a sublevarse, de que un d¨ªa habr¨¢ un gran conflicto social si el ¡°morro baja¡± (es decir, si la poblaci¨®n que vive en favelas en los montes y otras periferias decide ocupar los espacios centrales). Y esto solo se puede evitar con una dura y mort¨ªfera pol¨ªtica de control. De ah¨ª la nitidez del proyecto de exterminio de la juventud negra. El genocidio de la juventud negra es real e inmenso, pero el sentido com¨²n lo trata como si fuera una excepci¨®n, una anomal¨ªa, y no una pol¨ªtica.
P: ?Cu¨¢l es su an¨¢lisis sobre el hecho de que el gabinete de Temer no cuente con un solo negro?
R: Es una m¨ªmesis. No solo no tener a ning¨²n negro, sino no tener a ninguna mujer. As¨ª como suprimir, colocar bajo la ¨¦gida del Ministerio de Justicia los Derechos Humanos y la Igualdad Racial (Temer extingui¨® los Ministerios de la Mujer, de la Igualdad Racial y de los Derechos Humanos y los puso todos bajo el paraguas de un Ministerio de la Justicia y de la Ciudadan¨ªa). Este Gobierno es ileg¨ªtimo hasta en eso. El pa¨ªs es signatario de tratados sobre Derechos Humanos, el pa¨ªs es signatario de tratados de Combate al Racismo. No es algo que yo, como gobernante, pueda decidir, sino una pol¨ªtica de Estado. Y, como pol¨ªtica de Estado, no depende de qui¨¦n est¨¦ en el Gobierno.
P: ?Por qu¨¦ dice que la FIESP es la Casa Grande?
R: Es la Casa Grande Moderna. Represent¨® un proyecto que es, en un extremo, la sustracci¨®n de derechos constituidos, en la medida en que esa agenda nunca ha pasado por el tamiz electoral. Esto es lo primero. No es una agenda del conjunto de la poblaci¨®n. De ese modo, solo se puede hacer a escondidas. Lo segundo es que actu¨® de manera clara y n¨ªtida en el fomento de acciones fascistas. Insultando, racializando el discurso, disminuyendo. Y utiliz¨® recursos que son p¨²blicos para financiar acciones constituidas dentro del ¨¢mbito privado, como en la financiaci¨®n de esas marchas (a favor del impeachment). Esta forma es la forma de la Casa Grande. No le estoy llamando Casa Grande a la FIESP solo porque son los herederos de los esclavistas. Sino debido a la l¨®gica de la Casa Grande. La Casa Grande organiza la sociedad, organiza al Estado a su semejanza. ?Qu¨¦ era la Casa Grande? La Casa Grande era la Iglesia, la Casa Grande era el hospital, la Casa Grande era el Estado, la Casa Grande era todo. La Casa Grande es donde todo orbita. Esta es la met¨¢fora de lo que las fuerzas reunidas en torno a la FIESP han hecho en este momento hist¨®rico. Un momento an¨¢logo al de 1964, ya que la FIESP hizo eso antes, porque el golpe de 1964 fue civil, adem¨¢s de militar.
¡°El Ministro de Justicia cree que la Pol¨ªtica es Polic¨ªa¡±
P: ?Cu¨¢l es la importancia de la denuncia del racismo en este momento?
R: El racismo tiene que ser una agenda transversal, porque desenmascara todas las relaciones. El racismo es aquello que no puede decirse. Cuando argumentas que esa meritocracia se basa en el estatus racial, vas empezando a echar por tierra un mont¨®n de cosas. Que esos privilegios constituyen una especie de golpe al derecho de todo el mundo, porque (el blanco) ya nace con esos privilegios, que est¨¢n constituidos a nivel de cultura del pa¨ªs, metidos en los h¨¢bitos. As¨ª que (el blanco) tiene una ventaja adaptativa muy grande. Ves c¨®mo la acci¨®n coercitiva de los brazos armados del Estado es violenta con la poblaci¨®n negra del pa¨ªs. De esta forma, se hace invisible un hecho que jam¨¢s podr¨ªa hacerse invisible, el de que somos uno de los pa¨ªses que m¨¢s mata a su juventud.
P: ?Qu¨¦ le ha parecido la elecci¨®n del nuevo ministro de Justicia y Ciudadan¨ªa, Alexandre de Moraes?
R: Me parece muy negativo que una persona que se dirige a los movimientos sociales como ¡°guerrillas¡± sea el ministro de Justicia de cualquier pa¨ªs. Me parece ofensivo para el conjunto de la poblaci¨®n brasile?a un ministro de Justicia que condecora a agentes de polic¨ªa que agredieron a estudiantes de secundaria. Un ministro de Justicia que cree que la Pol¨ªtica es Polic¨ªa.
