Camino expedito
Parece veros¨ªmil que Erdogan crea abierta la senda para inventar una nueva Turqu¨ªa
El presidente Recep Tayyip Erdogan no puede haber deseado el derramamiento de sangre en la reciente y fallida intentona militar, pero nada pod¨ªa convenir mejor a sus prop¨®sitos. Juan Carlos Sanz, el gran especialista de este peri¨®dico en la zona, ha calificado el putsch de ¡°23-F del l¨ªder turco¡±, porque entre esas fechas y momentos se da una coincidencia fundamental: el tiempo de las acciones unilaterales e irresponsables de la milicia ha pasado ya. El Ej¨¦rcito que se atribu¨ªa un poder por encima de las instituciones, en presunto cumplimiento de los designios del fundador del Estado turco, Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk, est¨¢ velozmente dejando de existir. Erdogan ha desencadenado una descomunal purga con la detenci¨®n de unos 6.000 militares, entre ellos varios generales, unos 3.000 magistrados y 9.000 polic¨ªas.
Pero ?por qu¨¦ ahora, por qui¨¦nes, y de qu¨¦ manera? Cu¨¢ndo: si Erdogan completaba su programa de mayor o menor islamizaci¨®n del pa¨ªs, pero especialmente si convert¨ªa la presidencia en la primera magistratura ejecutiva de Turqu¨ªa, esta pod¨ªa ser una de las ¨²ltimas oportunidades de actuar con posibilidades de ¨¦xito; qui¨¦nes: un residuo kemalista que pudiera quedar en la milicia, con la autoasignada misi¨®n de defender el laicismo de Estado, unido a aquellos militares que tuvieran motivos para creer que en una pr¨®xima limpieza les fuera a tocar a ellos, y para completar, quienes vieran el ingreso de Turqu¨ªa en la UE como una garant¨ªa contra la deriva islamizante del Gobierno, y que contemplan, hoy m¨¢s que nunca con la represi¨®n de Estado, c¨®mo se aleja esa posibilidad; los seguidores del cl¨¦rigo sun¨ª Fetul¨¢ G¨¹len, hoy exiliado en Estados Unidos, que de aliado ha pasado a rival de Erdogan, y que preconiza un islam ajeno a toda actividad pol¨ªtica, as¨ª como, finalmente, todos los que, militares o no, se oponen al progresivo autoritarismo presidencial; pero en el c¨®mo es donde el intento de putsch resulta m¨¢s penoso: los militares de alta graduaci¨®n, formados en su gran mayor¨ªa en otra ¨¦poca, pretend¨ªan dominar la situaci¨®n con las armas del siglo XX, ocupando la radio y la televisi¨®n p¨²blicas, cuando las estaciones privadas daban inmediato acomodo a la reacci¨®n del poder y, sobre todo, las redes sociales le serv¨ªan de alerta y bander¨ªn de enganche para la concentraci¨®n popular, las armas del siglo XXI.
La pol¨ªtica exterior turca est¨¢ hoy hecha jirones. Los intentos de soluci¨®n del problema kurdo han fracasado, cuando ya existe un embri¨®n de Kurdist¨¢n en Irak y los combatientes kurdos, m¨¢s que ninguna otra fuerza, hacen el trabajo de Occidente con sus ¨¦xitos militares contra el ISIS. El Estado Isl¨¢mico, con el que hab¨ªa una cierta entente de facto porque combat¨ªa a los kurdos y al r¨¦gimen sirio, contra el que se hab¨ªa vuelto Ankara despu¨¦s de a?os de laxa benevolencia, lanza asimismo sus operaciones de terror contra Turqu¨ªa porque un islamismo moderado en Ankara, aceptado o siquiera tolerado por Occidente, es lo que menos desean ver los yihadistas. Pero Erdogan, tras su macropurga, parece veros¨ªmil que crea que nunca como ahora tendr¨¢ el camino expedito para inventar una nueva Turqu¨ªa.
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