La relaci¨®n entre polic¨ªas y negros entra en un nuevo nivel de tensi¨®n

Hab¨ªan pasado 24 horas exactas del comienzo de los disparos. En la Iglesia del Cuerpo Inspirador de Cristo, en un barrio de abrumadora mayor¨ªa de raza negra en el sur de Dallas, a las nueve de la noche el reverendo Rickie Rush hab¨ªa convocado una reuni¨®n de los hombres de la comunidad para ¡°tener una conversaci¨®n¡± sobre la situaci¨®n. La situaci¨®n es que a las ya tensas relaciones entre la polic¨ªa y la comunidad negra se a?ade un hecho sin precedentes: la respuesta armada de un negro ante abusos policiales.

Hay una primera vez que alguien dispara en un instituto. Una primera vez que alguien secuestra un avi¨®n. Hay una primera vez que un musulm¨¢n obsesionado con el terrorismo internacional decide matar a sus vecinos. El temor que subyace despu¨¦s del jueves es que esta sea la primera vez de un fen¨®meno nuevo. El empe?o de las autoridades en considerar el incidente como algo aislado, producto de la deriva obsesiva de un personaje oscuro que nada tiene que ver con las reivindicaciones de justicia racial, se produce en este contexto.

El reverendo Rush hizo un apasionado discurso sobre el odio, la rabia, la ¡°mentalidad del miedo¡±. Entre el p¨²blico hab¨ªa unos mil hombres negros de todas las edades, que fueron relatando sus pensamientos. Uno dec¨ªa sentirlo por las familias de los polic¨ªas, se quejaba de lo dif¨ªcil que es tragar con los v¨ªdeos de los tiroteos de polic¨ªas contra negros. ¡°Seguimos viendo estas escenas. ?C¨®mo podemos procesarlo? ?C¨®mo debemos sentirnos?¡±.

Otro hombre explic¨® que tiene entrenados a sus hijos sobre lo que tienen que hacer cuando les para la polic¨ªa. Que tienen que levantar las manos, que se muevan despacio, cuando les pidan la licencia de conducir, que pregunten con calma si la pueden sacar, que le digan al agente que est¨¢n sacando la licencia¡­ ¡°Solo queremos volver a casa vivos¡±, dec¨ªa.

?Cu¨¢l es la consecuencia de Dallas? ?Los polic¨ªas tendr¨¢n ahora en su mente la posibilidad de que los negros quieran matarlos a tiros cuando se acercan a un sospechoso? ?C¨®mo influye eso su actitud? Y si el sospechoso piensa que el polic¨ªa est¨¢ pensando en eso, ?c¨®mo influye en su comportamiento? Es un nuevo nivel desconocido.

Pernell Martin, un hombre negro de 49 a?os que estaba en la iglesia. La pregunta que se har¨¢ un polic¨ªa ahora es ¡°?es esto una emboscada?¡±, opinaba Martin. ¡°Ahora ya no s¨¦ si este tipo al que he parado me est¨¢ enga?ando (para matarme). Van a tener eso en la cabeza. La gran pregunta es ?qu¨¦ hacemos ahora?¡±. Martin no es especialmente partidario de Black Lives Matter, se queja de que protesten cuando un polic¨ªa blanco mata a un negro, pero no por los miles de asesinatos de negros a manos de otros negros. ¡°?Esas vidas negras no importan?¡±.

En el otro lado, los cuerpos de polic¨ªa de todo el pa¨ªs miran con espanto a Dallas, en unos d¨ªas donde se suceden manifestaciones como la del jueves sin cesar. El portavoz de la polic¨ªa de Sacramento, en California, lo expres¨® elocuentemente el viernes al peri¨®dico local: ¡°Esto es algo que va a estar en la mente de todos los agentes de polic¨ªa para siempre¡±. Ese d¨ªa, el alcalde de la ciudad californiana hab¨ªa pedido al jefe de polic¨ªa que pusiera en marcha planes para asegurarse de que est¨¢n preparados para un suceso as¨ª.

¡°Anoche (el jueves) hubo fotos de los manifestantes de la mano con los polic¨ªas, haciendo bromas, dejando que discurriera la Primera Enmienda¡±, explicaba a EL PA?S el alcalde de Dallas, Mike Rawlings. ¡°Ahora es m¨¢s, un momento, me estoy jugando la cabeza en cualquier momento, podr¨ªa pasar algo. ?Esto nos lleva a un nivel diferente en la forma de tratar con manifestantes que intentan que quieren, con todo el derecho, llamar la atenci¨®n? Eso ser¨ªa decisi¨®n del jefe de polic¨ªa. Pero en esta ciudad ya hemos tenido este debate antes. Este es un loco que lo llev¨® al extremo¡±.

El viernes hubo nuevas protestas de movimientos negros contra la violencia policial en al menos 18 ciudades, en medio de este clima. En Rochester, Nueva York, una manifestaci¨®n de apenas 400 personas deriv¨® en enfrentamientos con 74 detenidos. En Phoenix, Arizona, una manifestaci¨®n de 300 personas fue dispersada por la polic¨ªa con gas pimienta y pelotas.

Habr¨¢ nuevos casos como los de Ferguson, Baton Rouge y Minneapolis, habr¨¢ nuevas manifestaciones en momentos de gran dolor para la comunidad negra. ?Qu¨¦ se debe hacer en esos casos? ?Se proh¨ªben? ?Se aumenta el nivel de equipamiento militar? ?Se ponen francotiradores en las azoteas? ?Qu¨¦ pensar¨¢n los que vayan a esa manifestaci¨®n? ?Y los vecinos de las calles por las que pase? La matanza de Dallas ha abierto preguntas que a¨²n no tienen respuesta pero que tienen el potencial de profundos cambios en los cuerpos de polic¨ªa, en las comunidades negras, y en la relaci¨®n entre ellos que reverbera en todo Estados Unidos.