Las divisiones empa?an el primer gran s¨ªnodo ortodoxo en 1.200 a?os
La retirada de varias iglesias, entre ellas, la rusa y la b¨²lgara, compromete una cita hist¨®rica
El patriarcado ecum¨¦nico de Constantinopla lucha contra el reloj para que del primer gran s¨ªnodo de iglesias ortodoxas que arranca en Creta (Grecia) este domingo no se descuelgue ning¨²n participante m¨¢s. El encuentro, hist¨®rico ¡ªser¨¢ el primero de este tipo desde el a?o 747¡ª, se est¨¢ viendo en entredicho por la retirada de la Iglesia de Bulgaria, la de Georgia (de talante ultraconservador) y la de Rusia, que pidi¨® que se posponga la convocatoria ¡°por la ruptura del consenso¡±. Tampoco asistir¨¢ el representante del patriarcado de Antioqu¨ªa, con base en Damasco y enfrentado al de Jerusal¨¦n. Est¨¢ por ver si otras iglesias nacionales o autoc¨¦falas ¡ªel rasgo caracter¨ªstico de la cristiandad ortodoxa, que no tiene una Santa Sede como el catolicismo¡ª siguen el ejemplo de las anteriores y, sobre todo, si se dejan llevar por la postura de fuerza de la muy influyente Iglesia rusa, menos contemporizadora con Occidente (y con el acercamiento al Vaticano) que su hom¨®loga de Constantinopla.
Para m¨¢s inri, las crecientes tensiones entre la Iglesia de Serbia y la de Rumania, con acusaciones de injerencia territorial por parte de Belgrado a Bucarest, amenazan con hacer descarrilar un encuentro que Serbia tambi¨¦n ha pedido que se aplace, y al que s¨®lo envi¨® un representante en la fase preparatoria. A la cita de Creta asistir¨¢n 350 dignatarios eclesi¨¢sticos.
En total, hay en el mundo 14 Iglesias ortodoxas, entre las eslavas y las orientales, con unos 300 millones de fieles. La distribuci¨®n territorial de estos marca la influencia real de cada una de ellas: frente a las 3.000 almas que pastorea Constantinopla ¡ªen su mayor parte, el remanente de la otrora pujante comunidad de griegos estambul¨ªes, que regres¨® en masa a Grecia en los a?os veinte del siglo pasado¡ª, del patriarcado de Mosc¨², enfrentado a su vez al de Kiev, dependen dos tercios de los ortodoxos que hay en el mundo. Por encima de las fricciones existentes en esta comunidad malavenida, se distingue claramente el pulso que Mosc¨² echa desde hace tiempo a Constantinopla y, por extensi¨®n, a los patriarcados helenos (las Iglesias de Grecia, Creta y Chipre), pese a las excelentes relaciones, tambi¨¦n eclesiales, entre Mosc¨² y Atenas. La figura del patriarca de Constantinopla ¡ªactualmente, Bartolomeo I¡ª equivale s¨®lo a la de un primus inter pares, pero su fuerte car¨¢cter simb¨®lico y tradicional ¡ªConstantinopla fue la sede del Imperio bizantino¡ª irrita a Mosc¨². Constantinopla, adem¨¢s, ha mostrado en los ¨²ltimos tiempos una apertura hacia la Iglesia de Roma que inquieta sobremanera en el mundo eslavo.
El gran encuentro panortodoxo iba a celebrarse en principio en Estambul (Constantinopla para los cristianos orientales) pero Rusia impuso su veto, dando lugar a un trabajoso encaje de diplomacia clerical en Ginebra para hallar una sede alternativa. Vistas las hondas diferencias entre las curias, el objetivo final del gran s¨ªnodo parece imposible de conseguir: lograr la unidad de todas las iglesias que se separaron de Roma en el cisma de 1054. Un divorcio a¨²n no superado que, adem¨¢s, amenaza con reproducirse de puertas para adentro.
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