P: ?Qu¨¦ hacer ante eso?
R: Este es el momento en el que la juventud negra y la multiplicidad de la presencia negra en la sociedad tienen que luchar de todas las maneras para que estas cuestiones dejen de ser invisibles. Una de las cosas m¨¢s crueles de esta historia es la idea de que la reorganizaci¨®n de las ¨¦lites puede dar el tono de todas las cuestiones. Como si nuestra historia fuese una secuencia de reorganizaciones de nuestras ¨¦lites. Como si no existiese otra historia posible, que no sea esa. Es un momento muy triste. Por eso es el momento de que constituyamos un vocabulario pol¨ªtico, pero, sobre todo, po¨¦tico. Porque encaro eso como una narrativa, que utiliza todos sus s¨ªmbolos para constituir el sentido com¨²n. Y, como el racismo es transversal, as¨ª como el machismo es transversal, son capaces de desvelar esa narrativa.
P: ?Y las im¨¢genes?
R: Las im¨¢genes son muy potentes. Miras el gabinete y dices: ¡°Caramba, ?pero solo hay hombres? ?Y blancos? ?Y muy viejos?¡± No es que la edad sea un problema en s¨ª misma, pero ellos son el retrato de una forma de hacer pol¨ªtica. Son figuras calcadas en una serie de cuestiones que representan intereses corporativos muy n¨ªtidos. Una agenda que ni siquiera fue elegida, que ni siquiera pasar¨ªa por el tamiz de las calles, que ni siquiera pasar¨ªa por unas elecciones a gobernador. Solo para recordar: el presidente de la FIESP intent¨® esa agenda en el Gobierno del Estado de S?o Paulo (en las elecciones de 2014, Paulo Skaff era el candidato del PMDB). Y ni eso consigui¨®. Ni la unanimidad dentro de la propia Derecha. As¨ª que este es un Gobierno ileg¨ªtimo y es un Gobierno usurpador. Y, en este sentido, est¨¢ tan claro, y est¨¢ realmente tan claro, es blanco, que hasta las fuerzas del capitalismo reconocen que este proceso es cuestionable.
Tercer acto: reflexiones sobre el Gobierno que se inicia con las bendiciones de Sarney y de Malafaia
El per¨ªodo democr¨¢tico que sigui¨® a la dictadura civil-militar en Brasil se conoci¨® como Nueva Rep¨²blica. Es posible que se haya acabado. Hay que encontrar un nombre para denominar el per¨ªodo a¨²n indefinido del Gobierno de Michel Temer (PMDB), iniciado el 12 de mayo, tras la suspensi¨®n temporal de la presidenta Dilma Rousseff por parte del Senado. C¨®mo nombrar este momento, al mismo tiempo nuevo y viejo en la trayectoria del pa¨ªs, es algo en disputa. Encontrar ese vocabulario propio, plural, como ya he escrito aqu¨ª, y como tan bien lo dice Eug¨ºnio Lima, forma parte de los retos del escenario actual. Con las pol¨ªticas culturales es como un pa¨ªs construye su propia voz. Como se sabe, Temer extingui¨® el Ministerio de Cultura.
Temer y su gabinete son un retrato que ya nace amarillo y no representa a Brasil
La imagen del gabinete de Temer produce extra?eza. Es como un retrato que ya nace amarillo.?Solo blancos, solo viejos, solo hombres. Ninguna mujer, ning¨²n negro.Este retrato es una imagen poderosa, porque no representa al Brasil actual. Y tambi¨¦n esun mensaje poderoso. Aunque mencionan mucho el ¡°futuro¡±, lo que le interesa a Temer y a sus aliados para seguir asegur¨¢ndose el apoyo es afirmar el pasado. El mensaje generado por la elecci¨®n del gabinete reafirma la idea de que Brasil ha vuelto a una especie de orden establecido. Y hay, incluso, sectores que pueden celebrar este hecho, como si se tratase tan solo de un retorno a lo que siempre fue y jam¨¢s deber¨ªa haber dejado de ser.Pero,para entender esa fotograf¨ªa, hay que entender que simplemente volver ya no es posible.
Temer y las fuerzas que han protagonizado este momento pueden hasta creer que se puede volver al pasado que representan, pero se equivocan. No es posible volver al Brasil anterior a las cuotas raciales, al Brasil de antes de la etiqueta #meuprimeiroass¨¦dio (#miprimeracoso) al Brasil anterior al Bolsa Familia y al protagonismo de las mujeres cabeza de familia, al Brasil en el que los m¨¢s pobres aceptaban no tener acceso al consumo, al Brasil en el que los pobres no llegaban a la universidad, al Brasil en el que los estudiantes de las escuelas p¨²blicas aceptaban callados que se violasen sus derechos m¨¢s b¨¢sicos. Puede incluso que Temer y las fuerzas que le permitieron asumir el poder acaricien esta idea. Pero es un deseo, no un hecho.
