?Qu¨¦ opina Alemania del ¡®Brexit¡¯?
El Gobierno federal opina que la salida de Reino Unido pondr¨ªa en cuesti¨®n al conjunto de la UE
Cuando, en febrero de 2014, Angela Merkel se dirigi¨® a las dos c¨¢maras del Parlamento de Reino Unido, demostr¨® poseer un don que rara vez exhibe en p¨²blico, pero que domina en los c¨ªrculos restringidos: un humor ¨¢spero, francamente brit¨¢nico. Por una parte, se lamentaba Merkel ante la congregaci¨®n de senadores y diputados, se supon¨ªa que estaba all¨ª para presentar la gran agenda de reformas europea. Por otra, se esperaba de ella que hiciese ver a los brit¨¢nicos los l¨ªmites de sus exigencias. As¨ª pues, afirmaba, se encontraba entre la espada y la pared, ¡°una posici¨®n no precisamente c¨®moda; al menos, no para la canciller alemana¡±. El Parlamento gru?¨® complacido: una canciller alemana entre la espada y la pared. Qu¨¦ imagen tan grata para algunos.
Merkel no ha podido acabar de librarse de esa posici¨®n inc¨®moda. A pocas semanas de que los brit¨¢nicos decidan sobre su permanencia en la Uni¨®n Europea o su salida de ella, en su fuero interno tiene que estar en plena efervescencia, pero la sensatez le impide revolver el avispero brit¨¢nico y hacer un alegato a favor de la Uni¨®n antes del refer¨¦ndum.
La jefa del Gobierno tendr¨ªa razones de sobra para ello, ya que a ning¨²n otro pa¨ªs de Europa le perjudicar¨ªa la salida de Reino Unido tanto como a Alemania. El amor alem¨¢n por Gran Breta?a no se puede reducir a simples datos comerciales o a las reglas del mercado. Ante una posible retirada brit¨¢nica de la Uni¨®n Europea, Alemania, simple y llanamente, se lo juega todo.
En Berl¨ªn, el Gobierno federal opina que la salida de Reino Unido pondr¨ªa en cuesti¨®n nada menos que al conjunto de la Uni¨®n Europea. La fuerza centr¨ªfuga que ya est¨¢ en marcha se acelerar¨ªa dr¨¢sticamente, y otros pa¨ªses empezar¨ªan a coquetear con la idea de marcharse o, como m¨ªnimo, de obtener condiciones especiales en la comunidad. Sobre todo, aumentar¨ªa la confianza del coro cada vez m¨¢s nutrido de detractores del euro y de la Uni¨®n Europea, en particular los de la derecha de la propia Alemania. En resumidas cuentas: la salida brit¨¢nica desencadenar¨ªa un movimiento fatal y transmitir¨ªa una imagen de una comunidad d¨¦bil y nada atractiva en proceso de autodestrucci¨®n, imagen que al Gobierno federal no le gustar¨ªa dar, en especial a Rusia o a China.
Para un pa¨ªs que ha vinculado nada menos que su raz¨®n de ser a la Uni¨®n Europea, y que ha fundado su raz¨®n de Estado y su sentido hist¨®rico en la Comunidad, la salida de la Uni¨®n del tercer pa¨ªs m¨¢s grande ser¨ªa un golpe fatal. ¡°La Uni¨®n Europea forma parte integrante del ADN de la Alemania posterior a la guerra¡±, declaraba un alto cargo en Berl¨ªn. Y con ese ADN no se pueden hacer experimentos.
Adem¨¢s de los grandes intereses hist¨®ricos y estrat¨¦gicos, los alemanes tiene un motivo t¨¢ctico totalmente banal para desear estar seguros de tener a los brit¨¢nicos de su parte. Y es que, si no es as¨ª, se van a quedar aislados. Por mucho que los pol¨ªticos federales hagan los votos m¨¢s sagrados por la amistad francoalemana y el llamado Eje, sin Londres, Berl¨ªn estar¨ªa solo en la mesa de negociaciones de Bruselas. Un funcionario de la capital alemana ha dicho de los brit¨¢nicos que son ¡°hermanos del alma¡± de los que no le gustar¨ªa prescindir en el p¨®quer de Bruselas. Ya se trate de libre comercio, pol¨ªtica econ¨®mica, subvenciones, legislaci¨®n antimonopolio o pol¨ªtica fiscal, Berl¨ªn tiene muchos m¨¢s puntos en com¨²n con Londres que pr¨¢cticamente con cualquier otro pa¨ªs de la UE. Tanto en materia de digitalizaci¨®n como de servicios, mercado interior o liberalizaci¨®n, a menudo son los brit¨¢nicos los que fuerzan la marcha y, en consecuencia, act¨²an como un mecanismo de apertura de puertas para el Gobierno federal. Y es que la experiencia de los ¨²ltimos a?os con una Alemania cada vez m¨¢s fuerte ense?a que las iniciativas que parten de Berl¨ªn se rechazan casi por principio. Alemania necesita aliados para situar convenientemente sus intereses.
Los representantes del Gobierno alem¨¢n tambi¨¦n comparten con los brit¨¢nicos la aspiraci¨®n de la Uni¨®n Europea a formar parte del mundo como una comunidad a la altura de los gigantes econ¨®micos estadounidense y chino. Si Gran Breta?a se separase de esa comunidad, Europa se orientar¨ªa otra vez hacia s¨ª misma, ahora con m¨¢s fuerza, y se volver¨ªa m¨¢s estatista, proteccionista y mezquina.
As¨ª que, all¨ª est¨¢n, en Berl¨ªn, contemplando desalentados el agitado panorama pol¨ªtico de la isla. Seguramente no se puede hacer mucho. Cuando se pregunta por Gran Breta?a, el Ministerio de Asuntos Exteriores se esfuerza por destruir los mitos, asegurando que tras una posible salida no habr¨¢ renegociaciones, y que tampoco habr¨¢ excepciones para el mercado interior. Suena un poco a t¨¢ctica disuasoria. Y para los que preguntan por el amor de Alemania por los brit¨¢nicos, ah¨ª est¨¢ el discurso de la canciller de febrero de 2014.
Traducci¨®n de News Clips.
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