Thiel, el temible libertario
Prohombre de Silicon Valley, el fundador de Paypal acomete una batalla contra 'Gawker' y apoya a Donald Trump
Millonario cuarent¨®n con buen ojo para las inversiones tecnol¨®gicas,? Peter Thiel es uno de los prohombres de Silicon Valley. Ni su af¨¢n por insistir en que le gusta ir a contracorriente (casi una frase hecha entre los de su especie), ni su querencia por financiar ex¨®ticos proyectos como el Seasteading Institute (una ONG fundada por un nieto de Milton Friedman que se propone crear ciudades flotantes en aguas internacionales que escapen a las regulaciones legales) resultan verdaderamente algo tan llamativo. Ah¨ª est¨¢n Jeff Bezos el hombre Amazon con sus proyectos para habitar la luna, y Steve Jobs el iconoclasta disrupter por excelencia.
Tampoco resulta del todo chocante que aunque Thiel se graduara en Stanford como abogado, haya creado unas becas de 100.000 d¨®lares para animar a los cerebros de las universidades punteras a que abandonen sus carreras y desarrollen ideas y planes de negocios. Al fin y al cabo, antes de montar este sistema de becas, el primer renegado del mundo acad¨¦mico a quien apoy¨® fue Mark Zuckerberg. Aquella apuesta en el verano 2004 de medio mill¨®n de d¨®lares, (la escena fue interpretada en la pel¨ªcula La red social por un actor que seg¨²n Thiel le hac¨ªa parecer demasiado mayor y demasiado ejecutivo tipo Wall Street, lugar donde por cierto ech¨® los dientes tras trabajar en la corte de apelaciones en Washington) un 7% de las acciones de Facebook.
El pulso de este campe¨®n infantil de ajedrez y dotado matem¨¢tico, no tiembla a la hora de firmar cuantos cheques sean necesarios para obtener su venganza
La visionaria alianza con Zuckerberg le dot¨® de un aura de Midas. Adem¨¢s, acab¨® por blindar su fortuna, que tuvo que superar la crisis de 2008 y la cabezoner¨ªa del propio Thiel, quien no supo controlar los tiempos y tuvo importantes p¨¦rdidas. Acab¨® por transformar el fondo en una oficina dedicada a gestionar su patrimonio en San Francisco.
En esa misma ciudad cuentan que en 1998 Thiel se tom¨® un inocuo smoothie ¡ªnada de whiskies, ni drogas¡ª con Max Levchin, un programador de origen ucranio, y juntos decidieron poner en marcha Paypal, la compa?¨ªa de pagos por internet con la que Thiel esperaba crear una nueva divisa y poner en pr¨¢ctica su credo antisistema. Pero hubo que ser pragm¨¢tico y decir adi¨®s a la revoluci¨®n: Paypal simplemente multiplic¨® su fortuna cuando sali¨® a bolsa en 2004 y fue comprada por eBay poco despu¨¦s.
Peter Thiel es un confeso admirador de Ayn Rand, la autora de La rebeli¨®n de Atlas, defensora del ego¨ªsmo racional, el individualismo y la plena libertad. El magnate californiano se define como libertario y siente que este ideario encaja con su car¨¢cter empe?ado en sacar los pies del tiesto, en no seguir a la manada, en mostrarse contrario a las normas. Pero mucha atenci¨®n con romper las que protegen su intimidad. El pulso de este campe¨®n infantil de ajedrez y dotado matem¨¢tico nacido en Alemania, no tiembla a la hora de firmar cuantos cheques sean necesarios para obtener su raci¨®n de venganza. As¨ª lo demuestra el implacable acoso en la sombra al que ha sometido a la p¨¢gina web de noticias Gawker. La compa?¨ªa del brit¨¢nico Nick Denton es la casa madre de Valleywag el confidencial sobre Silicon Valley que en 2007 public¨® una nota anunciando que Thiel era gay y describi¨¦ndole como ¡°el inversor de capital riesgo m¨¢s listo¡±. Elogios aparte, s¨ª, es gay y cristiano, algo de lo que tampoco le gusta hablar. Mucha gente en el valle tecnol¨®gico lo sab¨ªa, pero la noticia no le cay¨® bien. ¡°Valleywag es el equivalente de Al Qaeda en Silicon Valley¡±, afirm¨® Thiel.