La idea de que las ¨¦lites pueden escribir toda la historia del pa¨ªs, y reescribirla, y borrar cap¨ªtulos, y decir cu¨¢l es la narrativa que prevalecer¨¢ sobre todas las dem¨¢s, no se sostiene en el Brasil del presente. El acto de los negros, negras y negrex frente a la FIESP es una peque?a gran escena. Los ejemplos irrumpen en cada esquina. Quien cree que se puede silenciar a las fuerzas creativas que emergieron en 2013 es un mal lector del momento hist¨®rico. Y eso vale para quienes est¨¢n en contra del PT y tambi¨¦n para los simpatizantes. Los movimientos sociales ahora son otros. Y se lanzan con palabras nuevas y propias.
Hay mucho de viejo y hay tambi¨¦n algo de nuevo en el gabinete de Temer, como una imagen de este pacto de ¨¦lites. Hay, al menos, un investigado por la Operaci¨®n Lava Jato, Romero Juc¨¢ (PMDB). Y uno sobre el cual hay dos solicitudes de investigaci¨®n, Henrique Alves (PMDB). Est¨¢ Alexandre de Moraes (PSDB), un ministro de Justicia que condecora a polic¨ªas que les dan palizas a estudiantes adolescentes. Est¨¢ el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, que ha cambiado del Partido de la Rep¨²blica (PR) al Partido Progresista (PP) para asegurar su nombre para el ministerio. Maggi, conocido como el Rey de la Soja, ya ha ganado el premio Motosierra de Oro, otorgado por Greenpeace, en reconocimiento a su contribuci¨®n a la destrucci¨®n del medio ambiente. Est¨¢ Osmar Terra (PMDB), un f¨¦rreo defensor de una pol¨ªtica de drogas comprobadamente obsoleta, vinculada al exterminio de la juventud negra y al encarcelamiento en masa de los m¨¢s pobres. Hay varios que estuvieron con Dilma Rousseff hasta la v¨ªspera, como Gilberto Kassab, del Partido Social Democr¨¢tico (PSD), y Leonardo Picciani (PMDB). E incluso los m¨¢s j¨®venes son herederos de viejos clanes vinculados al PMDB, como Sarney y Barbalho, entre otros. ¡°Notables¡± no hay. Pero como se ha visto, hay notorios.
Es urgente comprender el ambicioso proyecto pol¨ªtico de las iglesias evang¨¦licas para entender el Brasil actual
Aunque tambi¨¦n hay algo que parece viejo, pero es nuevo. Porque no es nuevo tan solo aquello que pensamos que debe de serlo. Se trata del obispo excedente de la Iglesia Universal del Reino de Dios, Marcos Pereira, del Partido Republicano Brasile?o (PRB). Si hay algo escasamente entendido e investigado en Brasil es el crecimiento de las iglesias evang¨¦licas en el pa¨ªs. En primer lugar se meten todas en el mismo saco, cuando son muy diferentes entre s¨ª. El espectro es amplio. Las que m¨¢s han crecido no representan un proyecto religioso. Lo que representan es un proyecto econ¨®mico y, sobre todo, pol¨ªtico. Ah¨ª radica el peligro. Marcos Pereira es el arquitecto que hizo que el PRB, un partido vinculado a la Iglesia Universal y a la TV Record, dos frentes de la misma construcci¨®n pol¨ªtica, ganasen musculatura en el Congreso. Es urgente que se comprenda mejor el crecimiento de algunas iglesias evang¨¦licas en Brasil, as¨ª como sus respectivos proyectos de poder, para entender el pa¨ªs. Cabe notar tambi¨¦n que la Iglesia Cat¨®lica, otrora tan activa en la pol¨ªtica brasile?a, tuvo poca resonancia en el resultado que llev¨® a Temer al poder.
Hay dos actos de Temer que tienen una gran fuerza simb¨®lica para comprender el pacto instalado en el Palacio del Planalto. El d¨ªa de la votaci¨®n del?impeachment en el Senado, el 11 de mayo, solo dej¨® el Palacio del Jaburu, donde los parlamentarios iban a besarle la mano, para besar una mano m¨¢s poderosa que la suya, la de Jos¨¦ Sarney, ese personaje que atraviesa la dictadura y la redemocratizaci¨®n. Las huellas digitales de Sarney est¨¢n en todas partes, en especial en el sector el¨¦ctrico del pa¨ªs. Eso es viejo. Y fuerte.
