La Independencia argentina, una historia que no se ve en Buenos Aires
El ejido porte?o reserva espacios secundarios para personajes claves de la libertad argentina
Apenas 400 metros de calle para una historia kilom¨¦trica. Hip¨®lito Bouchard fue un corsario franc¨¦s al servicio de las Provincias Unidas del R¨ªo de la Plata y del Per¨² en la gesta independentista. Su nombre, poco recordado en las escuelas argentinas, fue clave durante el proceso 1810-1816 en el que se decidi¨® que el territorio que hoy se conoce como Argentina, se independice de la corona espa?ola. Sin embargo, y tal como ocurre con otros casos, las calles de la ciudad de Buenos Aires no lo cuentan como a un h¨¦roe, ni mucho menos.
A comienzos de 1816, ni el m¨¢s optimista pod¨ªa imaginar que en pocos meses se gritar¨ªa la libertad en el R¨ªo de la Plata. Napole¨®n Bonaparte hab¨ªa sido derrocado en Europa y Fernando VII hab¨ªa retornado a su trono. En suma, los realistas que permanec¨ªan en Am¨¦rica derrotaron a los revolucionarios venezolanos, Espa?a recuper¨® Nueva Granada (hoy Colombia) y avanzaba hacia el sur. Pocos lo dicen, pero fueron 5 corsarios extranjeros los que resistieron la revoluci¨®n en el Cono Sur: el irland¨¦s William Brown, el malt¨¦s Juan Bautista Azopardo (cuenta con 1.200 metros de calle), el escoc¨¦s Oliverio Russell y los franceses Angel Hubac y el citado Bouchard. Tras recuperar Montevideo, los corsarios fueron autorizados por el gobierno de Buenos Aires para ser los amos y se?ores de los mares sudamericanos, incluso, con la bandera celeste y blanca de las Provincias Unidas del R¨ªo de la Plata flameando en sus naves. A cambio hac¨ªan tareas de inteligencia en pos de la causa revolucionaria.
De todos ellos, s¨®lo Brown goza de un reconocimiento en el ejido urbano. El almirante al que se rebautiz¨® como Guillermo, no s¨®lo tiene una avenida en el m¨ªtico barrio de La Boca, sino que existe una localidad y hasta 3 equipos de f¨²tbol con su nombre. Del resto se sabe poco y nada. Ni siquiera es historia conocida que Bouchard capitane¨® una fragata llamada La Argentina y que naveg¨® durante 1817 y 1819 por los mares m¨¢s complejos del mundo. Pas¨® por Madagascar, Java, Filipinas, Hawai, California y El Salvador. Incluso, atac¨® y conquist¨® la ciudad californiana de Monterey, por ese entonces a manos de las tropas realistas, con 200 hombres armados con fusiles y lanzas. La bandera argentina flame¨® durante 6 d¨ªas durante noviembre de 1818.
Estas haza?as son relatadas en el libro 1816, la trama de la Independencia (Editorial Planeta, 2016), del historiador Gabriel Di Meglio, que cuenta mes a mes los avatares de una libertad m¨¢s concertada que peleada. ¡°Hay cierta tradici¨®n escolar en fechas como la Revoluci¨®n de Mayo o el 9 de Julio que realza lo celebratorio, lo cual est¨¢ bien, pero eso puede dar la imagen, para quienes no est¨¢n familiarizados con el tema, de momentos de acuerdo y de un gran consenso cuando en realidad no es as¨ª, hubo enormes disputas que definen esa ¨¦poca¡±, refiere el autor.
A pocos pasos de la calle Bouchard, en direcci¨®n al r¨ªo, se puede acceder a Puerto Madero, el barrio m¨¢s nuevo y m¨¢s costoso de Buenos Aires. Por decisi¨®n del ayuntamiento, en 1990, todas sus calles llevan nombres de mujer. Fue entonces de casualidad que la Ciudad homenaje¨® a otra gran art¨ªfice de la independencia: Magdalena Macacha G¨¹emes, hermana de Mart¨ªn Miguel de G¨¹emes y garante del congreso de Tucum¨¢n al sofocar una guerra civil en el norte del pa¨ªs.
