Afganist¨¢n, sangre y olvido
El conflicto se ha cobrado en el primer semestre m¨¢s de 5.000 v¨ªctimas civiles, entre muertos y heridos, ante el avance de los talibanes
Los afganos tienen una cita diaria con la muerte. Su aliento se siente en los cines y los restaurantes, los quir¨®fanos y las mezquitas. En un pa¨ªs con un Gobierno d¨¦bil, que ha perdido un 5% de su territorio a manos de los talibanes, y los fogonazos espor¨¢dicos del Estado Isl¨¢mico, la ¨²nica certeza es que la violencia puede alcanzarte en cualquier esquina. Este a?o, con 1.600 v¨ªctimas mortales ha sido el m¨¢s m¨¢s sangriento para los civiles desde que la ONU contabiliza los muertos entre la poblaci¨®n.
¡°Sales de casa y no sabes si vas a volver¡±, cuenta por tel¨¦fono Lotfullah Najafizada, de 27 a?os. El jefe de Tolo News, la CNN afgana, dice que cada jornada est¨¢ marcada por la incertidumbre. ¡°Mira, hace cinco minutos escuch¨¦ una explosi¨®n, ha tenido que ser cerca de aqu¨ª. ?Qu¨¦ ha ocurrido? Ni idea. As¨ª es mi d¨ªa a d¨ªa¡±, lamenta desde Kabul, la capital. Unas horas despu¨¦s se sabr¨¢ que lo que oy¨® Najafizada tras el almuerzo era la detonaci¨®n de un explosivo en los bajos de un coche. Dentro viajaba un parlamentario afgano.?
El conflicto armado en Afganist¨¢n se ha cobrado durante el primer semestre m¨¢s v¨ªctimas civiles que nunca. La ONU cifr¨® en m¨¢s de 5.000 los ciudadanos golpeados por la guerra, entre muertos y heridos. Tadamichi Yamamoto, jefe de la misi¨®n, dijo que los afganos mueren en su vida diaria, mientras rezan o trabajan. ¡°Es vergonzoso¡±.
La escalada mort¨ªfera viene acompa?ada de un avance paulatino de los talibanes. El Gobierno ha pasado de controlar el 70% de su territorio al 65% en los ¨²ltimos cuatro meses, seg¨²n un informe militar estadounidense. Bill Rogio, editor de una publicaci¨®n online en la que mapea el pa¨ªs, sostiene que los talibanes controlan una quinta parte de Afganist¨¢n y que su influencia se extiende a casi la mitad del pa¨ªs.
En zonas liberadas como la parte norte de la capital de Kunduz, el presidente Ashraf Ghani, un hombre m¨¢s discreto y aparentemente m¨¢s honesto que su predecesor Hamid Karzai, hab¨ªa prometido que esos territorios nunca m¨¢s caer¨ªan en manos talibanes. En el nuevo pa¨ªs que estaba a punto de ver la luz una tropa de funcionarios estatales y polic¨ªas implantar¨ªan un modelo nuevo, desprovisto de las ataduras de la cerraz¨®n. Pero eso nunca lleg¨® a suceder. Ocho meses despu¨¦s los talibanes vuelven a mandar all¨ª, e incluso en lugares cercanos donde no tienen el control han calado las prohibiciones de fumar o escuchar m¨²sica.
Barack Obama pretend¨ªa acometer una retirada paulatina de las tropas estadounidenses en esta guerra sin horizonte fijo, pero ha tenido que ralentizar sus planes a medida que ha sido cada vez m¨¢s evidente la incompetencia de las fuerzas de seguridad locales. Hasta enero de 2017, m¨¢s all¨¢ de su presidencia, permanecer¨¢n sobre el terreno 8.400 militares, 3.000 m¨¢s de lo esperado.
¡°Desafortunadamente no somos capaces de movilizar a la gente contra los talibanes. Son financiados y entrenados por Pakist¨¢n. Y su terror se extiende. No necesariamente son m¨¢s fuertes que nunca, pero sus golpes son m¨¢s terror¨ªficos¡±, explica Masud Jalili.
A lomos de un burro, Jalili, entonces poeta, se intern¨® en las monta?as en la d¨¦cada de los ochenta para combatir la invasi¨®n sovi¨¦tica. Convertido en guerrillero vio como el imperio sovi¨¦tico ten¨ªa que poner pies en polvorosa. ¡°Pero despu¨¦s brotaron los talibanes y su fanatismo¡±, lamenta Jalili, de 68 a?os, hoy embajador de su pa¨ªs en Espa?a.
Mientras los focos de la atenci¨®n internacional se posan en Irak o en Siria, la casi olvidada guerra afgana sigue su paso. El ISIS reivindic¨® como suyo el atentado del lunes en Kabul, donde murieron m¨¢s de 80 personas. A este paso Afganist¨¢n corre el riesgo de acabar convertido en un enorme cenotafio.?
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