Dos siglos de enfrentamientos raciales

No fue el primero, pero s¨ª el primer gran disturbio racial que qued¨® grabado en las mentes de los norteamericanos. En 1863 Abraham Lincoln decreta una leva de soldados?para luchar en la guerra civil tras la carnicer¨ªa, de m¨¢s de 50.000 muertos, de la batalla de Gettysburg. La medida indigna a una poblaci¨®n mermada y empobrecida. En Nueva York, las sedes del Partido Republicano sufren la ira de los obreros irlandeses, que tambi¨¦n se ceban con los afroamericanos, liberados ya de la esclavitud,?y de sus propiedades. Martin Scorsese recre¨® aquellas algarab¨ªas, que pasaron a la historia como disturbios de reclutamiento,?en su pel¨ªcula Gangs of New York.?En la vida real, se?cobraron 105 v¨ªctimas mortales.

Los disturbios del reclutamiento se consagran como una especie de v¨¢lvula de escape social que marcar¨¢ el futuro del pa¨ªs

A?os antes, los irlandeses hab¨ªan sido objetivo de los blancos protestantes nativistas, que en Filadelfia extienden el rumor de que los cat¨®licos quieren eliminar la Biblia de las escuelas; muere una veintena de personas en los altercados. En 1849, en el entorno del Astor Place de Nueva York hab¨ªan sido asesinadas otras 22, pero son los disturbios del reclutamiento los que se consagran como una especie de v¨¢lvula de escape social que marcar¨¢ el futuro del pa¨ªs. El historiador Iver Bernstein, en su libro The New York City Draft Riots (Oxford University Press, 1990), considera que marcan "un estilo de resistencia pol¨ªtica y social que en el contexto americano resultaba del todo novedoso".?

As¨ª se confirmar¨¢ m¨¢s tarde. Al borde del cambio de siglo, en la ciudad de Wilmington (Carolina del Norte), mayoritariamente negra y en manos republicanas, los dem¨®cratas utilizan los peri¨®dicos para acusar a los afroamericanos de acosar a las mujeres blancas. Incitan sin disimulo a lincharlos. Un periodista negro local, Alex Manly, replica en una tribuna que esa llamada a la violencia es una mera tapadera para ocultar relaciones interraciales consentidas. Tras las elecciones de 1898, los blancos disparan a los cargos electos negros. En los disturbios, 25 afroamericanos mueren, seg¨²n las cifras oficiales, que bien pudieron quedarse cortas.

Al trauma de la Gran Guerra se suma la histeria por la influencia en Estados Unidos de la Revoluci¨®n de Octubre de 1917 en Rusia. Acabada la guerra, en el verano rojo de 1919,?se libran enfrentamientos de blancos contra negros en una treintena de ciudades, desde Nueva York a San Francisco. Los m¨¢s virulentos tienen lugar en los estados sure?os, donde se cuentan hasta 83 linchamientos. Aquellos tumultos dar¨¢n origen a la Hermandad de Sangre Africana, una asociaci¨®n socialista de liberaci¨®n racial que terminar¨ªa fusion¨¢ndose con el Partido Comunista y desapareciendo en los a?os veinte.

En el caso de Chicago, la migraci¨®n de obreros negros desde el Sur y las suspicacias de la poblaci¨®n blanca que tem¨ªan por sus empleos hab¨ªan avivado el racismo en la ciudad. El mismo motivo subyace, ya en la d¨¦cada de los cuarenta, en los altercados de Detroit. Los obreros blancos perciben la llegada de los negros como una amenaza laboral y una competencia para conseguir casa, un bien que escasea en una ciudad forzada por la guerra mundial a reconvertir su industria del autom¨®vil en industria de guerra. Como peculiaridad, y a diferencia de otros disturbios, los de Detroit no surgen de un problema policial. Aun as¨ª, la violencia acaba con 34 vidas, causa 433 heridos y dos millones de d¨®lares en da?os materiales.?En 1967, la ciudad volver¨¢ a sufrir altercados similares.

Marquette Frye, un hombre negro de 21 a?os, es arrestado una noche de verano de 1965 por conducir borracho por el barrio de Watts, en Los ?ngeles. Aquel simple arresto deton¨® unos enfrentamientos que se extender¨ªan durante seis d¨ªas, y se saldar¨ªan con 34 muertos y m¨¢s de 1.000 heridos. Los sucesos llevaron a Martin Luther King a visitar Los ?ngeles unos d¨ªas m¨¢s tarde. El asesinato del l¨ªder negro, en abril de 1968, suscitar¨¢ una revuelta masiva en todo el pa¨ªs en la Semana Santa, empezando por Washington D.C. y Chicago. M¨¢s de 40 muertos y miles de heridos ser¨¢n el saldo de las asonadas. Un reverendo blanco, Henry J. Offer, predica con este pensamiento en Baltimore: "Si llegan los disturbios, preg¨²ntate esto: ?Qui¨¦n tiene la culpa: aquellos arrastrados a la desesperaci¨®n o quienes los llevaron a ese estado?".?

En los noventa del pasado siglo, de nuevo en Los ?ngeles, una paliza al taxista negro?Rodney King?a manos de cuatro polic¨ªas incendia la ciudad. Mueren?53 personas y alrededor de 2.000 resultan heridas. La difusi¨®n masiva por televisi¨®n de las im¨¢genes que hab¨ªa captado un videoaficionado alienta la ira de los manifestantes, como pr¨®logo a la promiscuidad visual de las redes sociales, que inaugurar¨¢ otra etapa de la historia de los disturbios. Ferguson hace dos a?os y Dallas ahora son ya dos de sus hitos imborrables.