Shigeaki Mori, el superviviente de Hiroshima que se abraz¨® a Obama
El d¨ªa de la explosi¨®n, el hombre estaba cruzando un puente y cay¨® a un r¨ªo que le protegi¨® del calor
Una imagen, m¨¢s que cualquier otra, recordar¨¢ la presencia de Barack Obama en Hiroshima como primer presidente estadounidense de la historia en ejercicio en visitar la ciudad v¨ªctima de la primera bomba at¨®mica. Al t¨¦rmino de la ceremonia en la que deposit¨® una corona de flores en homenaje a las v¨ªctimas, Obama se fundi¨® en un abrazo con un anciano japon¨¦s de traje gris, de aspecto fr¨¢gil y deshecho en l¨¢grimas.
Apenas pocos minutos antes, el l¨ªder de la naci¨®n m¨¢s poderosa del mundo hab¨ªa aludido en su discurso, precisamente, al trabajo de este anciano, superviviente de la bomba, Shigeaki Mori. ¡°El presidente hizo el gesto de irme a abrazar, as¨ª que nos abrazamos¡±, declar¨® posteriormente Mori, que solo ten¨ªa ocho a?os el d¨ªa de la tragedia.
Este hibakusha hab¨ªa acudido a la ceremonia como invitado expreso de la Casa Blanca. Apenas era un ni?o de ocho a?os cuando cay¨® la bomba en aquel 6 de agosto de 1945. Salv¨® la vida por pura casualidad: hasta entonces hab¨ªa asistido a la escuela en pleno centro de Hiroshima, que qued¨® completamente destruido y sus habitantes vaporizados al estallar Little Boy. Pero una semana antes, por razones que a¨²n no ha podido aclarar hasta este d¨ªa, su matr¨ªcula se traslad¨® a un centro en las afueras, una decisi¨®n que le salvar¨ªa la vida. Cuando ocurri¨® la explosi¨®n, estaba cruzando un puente con un amigo. Cay¨® al r¨ªo, una circunstancia que le protegi¨® del calor extremo y le salv¨® la vida.
Al crecer, Mori se hizo historiador y dedic¨® su vida a trazar las de aquellos que la perdieron cuando el B-52 estadounidense Enola Gay lanz¨® su fat¨ªdica carga sobre la ciudad. En su investigaci¨®n, encontr¨® que 12 prisioneros de guerra estadounidenses, aviadores cuyos aparatos hab¨ªan sido derribados, se encontraban en Hiroshima aquella jornada. El m¨¢s joven, Norman Brisette, ten¨ªa apenas 19 a?os.
La mayor¨ªa murieron de las heridas recibidas al caer la bomba. El resto, por el efecto de la radiaci¨®n. Debido a la situaci¨®n pol¨ªtica, y lo sensible de las circunstancias de su muerte, inicialmente no se inform¨® de su p¨¦rdida, y durante d¨¦cadas sus familias no estuvieron seguras de c¨®mo hab¨ªan perdido la vida.
Mor¨ª se entreg¨® durante 41 a?os a reconstruir qu¨¦ hab¨ªa pasado, conocer las historias de estos doce aviadores y contactar a sus familias para informarles. Su trabajo, que se se recoge en el documental Paper Lanterns, estrenado el a?o pasado, incluy¨® lograr que el Museo de la Paz de Hiroshima, encargado de preservar la memoria de lo que pas¨® aquella ma?ana clara de agosto, reconociera el caso de los doce estadounidenses y los incluyera en las listas de v¨ªctimas.
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