Al d¨ªa siguiente, tras haber tomado posesi¨®n como presidente interino, Temer recibi¨® la bendici¨®n de Silas Malafaia, el l¨ªder evang¨¦lico m¨¢s truculento del pa¨ªs, y rez¨® con exponentes del grupo parlamentario evang¨¦lico, como el pastor y diputado Marco Feliciano, del Partido Social Cristiano (PSC), que, entre otras barbaridades, ya les ha llamado a los africanos ¡°descendientes malditos de No¨¦¡±. Esto es nuevo. Y fuerte. Hay que decodificar estas dos escenas con m¨¢s profundidad de lo que lo hemos hecho.
La imagen de un Luiz In¨¢cio Lula da Silva aliquebrado, casi distra¨ªdo, al lado de Dilma Rousseff, durante el discurso de despedida frente al Palacio del Planalto, da lugar a muchas interpretaciones. Lula no disimulaba. Tal vez no quisiese, tal vez ya no pudiese. Su semblante estaba devastado. Era un fin. Independientemente de lo que vaya a suceder con Dilma y, sobre todo, con el PT en los pr¨®ximos meses, y que est¨¢ lejos de un desenlace, all¨ª hab¨ªa un fin. Si este fin significa una autocr¨ªtica feroz del PT sobre sus elecciones en el poder, no solo gana el campo de las izquierdas, sino el pa¨ªs.
Para citar tan solo una escena de ese largo y accidentado guion: fue Eduardo Cunha quien peregrin¨® por las iglesias evang¨¦licas a servicio de Dilma Rousseff y del PT en la campa?a electoral de 2010, en la que les asegur¨® a los pastores que la entonces candidata estaba en contra del aborto. En aquel momento, el PT rif¨® una de sus banderas hist¨®ricas a cambio del voto religioso y de los aliados de ocasi¨®n. Cunha, por supuesto, siempre ha estado a servicio apenas de s¨ª mismo, como qued¨® expl¨ªcito al conducir el proceso de impeachment de la presidenta. Este es un momento emblem¨¢tico. Y es tan solo uno. Hay que pasarlos todos a limpio.
El PT tiene que afrontar sus contradicciones en el poder y hacer una autocr¨ªtica implacable
Es necesario pasar a limpio tales decisiones tomadas en nombre de la palabra m¨¢s horrible del l¨¦xico pol¨ªtico reciente: ¡°gobernabilidad¡±. La ¨²nica salida digna para el PT es afrontar sus contradicciones y hacer autocr¨ªtica. Pero no parece que sea eso lo que va a suceder. Una vez m¨¢s. Es mucho m¨¢s f¨¢cil ser simplemente una v¨ªctima. Y tambi¨¦n m¨¢s conveniente hacia 2018. Pero ya era hora de entender que lo m¨¢s conveniente y lo m¨¢s f¨¢cil no tarda nada en salir caro.
Quien se pelea con los hechos siempre acaba por perder en alg¨²n momento. Si Dilma fue suspendida temporalmente y el PT se encuentra en este agujero es tambi¨¦n por elegir desviarse de las contradicciones, o incluso encubrirlas. Y eso tambi¨¦n se aplica a las izquierdas que prefirieron fingir que era posible perdonar lo imperdonable, como Belo Monte. Y que siguen fingiendo, dejan ese campo desorganizado y abren un vac¨ªo que enseguida ser¨¢ ocupado, por qui¨¦n sabe qu¨¦.
El semblante devastado de Lula, al lado de una Dilma en su ¨²ltimo discurso, y la escena del gabinete de Temer con loros de pirata como A¨¦cio Neves, del PSDB, tambi¨¦n evocan una interrogaci¨®n sobre qui¨¦nes son los profesionales del ramo. Una parte de las ¨¦lites le hace la pelota a Lula desde que era un l¨ªder sindical del ABC (el cintur¨®n industrial de S?o Paulo). Vale la pena rever la escena del Gallery, en 1979, cuando Lula va a cenar al club de los ricos, invitado por la revista Manchete. En la campa?a de 2002 desfil¨® vestido con un traje de Armani por los salones de la ¨¦lite de S?o Paulo,abiertos por la senadora Marta Suplicy, que sabemos bien qu¨¦ ha hecho los ¨²ltimos veranos y qu¨¦ hace hoy. As¨ª como por la pareja Eleonora Mendes Caldeira e Ivo Rosset. Era el obrero que hab¨ªa llegado al para¨ªso.
