El desenlace
A pesar del lento recuento en Per¨², la diferencia de votos se mantendr¨¢ a favor de Kuczynski
Un poco de suspenso nunca le hizo da?o a nadie, pero el conteo de votos del balotaje presidencial en el Per¨² representa una sobredosis. Dos d¨ªas despu¨¦s de las elecciones del domingo no termina el conteo oficial y cada punto de avance porcentual estrecha la diferencia entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori.
Hacia las siete de la noche del martes, el conteo oficial avanzaba a velocidad de procesi¨®n. Con el 99,06% de la votaci¨®n oficialmente contada, Kuczynski (PPK) se manten¨ªa por delante con el 50,16%, mientras Fujimori lo segu¨ªa con el 49,83%. Tras haberse acortado la distancia hasta una diferencia del 0,12% en el c¨®mputo previo, ahora se abr¨ªa un cent¨¦simo m¨¢s y, para los partidarios de Kuczynski, la homeopat¨ªa se hac¨ªa esperanza. A estas alturas, sin embargo, es casi seguro que la peque?a diferencia de votos que va a determinar el destino de Per¨² se mantendr¨¢ a favor de Kuczynski.
Ser¨¢, creo, la elecci¨®n presidencial m¨¢s apretada en nuestra historia (por lo menos desde que los votos se empezaron a contar con cierta limpieza), pero m¨¢s que por el jadeante final se la recordar¨¢ por las razones que llevaron a ¨¦l. Para una democracia d¨¦bil, acostumbrada a elegir invariablemente el mal menor, el mayor estaba representado por el peligro del retorno del fujimorismo. Fujimori hab¨ªa estado cerca de ser elegida en 2011, cuando se enfrent¨® a Ollanta Humala. Entonces, solo la coalici¨®n electoral de las fuerzas democr¨¢ticas del pa¨ªs con Humala alcanz¨® la fuerza necesaria como para derrotar a Fujimori.
Tras su derrota, Fujimori hizo una campa?a diligente durante los siguientes cuatro a?os por casi todo el pa¨ªs, construyendo o reconstruyendo su partido. Cultiv¨® tambi¨¦n una imagen independiente, reconociendo los excesos perpetrados durante el Gobierno de su padre y comprometi¨¦ndose a que ello no volver¨ªa a suceder m¨¢s.
Eso le bast¨® para ganar las elecciones de abril, conquistar una mayor¨ªa holgada en el Congreso y prepararse con optimismo para la segunda vuelta con un candidato hasta entonces muy suertudo, pero sin ning¨²n predicamento en la izquierda: Pedro Pablo Kuczynski. El voto disyuntivo del balotaje despert¨®, sin embargo, al movimiento poco organizado y menos convencional, pero sin duda el m¨¢s grande del pa¨ªs: el antifujimorismo de las fuerzas democr¨¢ticas. Por ello, Fujimori y Kuczynski mantuvieron un empate t¨¦cnico en las encuestas hasta comienzos de mayo.
Pero la intensa campa?a de Fujimori en contraste con el poco vigor y desorientaci¨®n de la de Kuczynski, rompi¨® el empate estad¨ªstico hacia el 20 de mayo. La victoria de Keiko en el primero de los dos debates presidenciales, el 22 de mayo en Piura, dispar¨® su ventaja. El 27 de mayo, seg¨²n una encuesta, Fujimori lograba el 45,4% de las preferencias contra el 41,6% de Kuczynski. Su tendencia era a crecer y eso, faltando nueve d¨ªas para las elecciones, parec¨ªa casi imposible de contrarrestar.
Se dice que nada aguza m¨¢s el intelecto que la sombra del cadalso. Y eso fue lo que sucedi¨®, tanto con Kuczynski como con las fuerzas democr¨¢ticas. La visi¨®n de la derrota para uno y del retorno de la autocracia para las otras, borr¨® diferencias y llev¨® a una alianza electoral de facto que hubiera sido imposible en otra circunstancia. Kuczynski se persuadi¨® al fin de que deb¨ªa plantear la contienda en t¨¦rminos de la lucha de la democracia contra la dictadura y la corrupci¨®n. Lleg¨® mejor entrenado al segundo debate (particip¨¦ en su preparaci¨®n) y lo gan¨®.
Eso galvaniz¨® la energ¨ªa y movilizaci¨®n de las fuerzas democr¨¢ticas. La marcha contra el fujimorismo el 31 de mayo en Lima y otras ciudades fue la m¨¢s grande desde el a?o 2000. Inmediatamente despu¨¦s, los principales ex candidatos presidenciales y l¨ªderes pol¨ªticos pidieron p¨²blicamente el voto en favor de PPK. El pronunciamiento de m¨¢s impacto fue el de Ver¨®nika Mendoza, del izquierdista Frente Amplio, cuyos v¨ªdeos en castellano y quechua se viralizaron de inmediato y, junto con otros factores, provocaron una intensa movilizaci¨®n en todo el pa¨ªs.
Los dos esc¨¢ndalos que enfrent¨® Fujimori en su propia campa?a ¡ªla revelaci¨®n de que el secretario general de su partido, Joaqu¨ªn Ram¨ªrez, estaba investigado por presunto lavado de activos; y la difusi¨®n de un audio adulterado para exonerar a Ram¨ªrez, en la que intervino su candidato a la vicepresidencia, Jos¨¦ Chlimper¡ª le hicieron mucho da?o al recordar la mezcla de crimen con pol¨ªtica y de ambos con la mentira que caracteriz¨® el r¨¦gimen de Alberto Fujimori.
El 2 de junio, la tendencia se hab¨ªa revertido y en los simulacros de la encuestadora GFK, Kuczynski aparec¨ªa solo medio punto por debajo de Fujimori (44,5% frente a 45%). El 4 de junio, un d¨ªa antes de las elecciones, Kuczynski ya aventajaba a Fujimori en el simulacro electoral por 45,8% a 43,8%. La falta de un remate m¨¢s eficaz le hizo perder algo de momento, pero mantuvo su delantera.
As¨ª, en una semana la inminente victoria de Fujimori se convirti¨® en la, para ella, inesperada derrota. Sus casi cinco a?os de campa?a se perdieron en pocos d¨ªas. Y la democracia peruana logra, por primera vez, su cuarta transici¨®n sucesiva de Gobierno; pero en condiciones de dificultad pol¨ªtica que ninguna alegr¨ªa por la victoria puede esconder.
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