El conflicto del Alto Karabaj vuelve a inquietar al C¨¢ucaso
Azerbaiy¨¢n ha elevado la presi¨®n sobre Mosc¨², Par¨ªs y Washington para recuperar el territorio objeto de conflicto.
?Tendr¨¢ la comunidad internacional que v¨¦rselas con el recrudecimiento de una vieja guerra en el C¨¢ucaso del Sur, a causa de un enclave monta?oso controlado por Armenia en suelo de Azerbaiy¨¢n? Esta pregunta cobra actualidad despu¨¦s de que, en abril, se reavivaran los enfrentamientos b¨¦licos en el Alto Karabaj, escenario de uno de los conflictos territoriales legados por la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Azerbaiy¨¢n ha elevado la presi¨®n sobre Mosc¨², Par¨ªs y Washington para recuperar el territorio objeto de conflicto.
En Bak¨² no hay una respuesta ¨²nica sobre c¨®mo solucionar el contencioso congelado desde 1994, cuando Armenia y Azerbaiy¨¢n acordaron un alto el fuego y un marco negociador (el grupo de Minsk, copresidido por Rusia, Francia y EE UU) que Azerbaiy¨¢n considera estancado. ¡°El statu quo basado en la ocupaci¨®n de parte de nuestro territorio es inaceptable e insostenible¡±, afirma Hikmat Hajiyev, portavoz del Ministerio de Exteriores.
Armenia controla el Alto Karabaj propiamente dicho (NKO, la regi¨®n aut¨®noma sovi¨¦tica de 4.000 kil¨®metros cuadrados) y una zona circundante (siete distritos y 8.000 kil¨®metros cuadrados) a modo de zona de seguridad. De entrada, Bak¨² apuesta por la diplomacia y explota el efecto de la ¡°guerra de los cuatro d¨ªas¡± (del 2 al 5 de abril pasados), en la que recuper¨® 20 kil¨®metros cuadrados, incluidas unas estrat¨¦gicas posiciones monta?osas.
Los azerbaiyanos sostienen que los armenios deben comenzar por retirarse de la zona circundante a NKO. Bak¨² quiere una mayor implicaci¨®n de los copresidentes del grupo de Minsk, que, seg¨²n Bahar Mur¨¢dova, la vicepresidenta del Parlamento, ¡°pueden ejercer m¨¢s presi¨®n sobre Armenia¡±. ¡°Dirigen el mundo, ?acaso, no pueden obligar a Armenia a sacar sus tropas de aqu¨ª?¡±, exclama Mur¨¢dova, oriunda de la zona bajo control armenio.
Si Armenia no se deja convencer, la gran inc¨®gnita es si Azerbaiy¨¢n se arriesgar¨¢ a apostar por la v¨ªa militar o si la amenaza se difuminar¨¢, como otras veces.
Los armenios eran la comunidad mayoritaria en la autonom¨ªa sovi¨¦tica de NKO, de donde la minor¨ªa azerbaiyana tuvo que huir en sucesivas oleadas de violencia a partir de 1988, cuando la regi¨®n subordinada a Azerbaiy¨¢n decidi¨® unirse a Armenia. Como resultado, los armenios huyeron de los territorios controlados por Bak¨². Entre las dos comunidades se conserva un alto nivel de animosidad.
Armenia podr¨ªa empezar a devolver el ¡°cintur¨®n de seguridad¡± tal vez con dos de los siete distritos que ocupa, seg¨²n Rasim Musab¨¦kov, diputado y especialista en temas internacionales. ¡°Hay que aprovechar el momento. Si en junio y julio no hay progreso, habr¨¢ un desarrollo negativo porque la atenci¨®n se desviar¨¢ hacia otros temas¡±, afirma el diputado. Sin embargo, Hikmat Hajiyev se muestra evasivo en la determinaci¨®n de fechas y habla de hasta ¡°un a?o¡± como plazo para progresar en las negociaciones en el grupo de Minsk.
Armenia hace hincapi¨¦ en el car¨¢cter de ¡°paquete¡± de las negociaciones, no acepta la devoluci¨®n de la zona de seguridad sin contrapartidas y exige garant¨ªas para un estatus aceptable del Alto Karabaj, lo que supone autodeterminaci¨®n e independencia. Azerbaiy¨¢n apuesta por una soluci¨®n escalonada y una amplia autonom¨ªa bajo la jurisdicci¨®n de Bak¨², lo que, seg¨²n Musab¨¦kov, ¡°equivaldr¨ªa a una independencia¡± pero ¡°sin formalizarla jur¨ªdicamente como tal¡±.
Los analistas subrayan que la guerra de abril ha disipado ¡°mitos¡± tales como ¡°la superioridad militar de los armenios¡± y la ¡°inferioridad cr¨®nica de los militares azerbaiyanos¡±. Los azerbaiyanos dicen experimentar una nueva confianza en s¨ª mismos y creen que por primera vez se refleja el peso demogr¨¢fico y econ¨®mico del pa¨ªs petrolero frente a Armenia. ¡°El nivel de preparaci¨®n de las Fuerzas Armadas ha aumentado mucho y no se les escatiman ni explosivos ni equipo¡±, dice Musab¨¦kov.
