Muere Marco Pannella, luchador por los derechos civiles en Italia
El l¨ªder radical, fallecido a los 86 a?os en Roma, es calificado por Renzi como "un le¨®n de la libertad"
Detr¨¢s de todas las batallas por los derechos civiles en Italia ¡ªuna tarea tan dif¨ªcil que a¨²n est¨¢ caliente y descafeinada la reci¨¦n aprobada ley de uniones homosexuales¡ª siempre estuvo Marco Pannella, el l¨ªder radical cuya honestidad sin sombra han puesto de relieve sus m¨¢s viejos adversarios pol¨ªticos y religiosos en la hora de su muerte, acaecida el jueves en Roma a los 86 a?os de edad. Pannella (nacido el 2 de mayo en Teramo, centro de Italia) era tan dif¨ªcil de encasillar que todas las etiquetas que le pusieron y que incluso ¨¦l acept¨® ¡ªperiodista, radical, socialista, anticlerical, antimilitarista, pacifista¡ª, se supeditan a su actitud vital de luchador. Su biograf¨ªa est¨¢ llena de grandes batallas ¡ªa favor del divorcio en los a?os 60, del aborto en los 70, de los derechos civiles todav¨ªa¡ª y tambi¨¦n de peque?as y ex¨®ticas escaramuzas como la de exigir la despenalizaci¨®n de las drogas reparti¨¦ndolas por Roma, por lo que fue detenido y condenado en 1995. De ah¨ª que, hasta los poderes fuertes italianos contra los que tanto luch¨®, hayan terminado admitiendo su altura moral. El primer ministro Matteo Renzi lo ha definido como un ¡°le¨®n de la libertad¡± y el Vaticano, por boca de su portavoz, Federico Lombardi, ha destacado su ¡°importante herencia espiritual y humana y su lucha generosa por los m¨¢s d¨¦biles y necesitados¡±.
Pero tal vez haya sido la excomisaria europea y exministra italiana Emma Bonino, a fin de cuentas su compa?era de tantas batallas en el Partido Radical ¡ªfundado por Pannella en 1955 despu¨¦s de una breve y desilusionante experiencia democristiana¡ª, la que con una sola frase haya glosado mejor su figura: ¡°Lo echar¨¢n de menos hasta sus adversarios¡±. Porque Pannella, recuerda Bonino, aport¨® a la pol¨ªtica italiana ¡ªtan sobrada siempre de juegos florales e intereses creados¡ª grandes dosis de ¡°pasi¨®n, compromiso, sentido de las instituciones, respeto por las reglas y, sobre todo, por el adversario¡±. El l¨ªder radical luch¨® con todo y contra todos, pero jam¨¢s rompi¨® los puentes. En las im¨¢genes de toda una vida que los peri¨®dicos italianos est¨¢n publicando llaman la atenci¨®n las fotograf¨ªas de sus ¨²ltimos a?os. Ya sentenciado por la edad, las huelgas de hambre y los dos tumores que a la postre terminaron con su vida, Marco Pannella recibi¨® en su casa a todos, desde Matteo Renzi a Silvio Berlusconi. Con todos discut¨ªa y a todos retaba, con su mirada azul, su sonrisa perpetua, su cigarro encendido y unas manos grandes para la lucha y tambi¨¦n para el abrazo.
Si algo odiaba el viejo radical eran los dogmas. Ya en 1975, en la plenitud de su carrera pol¨ªtica, asegur¨® en una entrevista: ¡°Yo no creo en las ideolog¨ªas. La ideolog¨ªa se la construye cada uno con lo que le sucede en la vida, incluso por azar¡±. Como cuenta Gianluca Luzi en La Repubblica, aquellas declaraciones provocaron gran esc¨¢ndalo, sobre todo teniendo en cuenta que ¡°en aquellos a?os, aparte del Vaticano, exist¨ªan en Italia dos iglesias pol¨ªticas: la democristiana y la comunista, ambas fuertemente ideologizadas, sobre todo la segunda. Declarar la ausencia total de ideolog¨ªa era m¨¢s o menos como una blasfemia pol¨ªtica¡±. Adem¨¢s de su lucha por los derechos civiles en Italia, Pannella decidi¨® en los a?os 90 transformar el Partido Radical en una formaci¨®n transnacional, incorpor¨¢ndose a las causas mundiales contra la pena de muerte o el hambre en el mundo. Bien mirado, se trataba de una vuelta a los or¨ªgenes: en 1968 ya fue detenido en Sof¨ªa mientras protestaba por la invasi¨®n de Checoslovaquia perpetrada por las tropas del Pacto de Varsovia.
Para anunciar su muerte, la Radio Radicale que ¨¦l fundo emiti¨® el R¨¦quiem de Mozart. Tambi¨¦n hubo quien record¨® aquella canci¨®n que le dedic¨® Francesco De Gregori: ¡°El se?or Hood era un caballero, siempre inspirado por el sol. Con dos pistolas cargadas con balas de fogueo y una cesta llena de palabras¡±. Ese era Marco Pannella.
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