La amenaza de Trump acerca a Obama y Pe?a Nieto
La Casa Blanca recibe al presidente mexicano en un gui?o a los electores hispanos. M¨¦xico busca convertirse en lobby en Estados Unidos y presionar a los actores pol¨ªticos
M¨¦xico pesa en la campa?a electoral estadounidense. En pleno apogeo de Donald Trump, cuando el xen¨®fobo millonario acaba de tomar las riendas de la maquinaria electoral republicana y se apresta al combate final, Barack Obama ha decidido jugar sus cartas y abrir este viernes las puertas de la Casa Blanca al presidente mexicano, Enrique Pe?a Nieto. La reuni¨®n, de alto contenido simb¨®lico, muestra el signo de la estrategia dem¨®crata, volcada en capitalizar el voto antitrump, pero tambi¨¦n la fuerza electoral que la poblaci¨®n de origen mexicano ha ido cobrando y que Pe?a Nieto y su diplomacia pretenden transformar en un gigantesco grupo de presi¨®n.
Estados Unidos y M¨¦xico tienen una vida plena al margen de los improperios de Donald Trump. M¨¦xico es el segundo socio comercial de su vecino del norte y el primer destino de las exportaciones de California, Texas y Arizona, as¨ª como el segundo mercado para otros 20 estados. Cada minuto comercian por valor de un mill¨®n de d¨®lares. Un flujo del que dependen seis millones de empleos estadounidenses.
La fortaleza de este v¨ªnculo dif¨ªcilmente puede ser cambiada. Pero si hay un elemento que lo amenaza son los proyectos de Trump. Sus propuestas de construir un muro, cercenar las remesas y proceder a expulsiones masivas no hacen sino ocultar un peligro mucho mayor: la ruptura entre dos pa¨ªses que m¨¢s all¨¢ de abrazar 3.185 kil¨®metros de frontera com¨²n, ya comparten en gran medida un mismo futuro. S¨®lo entre emigrantes, hijos y nietos el factor mexicano suma 35 millones de habitantes en Estados Unidos (11% de la poblaci¨®n).
Frente a este hecho, el discurso de Trump ha tendido a jibarizar los lazos comunes y exacerbar las diferencias. Este uso de M¨¦xico como chivo expiatorio, su conversi¨®n en un vecino distante y maligno le ha dado frutos. Aupado por su explosiva verborrea, Trump ha arrasado en el campo republicano. Y aunque las encuestas todav¨ªa le son hostiles, ahora mismo es uno de los dos candidatos a presidir la naci¨®n m¨¢s poderosa del planeta. El temor del Ejecutivo de Pe?a Nieto es que pueda vencer. Que el multimillonario xen¨®fobo cumpla su sue?o y hunda a M¨¦xico en la pesadilla del odio.
En este horizonte, la posibilidad de que un error t¨¢ctico pueda encumbrar al republicano genera v¨¦rtigo en la Administraci¨®n mexicana. Sus altos cargos consideran que un enfrentamiento directo no s¨®lo puede beneficiarle, sino abrir una brecha incontrolable en la campa?a de la dem¨®crata Hillary Clinton. Por ello, aunque sin callar, han evitado el cuerpo a cuerpo y han mantenido un perfil bajo frente a la magnitud de las diatribas de Trump. Una postura que ha dolido en su propio pa¨ªs.
"El Gobierno decidi¨® no hacer nada ante Trump, y su campa?a de difundir lo importante que es M¨¦xico para Estados Unidos es pueril, eso ya se conoce. Lo que debe hacer es dirigirse al p¨²blico neutral e indeciso y hacerles ver que las propuestas de Trump, como la del muro, son da?inas para ellos¡±, se?ala el intelectual y exsecretario de Relaciones Exteriores, Jorge G. Casta?eda.
¡°Trump nos ha insultado, golpeado y utilizado. Nos ha transformado en el enemigo externo que le sirve para posicionarse. Ha hecho uso de un antimexicanismo muy antiguo, que hereda los estereotipos contra Espa?a, su leyenda negra. El Gobierno deber¨ªa haber contestado presentando los hechos, haciendo ver que los Estados Unidos son corresponsables. Pero la respuesta ha sido el silencio y la timidez¡±, afirma Sergio Aguayo, profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de M¨¦xico.
Estas cr¨ªticas no han pasado inadvertidas en el Ejecutivo mexicano. La secretaria de Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, ha admitido que la exacerbaci¨®n de Trump puede devenir en hostilidades y que este escenario demanda una nueva estrategia. En busca de una plataforma m¨¢s reactiva, se ha redibujado la estructura diplom¨¢tica en Estados Unidos. El subsecretario para Am¨¦rica del Norte, el embajador en Washington y la mitad de la red consular han sido cambiados.
El giro pretende transformar la comunidad mexicana en un grupo de presi¨®n. Para ello la canciller ha empezado a visitar casi semanalmente Estados Unidos y ha iniciado una intensa ronda contactos con actores pol¨ªticos de primer nivel, desde legisladores, gobernadores y alcaldes, a los que recuerda el peso econ¨®mico y social del factor mexicano. Tambi¨¦n se ha cerrado una alianza estrat¨¦gica con el poderoso Comit¨¦ Jud¨ªo, y los c¨®nsules mexicanos acuden a esta lobby para aprender sus pautas de actuaci¨®n. ¡°Se trata de crear una di¨¢spora y luego convertirla en un grupo de presi¨®n¡±, indica una fuente diplom¨¢tica. En este juego, el nuevo embajador tiene un papel clave. Hombre de larga experiencia en los consulados, se le ha encomendado la tarea de activar la voz de los l¨ªderes mexicanos en Estados Unidos, aglutinar las comunidades y crear una consciencia social. ¡°Queremos hacer valer el peso de M¨¦xico en la econom¨ªa y en la sociedad; algo que lamentablemente a¨²n no se ve con claridad¡±, a?aden en Exteriores.
El viaje de Pe?a Nieto a Washington, de apenas 24 horas, se inscribe en este esfuerzo. Aunque no se puede desligar del inter¨¦s electoral del Partido Dem¨®crata, a la Administraci¨®n pri¨ªsta le sirve para fortalecer su nueva pol¨ªtica y diversificar su agenda bilateral con temas comerciales y sociales, dejando atr¨¢s la monocroma discusi¨®n sobre drogas. ¡°Las relaciones entre M¨¦xico y Estados Unidos se hab¨ªan deteriorado desde los a?os noventa, cuando entr¨® en vigor el Tratado de Libre Comercio. Obama las retoma ahora y est¨¢ dispuesto a profundizarlas. Es positivo que M¨¦xico regrese a la agenda estadounidense, aunque sea tarde y por motivos electorales. Ojala hubiese ocurrido antes¡±, se?ala el profesor Gabriel Cavazos, del Instituto Tecnol¨®gico de Monterrey.
Tarde o no, el v¨ªnculo entre ambos vecinos est¨¢ viviendo una convulsi¨®n. El voto mexicano se ha vuelto un caudal cada vez m¨¢s codiciado y en M¨¦xico ha despertado una consciencia nueva. La de un pueblo que, bajo la amenaza de la xenofobia, quiere hacer valer su peso. Trump ha logrado posiblemente lo que menos deseaba.
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