¡°El agua est¨¢ al otro lado¡±
A un kil¨®metro de la l¨ªnea de frente armenio-azerbaiyana, en la localidad de Mirzanagly, Albufat, un aldeano, se?ala hacia la cima de la reseca monta?a de Lala Tepe, reconquistada por Azerbaiy¨¢n en abril. ¡°Desde all¨ª los armenios tiroteaban el pueblo. Ahora estamos m¨¢s tranquilos¡±, me dice. ¡°Las ¨²ltimas dos noches nos dispararon, pero no hubo v¨ªctimas civiles¡±, puntualiza, lac¨®nico, el alcalde Nurad¨ªn Bair¨¢mov, refiri¨¦ndose al 28 y 29 de mayo.
Estamos en una franja de terreno lindante por el sur con Ir¨¢n y por el norte con el territorio controlado por Armenia. Mirzangaly pertenece al distrito de Fuzul¨ª, desgajado en dos zonas por la guerra, y sobrevive gracias a sus ovejas y a una precaria agricultura. El agua de los pozos es salada y el canal desde el que antes se regaban los huertos est¨¢ del lado armenio. ¡°Necesitamos el agua para nuestro desarrollo, por eso debemos recuperar el canal¡±, dice el alcalde.
A unos 6 kil¨®metros de Lala Tepe est¨¢ Horadiz, la capital de hecho del distrito. Aqu¨ª viven cerca de cuatro mil personas, la mayor¨ªa en edificios de reciente construcci¨®n. ¡°Cuando se produjeron los enfrentamientos hasta los ancianos quer¨ªan ir a luchar como voluntarios. Este es el momento. Deben liberar los territorios al alcance de la mano. Estamos con el presidente y el presidente est¨¢ con el pueblo. Ahora, por fin, creemos en nuestro Estado¡±, exclama Yusup, due?o de un caf¨¦ junto a la estaci¨®n de Horadiz, donde concluye ahora el trayecto de ferrocarril que en ¨¦poca sovi¨¦tica se extend¨ªa desde Bak¨² a Ir¨¢n v¨ªa Armenia. Yusup se?ala hacia unos clientes que juegan al ajedrez. ¡°?Ve esos hombres? Son todos del otro lado y quieren regresar. Llevan 22 a?os esperando¡±, dice.
A pocos kil¨®metros de Horadiz se construye un nuevo pueblo para desplazados. Son casas unifamiliares con un peque?o jard¨ªn. En Azerbaiy¨¢n hay m¨¢s de 90 pueblos como estos para acoger a parte de los que tuvieron que dejar sus domicilios (cerca de un mill¨®n de personas), en Armenia, en el Alto Karabaj y distritos circundantes. El Estado presta viviendas (sin derecho de compra) a los desplazados y les orienta hacia un regreso, de momento incierto.
Los azerbaiyanos, al igual que los armenios, reciben armas de Rusia, pero aseguran que su ¨¦xito en abril se bas¨® en el armamento israel¨ª, que incluye drones y lanzamisiles. Los militares azerbaiyanos se forman en Turqu¨ªa, seg¨²n programas de entrenamiento de la OTAN. Azerbaiy¨¢n tiene un acuerdo estrat¨¦gico con Turqu¨ªa, pero este documento, dice Musab¨¦kov, no implica una cl¨¢usula de defensa autom¨¢tica en caso de ataque.
Medios pol¨ªticos cr¨ªticos temen que el Alto Karabaj pueda utilizarse para cohesionar a la sociedad en torno al presidente Ilham Al¨ªyev y para desviar la atenci¨®n de los ciudadanos de los problemas econ¨®micos y sociales por el recorte de ingresos procedentes del petr¨®leo, las devaluaciones del manat (la divisa azerbaiyana) y las turbulencias bancarias.
En cuestiones de integridad territorial, no obstante, hay coincidencias entre la l¨ªnea oficial y la oposici¨®n, incluso en un movimiento como Real (Alternativa Republicana), cuyo dirigente, Ilgar Mam¨¦dov, fue condenado a siete a?os de c¨¢rcel por su posici¨®n pol¨ªtica. ¡°Si el Gobierno decidiera tomar el Alto Karabaj, la sociedad lo respaldar¨ªa y, si la guerra fuera victoriosa, todo el mundo apoyar¨ªa a Al¨ªyev. Hoy la tolerancia a los costes de la guerra es mayor que en el pasado¡±, afirma Toral Isma¨ªlov, miembro de Real.
Si Al¨ªyev tuviera ¨¦xito, su posici¨®n como l¨ªder se reforzar¨ªa, pero si fracasara, correr¨ªa riesgos. El Consejo de Seguridad de la ONU podr¨ªa obligar a Azerbaiy¨¢n a interrumpir una hipot¨¦tica ofensiva y los azerbaiyanos, pedirle cuentas al presidente. Si Azerbaiy¨¢n persistiera, Rusia podr¨ªa intervenir de forma indirecta en apoyo de Armenia y el conflicto podr¨ªa incluso ampliarse y agravarse respecto a su estado actual.
Ambas partes juegan la guerra psicol¨®gica, lo que dificulta la evaluaci¨®n del peso real de sus palabras. De Armenia llegan amenazas de fabricar una bomba nuclear sucia, utilizando residuos de una vieja central nuclear y tambi¨¦n de reconocer a NKO, lo que, para Azerbaiy¨¢n, supondr¨ªa el fin de las negociaciones.
En Azerbaiy¨¢n hay cierto resquemor hacia Rusia, en tanto que aliada militar de Armenia, pero los representantes oficiales subrayan que quieren mantener sus buenas relaciones con Mosc¨² y desarrollar intereses comunes, entre ellos el corredor Norte-Sur (de Ir¨¢n al B¨¢ltico) y las exportaciones agr¨ªcolas al mercado ruso, as¨ª como coordinar posiciones como productores de energ¨ªa.
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