¡°El problema no son las armas, es el odio¡±
En Dallas, marcada por la violencia pol¨ªtica desde el asesinato de Kennedy, pocos creen en un mayor control al acceso de las armas
Cuando Jeremy Williams fue a comprar su primer revolver, el due?o de la tienda le puso una condici¨®n: ¡°Ten¨ªa que asegurarle que estaba dispuesto a matar. Porque si cuando llega el momento de usar un arma te asustas y no lo haces, tu enemigo lo har¨¢ primero y te matar¨¢ a ti¡±, recordaba el viernes este pastor baptista negro de 38 a?os sentado en un parque del centro de Dallas, a un par de cuadras de donde la noche anterior murieron acribillados cinco polic¨ªas.
Williams tard¨® un par de a?os, pero ya est¨¢ convencido de que si un ladr¨®n entra en su casa y tiene que defender a su familia, no se le arrugar¨¢ la mano. Hoy tiene una colecci¨®n de nueve armas cortas en un mueble del sal¨®n. ¡°No creo este sea el problema fundamental, el problema es el odio¡±.
El motivo de la manifestaci¨®n del jueves, que deriv¨® en una lluvia incontrolada de tiros contra los uniformados que acompa?aban la marcha, era precisamente protestar contra los abusos y la violencia policial. La tensi¨®n volvi¨® a crecer esta semana con la muerte de otros dos hombres negros a manos de polic¨ªas blancos en circunstancias pol¨¦micas. Alton Sterling ya hab¨ªa sido reducido, estaba tumbado en el suelo y con la rodilla de uno de los agentes sobre su hombro cuando le dispararon. Philando Castile muri¨® desangrado en su coche con el cintur¨®n de seguridad puesto y entre los gritos de auxilio de su novia.
Por el pa¨ªs circulan unas 350 millones de armas de fuego, m¨¢s que el n¨²mero de habitantes
Frente al apabullante edificio de cristal del Bank of Am¨¦rica que sirvi¨® de trinchera para algunos polic¨ªas durante el tiroteo, Lee Rose, coleta caribe?a y pantalones cortos por debajo de las rodillas, cree que las diferencias entre los bandos no son tan n¨ªtidas: ¡°Claro que hay abusos. Pero en la matanza del jueves yo estoy con los polic¨ªas. Yo tengo familia que son polic¨ªas. Durante el tiroteo hab¨ªa muchos agentes negros que lo que hac¨ªan era ayudar a la gente¡±.
A Isaiah Truman, un chico negro de 23 a?os que estudia para contable, le gusta m¨¢s el soul que el rap, prefiere a Luther King antes que a Malcom X. ¡°Toda esta cultura del enfrentamiento viene de muy atr¨¢s. Esas canciones como Cop Killer [asesino de polic¨ªas] no han ayudado nada. La violencia no es la soluci¨®n para solucionar los problemas de discriminaci¨®n de la comunidad afroamericana¡±. A finales de los ochenta, el rap de la costa oeste retrat¨® con fiereza aquellos picos de antagonismo racial que peri¨®dicamente sacuden desde su fundaci¨®n a la sociedad estadounidense.
¡°Nos hace falta escuchar, tener empat¨ªa los unos con los otros. Nos hemos vuelto muy individualistas y muy ego¨ªstas¡±, dice Crissy Herderson de 29 a?os, tras unas aparatosas gafas de sol que le tapan la mitad de su cara blanca y pecosa. Tras ese primer mensaje casi ecum¨¦nico, el tono cambia al preguntarle por la relaci¨®n entre el f¨¢cil acceso a las armas de fuego y sucesos como el de Dallas. ¡°Es un derecho protegido por la segunda enmienda. ?C¨®mo vas a defenderte cuando por ejemplo un loco como el de ayer quiera hacerte da?o a ti o tu familia?¡±.
Es una cuesti¨®n natural, un derecho originario para una gran mayor¨ªa de estadounidenses. Por el pa¨ªs circulan unas 350 millones de armas de fuego, m¨¢s que el n¨²mero de habitantes, seg¨²n los c¨¢lculos del analista Dan Baum en su libro Gun guys, un retrato pesimista sobre las intenciones reguladores de Barack Obama. El lobby del plomo es un poder f¨¢ctico y a la vez un gigante cultural muy dif¨ªcil de derrocar. Cada vez que se intenta abrir el debate sobre una restricci¨®n, los amantes de las pistolas lo toman casi como una blasfemia a los valores de Estados Unidos.
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