La verdadera intervenci¨®n
El problema de Colombia es que las estructuras criminales regulan la econom¨ªa ilegal
Las organizaciones criminales han logrado trasladar su terror no solo a los espacios que van quedando de las guerras intestinas en el campo, en la pobre ruralidad, sino a las ciudades, en el coraz¨®n del mundo urbano, donde el mal llamado microtr¨¢fico controla la indigencia y la prostituci¨®n con menores. Y es porque en Colombia tenemos un problema de econom¨ªas ilegales y las estructuras criminales regulan esa econom¨ªa.
Ocurre adem¨¢s en momentos en que nuestro pa¨ªs busca poner fin a su conflicto de 50 a?os que se ha alimentado precisamente de la coca, el narcotr¨¢fico y la miner¨ªa ilegal, y cuando se aproxima por fin la fecha para el cese bilateral y la dejaci¨®n de armas de las FARC adem¨¢s de las medidas para garantizar la seguridad en el posconflicto.
Cada ciudad del mundo tiene su olla. Ninguna se salva de esos infiernos donde duermen los habitantes de la calle, consumen d¨ªa y noche bazuco, Popper, pegante, duermen bajo la lluvia o en las cuevas de edificaciones abandonadas. En Bogot¨¢ esta semana se realiz¨® la intervenci¨®n de la m¨¢s grande olla del vicio, el Bronx, antes llamado El cartucho, con la esperanza de que esta toma del sector, la cuarta en los ¨²ltimos a?os, que se ubica a pocas cuadras de la Casa de Nari?o, el Congreso y los centros de poder, sea exitosa.
Lo all¨ª encontrado parece sacado de las peores pel¨ªculas de terror. Quienes cuidan a los barones de la droga, se hacen llamar ahora Sayayines. Los antes carteles toman el nombre de ganchos y la droga se vende con los dibujos de figuras de tiras c¨®micas para seducir j¨®venes. La vida se pierde por 1 d¨®lar, al que no paga se lo echan vivo a perros rabiosos o lo torturan. La historia se repite en cientos de municipios y ciudades donde ya se calculan 11 ollas principales.
En un d¨ªa se mueven en uno de estos sitios m¨¢s de 200 mil d¨®lares en droga, armas, trata de personas y explotaci¨®n de menores. Otros j¨®venes de cualquier estrato voluntariamente iban para aprovisionarse de la droga para sus rumbas.
Solo en esta intervenci¨®n se rescataron 136 ni?os. ?Qu¨¦ sociedad puede tener perdidos a sus hijos sin reportar su desaparici¨®n? De esos, pocos estaban siendo buscados. Muchas jovencitas hab¨ªan sido reclutadas en los alrededores de los colegios de la ciudad. Primero las vuelven adictas y luego esclavas.
Pero una cosa es lo que se encontr¨® y se sab¨ªa o sospechaba que all¨ª hab¨ªa y otra es el enorme desaf¨ªo que plantea no solo en Colombia sino en el mundo la recuperaci¨®n de las personas que han escogido o se han visto obligadas a escoger la calle como su h¨¢bitat natural.
Renovaci¨®n urbana previa demolici¨®n y expropiaci¨®n de estos sitios es parte de la salida. Gran oportunidad tienen las ciudades de Colombia para plantearlo en los planes de ordenamiento territorial (POT) para el 2018. Pero de all¨ª se ir¨¢n a otras partes e incluso pueden terminar por crear peque?os e innumerables antros debajo de los puentes y en los parques como pasa en sectores de San Francisco y Washington en Estados Unidos y en todas las latitudes.
La recuperaci¨®n de las personas con un enfoque de la drogadicci¨®n como problema de salud p¨²blica es fundamental pero en el fondo el tema es la droga. El tr¨¢fico de estupefacientes, las econom¨ªas ilegales.
Fue muy criticado el presidente Juan Manuel Santos por haber comparado el Bronx con la zona del Catatumbo, donde fueron recientemente secuestrados y liberados 5 periodistas por parte de la guerrilla del ELN y en donde las organizaciones al margen de la ley intimidan y someten a la poblaci¨®n campesina y decente. La misma que esta semana organiz¨® un paro agrario que se replic¨® por el pa¨ªs y al que unieron los ind¨ªgenas como ha ocurrido en las ya c¨ªclicas protestas de los ¨²ltimos dos gobiernos.
En efecto no hab¨ªa lugar a esa comparaci¨®n pero s¨ª existe un com¨²n denominador que no puede negarse y por lo tanto explica lo que quiso plantear el mandatario. El Catatumbo, una de las zonas m¨¢s sembradas de cultivos il¨ªcitos tiene en la droga uno de sus mayores conflictos no resueltos. Esa misma droga que logran los capos ¡°coronar¡± v¨ªa Venezuela y ubicar en mercados internacionales y la misma que cobra vidas de tantos ciudadanos en nuestras ciudades a la vista de quienes se corrompen en las autoridades.
El problema que tenemos en Colombia ¨Crepito- es que las estructuras criminales regulan esa econom¨ªa ilegal. Somos buenos en perseguir pero somos incapaces de intervenir el mercado. Tiene raz¨®n el analista Ariel Avila ¡°no es suficiente con la intervenci¨®n policial. Tenemos que ser capaces de separar las pol¨ªticas para combatir la protecci¨®n ilegal de las pol¨ªticas para combatir los mercados ilegales¡±.
Esto nos devuelve al debate de la legalizaci¨®n, a la urgencia de concentrarnos en la estrategia de formalizaci¨®n de la poblaci¨®n que vive de estos mercados y de la regulaci¨®n de los mismos. O nunca terminar¨¢n las muertes por violencia, dependencia y corrupci¨®n en Colombia.
* Diana Calderon es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio Colombia. Twitter @dianacalderonf
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