San Fulgencio City dice no
Los ingleses que residen en al municipio alicantino temen que el Brexit acabe con sus ventajas sanitarias e inmobiliarias
La calle Londres de San Fulgencio desemboca en una plazoleta cuyas terrazas predisponen a la cocci¨®n de los jubilados brit¨¢nicos. Tanto por el sol como porque las pintas del "Jack's bar" exageran la ebullici¨®n de los cuerpos, empezando por el de Miller, un exiliado de York (67 a?os) que adora el karaoke y teme el desenlace del Brexit (salida de Reino Unido de la UE). Lo teme porque sus modestos recursos de pensionista pueden resentirse del presupuesto de salud. Se lo sufraga ahora la Seguridad Social espa?ola. Dejar¨ªa de hacerlo si prospera la separaci¨®n de Reino Unido y la Uni¨®n Europea el 23 de junio. Y tendr¨ªa que costearse las medicinas. Antidepresivos y analg¨¦sicos que dispensa la farmacia local como si fueran caramelos a las puertas del colegio.
Y quien dice caramelos dice candys, porque en la descomunal urbanizaci¨®n La Marina es casi imposible hacerse comprender en espa?ol. No lo habla ni Miller. Que recal¨® por vez primera en 2002 y que se instal¨® definitivamente en 2015. O no tan definitivamente. La gran duda del Brexit amenaza su familiaridad en el ambulatorio y el valor del chal¨¦ adosado. Tan barato o tan caro como el precio de un garaje en Londres.
"La decisi¨®n del refer¨¦ndum sobre la salida del Reino Unido de la UE ha supuesto que las ventas hayan ca¨ªdo un 30%", explica Ascensi¨®n Duarte en su despacho de la inmobiliaria Smart. "Se ha producido un estado de incertidumbre que ha puesto en peligro muchos contratos. Se han paralizado las operaciones hasta que no se conozca el resultado. Como se consume el Brexit, muchos jubilados ingleses van a encontrarse en una situaci¨®n muy delicada. Son pensionistas de recursos limitados".
La Marina de San Fulgencio es una ciudad extranjera a 40 kil¨®metros de Alicante. Cohabitan hasta 56 nacionalidades. Proliferan los alemanes, los noruegos, incluso los rusos, aunque los brit¨¢nicos representan el pasaporte predominante. Y han constituido un h¨¢bitat propio a la sombra de las palmeras. Tienen su emisora de radio (Radio Bay), sus peri¨®dicos, sus negocios. Hablan en ingl¨¦s con el personal de los bancos. Y con los veterinarios. Porque en San Fulgencio no hay jubilado sin mascota ni bast¨®n.
Acaso Miller, cuyos m¨²sculos de currante y tatuajes de marinero en tierra le conceden una cierta superioridad entre los cong¨¦neres. La demuestra a la hora del karaoke. Un lunes a las 22,30. Porque en San Fulgencio no hay fines de semana. Todos los d¨ªas son iguales y son iguales todos los h¨¢bitos: el paseo, el ¨¢gora, el autob¨²s a la playa -se encuentra a 5 kil¨®metros-, las tertulias del pub, la rutina del centro m¨¦dico.
Est¨¢ abierto 13 horas al d¨ªa y ha restringido su actividad a los extranjeros realmente empadronados. Se trataba de evitar la picaresca de los for¨¢neos que hac¨ªan turismo sanitario. No es el caso de Toby Kichenside, un londinense carism¨¢tico, simp¨¢tico, que presume de un aro en la oreja y presume mucho menos de su paso renqueante.
"Salirnos de la UE me parece un disparate. Y no lo digo s¨®lo porque me perjudique, sino porque es un contrasentido a la idea ya consolidada de un espacio com¨²n. Significa un desastre econ¨®mico. Supone una visi¨®n xen¨®foba, arrogante. Las cosas est¨¢n igualadas, pero espero que recapaciten los partidarios del Brexit".
Hay categor¨ªas en La Marina. Pisos de 30.000 euros y villas de un mill¨®n. Jubilados ingleses con pensiones precarias y compatriotas de gran poder adquisitivo. Lo demuestra el ajetreo de las gr¨²as en la calle Alfredo Kraus. Y la opulencia marbell¨ª de las nuevas mansiones, como ant¨ªdoto a la explosi¨®n de una burbuja inmobiliaria.
"La realidad es que ha ca¨ªdo el mercado de la clase media y que ha subido el de la clase alta", explica Ascensi¨®n Duarte. "Est¨¢n llegando muchos extranjeros que no dependen de la Seguridad Social y que no van a sentirse afectados por el Brexit. Es una manera de garantizar el dinamismo de una zona ya muy consolidada".
San Fulgencio -10.000 habitantes- es el municipio espa?ol con m¨¢s extranjeros de Espa?a. Y tuvo siempre una aspiraci¨®n internacional. Cambi¨® de nombre durante la Guerra Civil mientras anduvo en manos de los republicanos. Y la llamaron Ucrania del Segura. Un homenaje sovi¨¦tico que no sobrevivi¨® al 36, pero que ya predispon¨ªa la visi¨®n de una excepci¨®n territorial que Miller reivindica como si el sol lo hubiera secuestrado: "No puedo volver a York. La vida es m¨¢s cara, el tabaco es m¨¢s caro, la cerveza es m¨¢s cara. No s¨¦ qu¨¦ va a pasar con mi salud si me quedo en San Fulgencio, pero s¨ª lo s¨¦ que me va a pasar si me marcho".
LA COLONIA INGLESA EN ESPA?A
Aunque probablemente hay muchos m¨¢s, la cifra oficial de ingleses en Espa?a redondea los 300.000. Y una tercera parte de ellos reside en la Comunidad Valenciana, tanto por las razones climatol¨®gicas y la calidad de vida como por las ventajas inmobiliarias, que se a?aden a las garant¨ªas del sistema de salud. Todos los empadronados tiene derecho a la Seguridad Social y tambi¨¦n a los medicamentos, con la ¨²nica aplicaci¨®n de un peque?o copago. Espa?a pasa una factura anual de 300 millones de euros a Gran Breta?a por los gastos de sus residentes. Una cantidad ocho veces inferior a la que Reino Unido extiende por los gastos de los espa?oles en suelo brit¨¢nico. Salirse de la UE comprometer¨ªa el presupuesto de muchos jubilados. Y abrir¨ªa nuevas incertidumbres, como la cotizaci¨®n de la libra, la p¨¦rdida de subsidios o hasta la congelaci¨®n de las pensiones. Se ha a aplicado a los brit¨¢nicos exiliados en EEUU y Canad¨¢.
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