Los dos bandos del laborismo encaran una batalla de potencial devastador
La diputada Angela Eagle planea presentar el lunes su candidatura para desbancar a Jeremy Corbyn, dispuesto a defender su liderazgo pese a la revuelta parlamentaria
La paz en el laborismo brit¨¢nico no pudo ser. Las conversaciones entre el representante de los diputados rebeldes y los sindicatos, que arropan al l¨ªder, se rompieron este fin de semana al constatar el primero que Jeremy Corbyn, que tiene m¨¢s apoyo de la militancia que del aparato, se dispone a resistir en su puesto ¡°pase lo que pase¡±. Poco despu¨¦s de fracasar el acercamiento, la diputada Angela Eagle anunci¨® que hoy formalizar¨¢ su candidatura a dirigir el partido. Condenado a la segunda lucha por el liderazgo en 10 meses, mientras el pa¨ªs se enfrenta al colosal desaf¨ªo del Brexit, el laborismo se sume en una profunda crisis que amenaza con una escisi¨®n como la que lo destroz¨® en 1981.
El anuncio de la diputada Eagle se produce despu¨¦s de consumarse una rebeli¨®n que llevaba latente en el partido desde que Corbyn sali¨® elegido en septiembre, pero que el refer¨¦ndum europeo ha disparado hasta una magnitud sin precedentes en la pol¨ªtica brit¨¢nica moderna. M¨¢s de 170 de los 230 diputados laboristas votaron contra el l¨ªder el pasado 29 de junio (seis d¨ªas despu¨¦s del refer¨¦ndum), en una moci¨®n de censura desatada tras la dimisi¨®n de 60 miembros del equipo de oposici¨®n de Corbyn.
Desde que asumi¨® el mando del partido, con el 59% de los votos de la militancia, un apoyo que no se reproduce en el aparato, son muchos los diputados que consideran que el socialismo de la vieja escuela de Corbyn condena al laborismo a la marginalidad. Las votaciones electorales celebradas desde entonces no invitan al optimismo: el partido mantuvo la supremac¨ªa, pero perdi¨® esca?os en las elecciones locales; se hundi¨® en Escocia, donde perdi¨® el liderazgo de la oposici¨®n; gan¨® la alcald¨ªa de Londres, pero con un candidato que dej¨® muy claro su distanciamiento del l¨ªder. Finalmente, fue la victoria del Brexit en el refer¨¦ndum del 23 de junio la que moviliz¨® a la insurgencia. Los cr¨ªticos creen que, debido a la tibieza de Corbyn en la campa?a por la permanencia, el partido estuvo ausente en un debate esencial y fracas¨® en movilizar a sus bases tradicionales por la permanencia en la UE.
"La guerra fue ilegal", dice el n¨²mero dos de Blair
John Prescott, vice primer ministro brit¨¢nico entre 1997 y 2007, declar¨® ayer que Reino Unido quebrant¨® la legalidad internacional al invadir Irak en 2003. ¡°En 2004, el secretario general de la OTAN Kofi Annan dijo que, como el cambio de r¨¦gimen era el principal objetivo de la guerra de Irak, esta era ilegal. Con gran tristeza y enfado, ahora creo que estaba en lo cierto¡±, ha escrito Prescott en un art¨ªculo en el Sunday Mirror. El cambio de opini¨®n del n¨²mero dos de Blair se produce el fin de semana despu¨¦s de la presentaci¨®n del informe Chilcot, que critica con dureza la decisi¨®n del Gobierno laborista de entrar en guerra.
De poco han servido las llamadas a la unidad de un l¨ªder que, iron¨ªas de la pol¨ªtica, vot¨® m¨¢s de 500 veces contra su propio Gobierno en los a?os del Nuevo Laborismo de Tony Blair. Tras la rebeli¨®n parlamentaria, Tom Watson, vicepresidente electo del partido y elemento clave en la comunicaci¨®n entre las dos facciones, abri¨® unas conversaciones con los sindicatos, los grandes donantes del partido y que respaldan a Corbyn, para tratar de evitar un desenlace que este fin de semana se ha revelado inevitable.
El s¨¢bado Watson anunci¨® la ruptura de unas negociaciones torpedeadas, dijo, por el propio Corbyn cuando que su intenci¨®n es continuar como l¨ªder ¡°pase lo que pase¡±. Leon McCluskey, l¨ªder del sindicato Unite, el principal financiador de la formaci¨®n, denunci¨® la decisi¨®n de Watson de terminar las negociaciones como ¡°un acto de sabotaje que pone en peligro el futuro del Partido Laborista¡±. El fantasma de una escisi¨®n, como la que provoc¨® el nacimiento del centrista Partido Social Dem¨®crata en 1981, es un devastador escenario que ya nadie descarta.
