No vengan a Noruega por el ?rtico, los echaremos a Rusia

El desembarco de m¨¢s de un mill¨®n de migrantes en Europa en 2015 ha desatado una carrera entre algunos pa¨ªses por hacerse el antip¨¢tico adem¨¢s de poner a prueba los sistemas de asilo de varios pa¨ªses. Sin tanto ruido y por el empe?o de ONG noruegas, algunos sirios y yemen¨ªes de aquellos deportados bajo cero en enero lograron regresar y que Noruega aceptara tramitar sus peticiones de asilo, explica Jon Ole Martinsen, de Noas (La Organizaci¨®n Noruega para los Solicitantes de Asilo).

El apoyo a la inmigraci¨®n entre los noruegos ha ca¨ªdo diez puntos en un a?o (al 45%) y el Gobierno, integrado por los conservadores y el antiinmigraci¨®n Partido del Progreso que por primera vez llega al poder, est¨¢ embarcado en una campa?a para disuadir a los refugiados; para que, ante la duda, busquen amparo en otro pa¨ªs. El Parlamento debate cambios profundos de la ley migratoria para limitar mucho la reagrupaci¨®n familiar y reducir otros derechos y prestaciones, las expulsiones de extranjeros (sobre todo sin papeles y delincuentes) han alcanzado cifras in¨¦ditas y las autoridades dan m¨¢s dinero a quienes pueden optar al retorno asistido a sus pa¨ªses.

A las novedades les precede el sobresalto y nerviosismo de este oto?o, cuando empezaron a llegar dos mil migrantes por semana a este pa¨ªs de cinco millones de habitantes que sol¨ªa recibir unas 10.000-12.000 peticiones de asilo anuales. ¡°Las autoridades y la sociedad entraron en un cierto p¨¢nico¡±, seg¨²n Martinsen. Hubo que improvisar. ¡°No hab¨ªa plan, ni alojamientos suficientes¡­ atenderlos sali¨® car¨ªsimo, mil coronas (100 euros) al d¨ªa¡±. Sostiene que algunas de estas medidas disuasorias se hubieran adoptado tambi¨¦n sin el Partido del Progreso (en el que milit¨® fugazmente el ultraderechista asesino de Utoya) en el Gabinete. ¡°La sociedad est¨¢ muy dividida, por los comentarios de los medios da la impresi¨®n de que la mayor¨ªa cree que llegan demasiados¡±. El desembarco ha coincidido con el desplome del precio del petr¨®leo, que ha supuesto un duro golpe a este pa¨ªs al que el crudo negro enriqueci¨® s¨²bitamente en los setenta. En el paseo mar¨ªtimo de Oslo un cartel muestra en tiempo real la cotizaci¨®n del barril de Brent (49,2 d¨®lares este mi¨¦rcoles a mediod¨ªa).

En pleno desembarco de migrantes se cre¨® el Ministerio de Inmigraci¨®n. Y al frente colocaron a Sylvi Listhaug, de 38 a?os, a la que le preocupa toda esta gente que ¡°tiene otra perspectiva de las mujeres, la igualdad, la libertad de expresi¨®n y los ideales democr¨¢ticos que tenemos en Noruega¡±. Salt¨® a la fama internacional al ba?arse vestida de buzo en la isla griega de Lesbos para experimentar un rescate ¡°desde la perspectiva de los refugiados¡±, ha criticado ¡°la tiran¨ªa de los buenistas¡± que quieren recibir ¡°demasiados refugiados¡± y se ha enzarzado con los l¨ªderes de la Iglesia de luterana porque los considera ¡°profundamente socialistas¡±. Al abogado Martinsen, le preocupan, en cambio, estas declaraciones ¡°que no facilitan la integraci¨®n¡± pero tambi¨¦n ¡°su desconocimiento del derecho de asilo y la legislaci¨®n internacional¡±.

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Naciones Unidas y los que trabajan con asilados sostienen que el proyecto de ley que se empieza a votar en junio viola convenciones internacionales firmadas por Noruega. Y el Partido Laborista se opone frontalmente a que la reunificaci¨®n familiar (la posibilidad de traerse al c¨®nyuge e hijos) requiera que el cabeza de familia tenga un trabajo asalariado durante tres a?os antes de siquiera poder solicitarlo, como pretende el Gobierno. El Gabinete, que est¨¢ en minor¨ªa, tiene dif¨ªcil aprobarlo, pero los t¨¦rminos de debate han cambiado.

Inmigraci¨®n se ocupa de que los interesados en pedir asilo all¨ª sepan c¨®mo est¨¢n las cosas en Noruega. Igual que los daneses publicaron anuncios en la prensa libanesa, los noruegos est¨¢n en Facebook, donde los traficantes de personas hacen sus ofertas y los migrantes buscan c¨®mo y por cu¨¢nto pueden llegar a Europa. La p¨¢gina Regulaciones m¨¢s estrictas de asilo en Noruega informa en past¨²n, dari, ingl¨¦s o ¨¢rabe de los crecientes l¨ªmites a la reunificaci¨®n familiar y las menguantes ayudas p¨²blicas.

Y cualquiera que trastee en la p¨¢gina del Servicio de Inmigraci¨®n (UDI) se topar¨¢ con la ¨²ltima oferta de las autoridades noruegas para solicitantes de asilo y otros desencantados: ¡°Ahora 10.000 coronas (1.080 euros) extra a los primeros 500 que lo soliciten¡±. Adem¨¢s del billete de avi¨®n al pa¨ªs de origen, la ayuda m¨¢xima incluye 3.000 euros en efectivo, otros mil por cada hijo menor y 500 por tener el pasaporte en vigor. La oferta es v¨¢lida hasta el 6 de junio. Entre enero y abril pasados han regresado con estos programas en los que colabora la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones 610 personas y 1.127 lo han solicitado, lo que supone un aumento del 90%, explica Sigurd Tvete, de la OIM.

¡°El incremento obedece sobre todo al gran aumento de solicitantes de asilo. Algunos regresan porque tienen parientes enfermos, o se han cansado de esperar a que se tramite su petici¨®n (de asilo), o Noruega no est¨¢ a la altura de sus expectativas¡±, detalla Tvete. La mayor¨ªa de los 1.167 retornados mediante este programa en 2015 eran de Irak, Rusia, Afganist¨¢n y Bangladesh. Hay programas especiales para et¨ªopes, afganos y somal¨ªes. La Organizaci¨®n Noruega para los Solicitantes de Asilo considera que ¡°estos incentivos son una buena pol¨ªtica para quien no necesita protecci¨®n internacional¡±.

Las deportaciones tambi¨¦n han aumentado un 30% desde que en 2013, con la llegada del Gobierno de centro-derecha, aumentara el presupuesto de la polic¨ªa para colocar en la frontera a quienes tienen ¨®rdenes de expulsi¨®n, asegura Martinsen. Los agentes echaron el a?o pasado a 7.825 personas ¨Cun r¨¦cord¡ª pero el grueso del incremento no obedece a solicitantes de asilo rechazados sino a extranjeros que estaban sin papeles o hab¨ªan delinquido, seg¨²n el recuento de Sigmund Book Mohn, de la Universidad de Oslo. ¡°Echaron a 8 iran¨ªes, mil italianos¡­ y 373 espa?oles¡±, detalla Martinsen, el representante de la ONG de asilo. Expulsar a un asilado con garant¨ªas legales es m¨¢s arduo.