Venezuela: dos relatos
"El socialismo no ha fracasado porque no lo hemos construido", ha afirmado el vicepresidente del pa¨ªs

Venezuela es hoy una ruina. Sobre el papel se vive un enfrentamiento entre presidencialismo y parlamentarismo, el primero, el poder chavista que encarna Nicol¨¢s Maduro, y el segundo, un Parlamento votado democr¨¢ticamente en diciembre, en el que la oposici¨®n obtuvo dos tercios de los esca?os. Pero, como si el chavismo hubiera previsto la posibilidad de perder el control de la legislatura, ocurre que la Constituci¨®n otorga todos los poderes reales al Ejecutivo, y una legalidad de servicio permite al presidente rechazar y anular todas las decisiones de la Asamblea Nacional hasta hacerla completamente inoperante.
La presidencia decreta el estado de excepci¨®n, asume plenos poderes econ¨®micos, saca a maniobrar al Ej¨¦rcito y sus milicias de voluntarios, nombra un tribunal constitucional de adl¨¢teres para que le den sistem¨¢ticamente la raz¨®n, culpa del desabastecimiento, incompetencia y corrupci¨®n al imperialismo universal, las multinacionales, la alta burgues¨ªa desafecta, el expresidente colombiano ?lvaro Uribe, el Gobierno de Madrid, Miami, y Washington, para no reconocerse nunca responsable de nada.
El relato de una oposici¨®n hecha de retales, desde los que no quieren abandonar la legalidad hasta los que miran al Ej¨¦rcito so?ando con el golpe, fajada por el se?uelo de un poder que jam¨¢s obtendr¨ªa en orden disperso, es muy simple: ganamos leg¨ªtimamente las elecciones y nos toca gobernar sacando al chavismo del poder, si es necesario, con un refer¨¦ndum revocatorio de la presidencia de Maduro. Y el del Ejecutivo, siempre elemental, muestra igualmente alguna grieta. Est¨¢n los leales, entre ellos la c¨²pula militar, frente a los que temen que Maduro est¨¦ destruyendo lo que llaman la siembra del comandante, la obra del fallecido Hugo Ch¨¢vez, y donde tampoco faltan militares, aunque sin mando en plaza. Como dice el segundo personaje del poder, capit¨¢n Diosdado Cabello, la oposici¨®n tiene la comida, que en un morse pol¨ªtico local significa que las insoportables estrecheces que sufre la poblaci¨®n son culpa de la oposici¨®n que maneja los hilos del abastecimiento general para que la cat¨¢strofe obligue a una intervenci¨®n externa que ponga fin a la revoluci¨®n bolivariana. Pero si esa es la letra, hay una m¨²sica de fondo en la que es perfectamente veros¨ªmil que crean los jerarcas del chavismo, porque nadie puede vivir sin acorazarse de alg¨²n tipo de fe en lo que hace.
El vicepresidente Arist¨®bulo Ist¨²riz, en un momento de desprevenida claridad, ha afirmado que "toda arbitrariedad con el fin de alcanzar los objetivos supremos de la revoluci¨®n es deber ineludible del buen revolucionario", y, como remate, para desentenderse del desastre econ¨®mico reinante, que "el socialismo no ha fracasado porque no lo hemos construido".
El relato de la oposici¨®n no tiene m¨¢s fuerza que la movilizaci¨®n popular y un apoyo internacional que no pasar¨¢ de las palabras, y ya se ha visto lo que le impresiona eso a Maduro. Al relato del poder, en cambio, fuerza es lo que le sobra, tanto que hay quien sostiene que las maniobras militares contra un enemigo inexistente, eran, en realidad, un aviso a su propia disidencia. El cul de sac es hoy por ello absoluto. Y solo el chavismo puede salir del berenjenal en que se ha metido.
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