Calles y pr¨®ceres
Manuel Belgrano, Jos¨¦ de San Mart¨ªn, Carlos Mar¨ªa de Alvear, Jos¨¦ Ignacio Alvarez Thomas y Juan Mart¨ªn Pueyrred¨®n son otros de los personajes importantes de la independencia argentina. Pero ellos s¨ª tienen un reconocimiento de magnitud en el plano de Buenos Aires. Una ciudad que tiene demasiadas rarezas a la hora de contar la historia desde sus calles. Como ejemplos, la avenida Independencia corre en paralelo a la calle Estados Unidos, pa¨ªs del cual Argentina copi¨® su Constituci¨®n Nacional pero cuestion¨® su pol¨ªtica exterior en la era moderna, y la Avenida C¨®rdoba lo hace en paralelo a la calle Cabrera, en una clara lectura porte?a al papel que desempe?aron las provincias del interior.
¡°En 1815 Buenos Aires, en alg¨²n punto, reemplaza a Espa?a como metr¨®poli: designa gobernadores, maneja la econom¨ªa y eso genera mucha oposici¨®n. En ese a?o, muchas provincias, como Santa Fe o C¨®rdoba, se declaran independientes. Independientes de Buenos Aires¡±, aclara Di Meglio.
Jos¨¦ Antonio Cabrera fue un abogado cordob¨¦s que viaj¨® al Congreso de Tucum¨¢n a negociar la independencia de su provincia. Lo hizo junto a otros 2 diputados, Jer¨®nimo Salguero y Eduardo P¨¦rez Bulnes, otras calles que viajan en paralelo. El objetivo de los legislativos era reivindicar la soberan¨ªa de C¨®rdoba y mantener la buena relaci¨®n con Buenos Aires. En realidad, la presencia de los cordobeses no hizo otra cosa que garantizar la realizaci¨®n del Congreso de Tucum¨¢n y hacer caso omiso al boicot de Artigas, el gran enemigo de la que terminar¨ªa siendo la capital, quien llam¨® a no concurrir. La lectura de la historia asume que Cabrera fue una pieza fundamental para los intereses porte?os y no tanto para los cordobeses, tal vez por eso la calle dedicada en su honor cambia 3 veces su direcci¨®n en los m¨¢s de 3.000 metros de extensi¨®n.
El barrio de Balvanera es el que mejor cuenta una parte crucial de la historia argentina. M¨¢s precisamente, la zona conocida como Once. Muchas de las calles que por all¨ª pasan recuerdan a los integrantes de la Primera Junta de gobierno, surgida en 1810 y que derroc¨® al virrey Cisneros aunque tambi¨¦n le jur¨® lealtad a Fernando VII. Castelli, Paso, Larrea y Azcu¨¦naga corren una detr¨¢s de otra en un barrio siempre atestado por gente que se acerca a comprar ropa m¨¢s barata o electr¨®nica china comprada por internet.
Otro cruce ins¨®lito en t¨¦rminos hist¨®ricos tambi¨¦n se da en este barrio. Es el de las calles Moreno con Saavedra, ac¨¦rrimos rivales durante 1816 por pretender, los primeros, una independencia sin ribetes ni limitaciones; los segundos, en cambio, pujaban por una libertad contradictoria, con pleno reconocimiento de la autoridad espa?ola. Una suerte de Commonwealth que finalmente no prosper¨®. Esa disputa fue el origen de la extensa guerra civil que tuvo lugar en todo el territorio.
¡°Las callecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo, ?Viste?¡±, dice el tango compuesto por Horacio Ferrer. Tienen mucha basura, gente durmiendo a la intemperie y personas de todas las nacionalidades del mundo. Tienen sombras eternas, baldosas flojas y miradas esquivas. Y tienen, tambi¨¦n, un relato de la historia que muchos ignoran, con h¨¦roes olvidados y falsos reconocimientos. Una suerte de pante¨®n en movimiento, al que nadie le deja ofrendas.
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