De all¨ª en adelante, a Lula le gust¨® cada vez m¨¢s esa adulaci¨®n de los salones. Y lo mismo vale para muchos del PT. En alg¨²n momento, pensaron que eran los due?os del bal¨®n de ese partido viciado, y no se dieron cuenta de que los estaban observando estrechamente ¡ªy con cierta diversi¨®n¡ªmandamases tan viejos como el diablo. En la pol¨ªtica, en el empresariado, en la Justicia. Y Lula lleg¨® a creerse que era un ungido, y que, con solo abrir la boca, atraer¨ªa a las masas, mientras, cada vez m¨¢s, se distanciaba de ellas tambi¨¦n en la producci¨®n simb¨®lica de im¨¢genes.
Todo indica que Lula y el PT no entendieron por completo la complejidad del partido y la fragilidad de su lugar en ¨¦l. Eligieron jugar el partido del adversario y renunciaron a cuestionar las reglas, pensando que pod¨ªan seguir ganando. Dilma, a su vez, demostr¨® ser uno de los mayores errores de Lula, hasta entonces famoso por su intuici¨®n pol¨ªtica. Hasta (casi) el final, creyeron que podr¨ªan darle la vuelta al partido decisivo. La iron¨ªa m¨¢s grande es el hecho de que quien se qued¨® al lado de Lula, Dilma y el PT fue la hinchada a la que le hab¨ªan dado la espalda al rifar las banderas hist¨®ricas.
Lula crey¨® que era el due?o del bal¨®n y descubri¨® que el bal¨®n nunca fue, de hecho, suyo
La cara devastada de Lula tiene muchos significados. Uno de ellos puede decodificarse como el semblante entre la sorpresa y el dolor del ni?o que pensaba que ser¨ªa el due?o del bal¨®n para siempre. Pero descubri¨® que nunca hab¨ªa sido, de hecho, el due?o del bal¨®n. La sonrisa de escarnio de los ministros de Temer y de sus simpatizantes, la expresi¨®n de euforia mal contenida del propio Temer, parec¨ªan decir: ¡°Bobos, ahora los profesionales van a hacerse cargo de todo¡±. Es el aterrador retorno de los que nunca se hab¨ªan ido.
Hubo un momento en el que el PT podr¨ªa haber cambiado el juego. Y no lo cambi¨®. No es posible seguir creyendo que todo lo que ocurri¨® fue porque el PT cambi¨® el juego. El impeachment se hizo factible exactamente por el motivo contrario: porque el PT no cambi¨® el juego en lo principal. Yesta es la parte ineludible.
Pero la historia a¨²n no est¨¢ definida. Brasil no es lo que era. El pasado no vuelve. El lema positivista "Orden y Progreso", que Temer tom¨® prestado de la bandera, como record¨® S¨¦rgio Rodrigues en un art¨ªculo en el diario O Estado de S. Paulo, ya era conservador cuando se proclam¨® la Rep¨²blica, a finales del siglo XIX. En una entrevista exclusiva al programa Fant¨¢stico, de la TV Globo, el domingo, 15 de mayo, Temer declar¨® que uno de los legados que le gustar¨ªa dejar es ¡°la pacificaci¨®n de Brasil¡±.
La ¡°pacificaci¨®n¡± propuesta por Temer es que cada uno vuelva a ocupar su lugar racial y social, como si esa fuese la organizaci¨®n natural de las cosas. La ¡°pacificaci¨®n¡± de Temer es la paz apenas para unos pocos. A ese deseo de retorno del viejo orden de las ¨¦lites y del progreso a los mismos de siempre se contrapone hoy la frase poderosa, casi un mantra, escrita en una de las pancartas levantadas en la Paulista durante la performance de los activistas negros: ¡°Si la paz no es para todos, no ser¨¢ para nadie¡±.
Tanto el PT como aquellos que ahora est¨¢n (o contin¨²an) en el poder a¨²n no han entendido la potencia de 2013. La polifon¨ªa que ocup¨® las calles en aquel momento, m¨¢s all¨¢ de cualquier control posible, sigue en las calles, a pesar de las bombas de gas de la polic¨ªa. Esta es la fuerza simb¨®lica de los negros y negras y negrex que se plantaron delante de la Casa Grande Moderna. En leg¨ªtima defensa.
Quien cree que es el fin de la historia a¨²n no ha entendido que no ha hecho m¨¢s que comenzar.
Eliane Brum es escritora, periodista y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - o avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas.
Sitio web:desacontecimentos.comEmail:elianebrum.coluna@gmail.comTwitter:brumelianebrum
Traducci¨®n de ?scar Curros
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