Los estudios que maneja el partido revelan que, con las normas electorales actuales, Corbyn tendr¨ªa f¨¢cil repetir su victoria en otra votaci¨®n por el liderazgo. M¨¢s a¨²n contra una candidata del sector centrista como Eagle. Diputada desde 1992, con una destacada experiencia en asuntos de igualdad y defensa de las minor¨ªas, pesa sobre ella el hecho de haber votado en favor de la guerra de Irak, un tema que la presentaci¨®n la semana pasada del informe Chilcot ha devuelto a la actualidad.
Se espera que tambi¨¦n el diputado Owen Smith presente su candidatura. Pero, si Corbyn est¨¢ en la contienda, los rebeldes conf¨ªan en agruparse en torno a un solo candidato, para que el voto contra el l¨ªder no se reparta entre tres como en el anterior proceso electoral, desatado tras la dimisi¨®n de Ed Miliband.
Eagle, o cualquier otro candidato anti-Corbyn, no tendr¨¢ dif¨ªcil recabar el respaldo de medio centenar de diputados necesario para presentarse. Quien podr¨ªa tenerlo m¨¢s dif¨ªcil es precisamente Corbyn. Pero existe ambig¨¹edad jur¨ªdica respecto a si el l¨ªder retado puede concurrir autom¨¢ticamente o necesita reunir tambi¨¦n ¨¦l ese apoyo. Est¨¢ previsto que el comit¨¦ ejecutivo del partido se re¨²na el martes para decidir sobre la cuesti¨®n. Pero el poderoso sindicalista McClusky ya ha advertido de que cualquier maniobra para excluir a Corbyn de la batalla por el liderazgo supondr¨ªa el riesgo de una ¡°divisi¨®n duradera en el partido¡±.
Tambi¨¦n se debatir¨¢ el censo. A diferencia de los tories, inmersos tambi¨¦n en una batalla por la sucesi¨®n en la que solo votar¨¢n los militantes de pleno derecho registrados tres meses antes de la elecci¨®n, en el Partido Laborista las reglas son muy laxas. En el proceso que gan¨® Corbyn en septiembre, pudo votar cualquier ciudadano que se registrara pagando solo tres libras, y el partido parece decidido a no pasar de nuevo por un caos en el que se registraron incluso simpatizantes de otras formaciones para influir en el resultado.
Lo cierto es que, desde el refer¨¦ndum del Brexit, se han registrado m¨¢s de 100.000 nuevos miembros, y el Partido Laborista entiende que la mayor¨ªa son corbynistas. El predicamento del l¨ªder fuera del grupo parlamentario sigue fuerte. Muchos votantes de izquierdas lo consideran una necesaria y refrescante ruptura con los a?os de la Tercera V¨ªa de Tony Blair y Gordon Brown. La corriente centrista y reformista que proporcion¨® al laborismo sus ¨²ltimos 10 a?os en el poder pero que, parad¨®jicamente, fractur¨® la identidad del partido, alej¨¢ndolo de sus bases tradicionales.
Una bomba pol¨ªtica nuclear
Por si los problemas que atraviesa el laborismo fueran pocos, el todav¨ªa primer ministro conservador, David Cameron, ha colocado en la agenda una bomba pol¨ªtica de consecuencias imprevisibles para la oposici¨®n: una votaci¨®n parlamentaria sobre la renovaci¨®n del programa de submarinos nucleares Trident. El envejecimiento del arsenal nuclear de la costa escocesa, el ¨²nico con el que cuenta Reino Unido, obliga al Parlamento a pronunciarse sobre su futuro este a?o. Pero el primer ministro ha decidido someterlo a votaci¨®n antes del descanso estival del Parlamento y sin haberse resuelto todav¨ªa su propia sucesi¨®n, abierta tras anunciar que dimitir¨¢ en oto?o. La necesidad de renovar el programa suscita unanimidad en las filas conservadoras, pero es un asunto altamente divisorio en la oposici¨®n: el l¨ªder laborista, Jeremy Corbyn, es un convencido militante antinuclear y votar¨¢ en contra, oponi¨¦ndose a los diputados m¨¢s centristas que consideran que el programa es necesario para cumplir los compromisos internacionales de defensa del pa¨ªs. Cameron ha anunciado que colocar¨¢ la votaci¨®n el pr¨®ximo 18 de julio, en una jugada maestra que le permitir¨¢ exhibir la unidad de su partido y profundizar la divisi¨®n de la oposici¨®n.
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