Se estima que ha gastado cerca de de 10 millones de d¨®lares en hundir a Gawker, encima, por caso legal indirecto. El pasado mayo Thiel anunci¨® que hab¨ªa financiado el coste de las acciones legales emprendidas por el luchador Hulk Hogan contra la web de noticias, por haber difundido un v¨ªdeo donde manten¨ªa relaciones sexuales. ¡°Es una de las causas fil¨¢ntropicas m¨¢s grandes que he acometido¡±, declar¨® el magnate. La sentencia de un jurado de Florida, a¨²n pendiente de recurso, penaliza a Gawker con 140 millones de d¨®lares de multa por da?os y prejuicios. La empresa se ha declarado en quiebra, y este no es el ¨²nico caso que Thiel est¨¢ financiando. El resto de la lista a¨²n no se ha hecho p¨²blica.
Se estima que ha gastado cerca de 10 millones de d¨®lares en hundir a la web de noticias 'Gawker'
Pero las alarmas ya han saltado: la decisi¨®n del creador de Paypal de correr con los gastos de las demandas de otros contra Gawker para impedir que se llegue a un acuerdo y arruinar a la web, va m¨¢s all¨¢ de este caso en particular. ¡°M¨¢s all¨¢ de la suerte que corra Gawker, ¨¦l es claramente consciente del potencial que tiene este caso para que empiecen a reexaminarse cuestiones fundamentales que conciernen a la ley de prensa en EE UU¡±, ha escrito el ex decano de la escuela de periodismo de Columbia, Nicholas Lehman. El caso que sent¨® precedente, New York Times vs Sullivan, establece desde los a?os sesenta que ning¨²n medio puede ser condenado a menos que se demuestre que el error por el que est¨¢ siendo impugnado fue resultado de una decisi¨®n ¡°realmente maliciosa¡±. Ahora Lehman advierte a los medios y a sus abogados que ha llegado la hora de prepararse para ¡°una larga guerra¡±.
La defensa de Gawker no est¨¢ exenta de problemas, pero se alzan las voces que defienden que este medio ha destapado muchas noticias en un valle en el que ¡ªa pesar de los trinos de Twitter y de las apariencias¡ª impera la ley del silencio empresarial. Denuncian adem¨¢s los m¨¦todos indirectos empleados por Thiel, quien por otro lado es fundador y miembro del consejo de administraci¨®n de Palantir, empresa de software dedicada al an¨¢lisis de big data entre cuyos clientes se cuentan desde el FBI hasta la NSA.
La situaci¨®n se vuleve a¨²n m¨¢s parad¨®jica si se tiene en cuenta que Thiel acaba de ser reelegido como miembro del consejo de Facebook, la red social que acapara la distribuci¨®n de noticias. ?El mismo hombre que trata de llevar a la quiebra y acabar con un medio? Pues obtuvo m¨¢s votos que el propio Zuckerberg, y es que puede que al negocio no le venga mal tener a Thiel en el consejo ahora que Gawker¡ªprecisamente¡ª ha destapado que su algoritmo penaliza las noticias de tinte conservador y favorece las prodem¨®cratas.
As¨ª las cosas, puede que ni siquiera sorprenda que el libertario sea uno de los 169 delegados de California (de un total de 174) que apoyar¨¢n a Trump en la convenci¨®n republicana. Le gusta llevar la contraria. En 2012, Thiel fue un importante donante en la campa?a de Ron Paul, pero ahora sus simpat¨ªas en las primarias estaban con Carly Fiorina. Ca¨ªda la ejecutiva, Thiel se ha alineado con Trump, con quien comparte la idea de que hay que poner coto a la inmigraci¨®n y a la prensa. Siempre ha dicho que le disgusta la palabra ¡°pol¨ªtica¡±, pero el millonario cree en sus derechos por encima de todo y de todos. El manifiesto de su fondo de inversi¨®n Founders Fund dice que ¡°quer¨ªamos coches voladores y en su lugar obtuvimos 140 caracteres¡±. ?En vez de visionarios que promuevan la libertad de expresi¨®n nos quedamos con aguerridos conservadores antisistema?
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