Muere Bernardo Provenzano, el viejo capo de la Cosa Nostra
Sucedi¨® a Tot¨° Riina en la c¨²pula de los Corleoneses y pas¨® 43 de sus 83 a?os de vida escondido
De sus 83 a?os de vida, 43 los pas¨® escondido y los ¨²ltimos 10 en una c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad de Mil¨¢n, tan lejos de Corleone, el peque?o pueblo de Sicilia donde naci¨®, se convirti¨® en el jefe m¨¢ximo de los Corleoneses, la familia m¨¢s sanguinaria de Cosa Nostra, y donde fue detenido el 11 de abril de 2006. Desde hace un par de a?os, el viejo capo Bernardo Provenzano se encontraba en estado grave, casi vegetal, pero las autoridades italianas mantuvieron incluso en el hospital el estricto r¨¦gimen de vigilancia hacia quien, durante m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, fue capaz de controlar los negocios y los cr¨ªmenes de la mafia siciliana mediante diminutos mensajes escritos a m¨¢quina. Aquellos ¡°pizzini¡± que ordenaron cientos de asesinatos por los que fue condenado a una veintena de cadenas perpetuas.
Provenzano, tambi¨¦n llamado Zio Binu (t¨ªo Bernardo) o ¡°U tratturi¡± (el Tractor, por su violencia contra los enemigos), fue el responsable, junto a Tot¨° Riina, el anterior ¡°jefe de jefes¡±, detenido en 1993 y a¨²n en prisi¨®n, la terrible guerra de la mafia de los a?os 80 y principio de los 90, en la que los Corleoneses emprendieron la caza de todos sus rivales al tiempo que manten¨ªa una lucha sin cuartel contra el Estado. Su m¨¢xima exhibici¨®n de fuerza ¡ªaunque a la postre se volver¨ªa en su contra¡ª se produjo en 1992 con los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone (23 de mayo) y Paolo Borsellino (19 de julio), iconos de la lucha contra la criminalidad organizada. Aquellos asesinatos supusieron tambi¨¦n el final de Tot¨° Riina. La sociedad italiana reaccion¨® y pidi¨® justicia como no lo hab¨ªa hecho antes. A¨²n se recuerda una frase de Rosaria Schifani, la viuda de uno de los cinco escoltas asesinados junto a Falcone y su esposa por la explosi¨®n de una bomba en la autopista entre Palermo y el aeropuerto: "Hombres de la Mafia, os perdono, pero tendr¨¦is que arrodillaros".
La prueba de que las autoridades italianas no tuvieron m¨¢s remedio que cambiar su actitud de miedo y colaboraci¨®n con la mafia se hizo patente con la detenci¨®n, en enero de 1993, de Tot¨° Riina. Fue entonces cuando Bernardo Provenzano tom¨® el mando y, obligado por las circunstancias, puso en marcha la llamada ¡°estrategia de la inmersi¨®n¡±. Los Corleoneses limitaron los asesinatos y bajaron su perfil p¨²blico de criminalidad. Desde una discreci¨®n obsesiva ¡ªobligaba a sus interlocutores a hablar en voz baja y escrib¨ªa sus ¡°pizzini¡± a m¨¢quina, en un lenguaje codificado por si eran intervenidos por la polic¨ªa, aunque muy claro para quien ten¨ªa que cumplir sus ¨®rdenes¡ª, Provenzano mantuvo su supremac¨ªa durante m¨¢s de una d¨¦cada.
Como explicaba hace unos a?os Attilio Bolzoni, el periodista del diario La Repubblica experto en mafias, la Cosa Nostra que represent¨® Tot¨° Riina y, en menor medida, Bernardo Provenzano, ya no existe: "Desapareci¨®. Riina est¨¢ sepultado en la c¨¢rcel, y toda su gente, tambi¨¦n. Solo queda por capturar Matteo Messina Denaro. Los Corleoneses est¨¢n acabados. La Mafia sigue, claro. Si vas a la regi¨®n de Sicilia, la ves. Existe una inteligencia colectiva de la Cosa Nostra que sigue muy activa. Pero se acab¨® aquel tipo de mafia con atentados y bombas, con los asesinatos excelentes -objetivos importantes como generales o magistrados-; todo aquello se acab¨® con Tot¨° Riina".
Las autoridades ya han anunciado que no permitir¨¢n los funerales p¨²blicos de Provenzano. Solo autorizar¨¢n una misa ante la patrona de Corleone. Los mafiosos suelen ser muy creyentes.
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