El auge proteccionista amenaza el pacto de libre comercio entre Europa y EE UU
El acuerdo comercial entre Bruselas y Washington ha ca¨ªdo presa de los miedos que atenazan a la ciudadan¨ªa y los l¨ªderes pol¨ªticos titubean a la hora de darle el apoyo final
Hace m¨¢s de tres a?os que la Uni¨®n Europea y Estados Unidos iniciaron la negociaci¨®n de un ambicioso acuerdo comercial y regulatorio para allanar las trabas a los intercambios entre ambos bloques. Pero el TTIP (tal como se conoce el acuerdo por sus siglas en ingl¨¦s) ha ca¨ªdo presa de los miedos que atenazan a la ciudadan¨ªa a ambas orillas del Atl¨¢ntico y los l¨ªderes pol¨ªticos titubean a la hora de darle el apoyo final. A tres meses de las elecciones estadounidenses, Washington y Bruselas se disponen a dar el ¨²ltimo empuj¨®n para encauzarlo antes de que acabe el mandato del presidente Barack Obama. El auge proteccionista y nacionalista que se respira en Occidente augura que no ser¨¢ sencillo.
Antes de llegar a la mesa del consumidor estadounidense, las naranjas valencianas son observadas de cerca por inspectores de aquel pa¨ªs, que se desplazan peri¨®dicamente a la Comunidad Valenciana para supervisar el producto. Para reducir este tipo de trabas al comercio la Uni¨®n Europea y Estados Unidos negocian un acuerdo entre los dos mayores mercados del mundo.
Todos los dirigentes defienden t¨¢citamente el marco comercial como una fuente de crecimiento y empleo para los dos grandes bloques econ¨®micos mundiales. Pero en tiempos en los que las fuerzas proteccionistas est¨¢n en fuerte auge pocos salen a respaldarlo p¨²blicamente y esa actitud empa?a las discusiones.
Fuentes diplom¨¢ticas de ambos bloques consideran que el pacto se enfrenta al momento de la verdad. Convencidos de que el TTIP morir¨¢ si el candidato republicano, Donald Trump, gana las elecciones estadounidenses el 8 de noviembre, los representantes pol¨ªticos quieren pisar el acelerador este oto?o. Si la vencedora es Hillary Clinton, el inter¨¦s por el pacto permanecer¨¢, aseguran esas fuentes, pero el escenario es muy incierto.
L¨ªderes populistas en alza se oponen rotundamente al acuerdo en muchos pa¨ªses occidentales. Voces cr¨ªticas toman fuerza incluso en las formaciones moderadas. Y varias citas electorales en el horizonte, adem¨¢s de la EEUU, complican el escenario. Especialmente en Francia, porque los socialistas rehuyen un pacto que buena parte de sus bases rechaza antes de las presidenciales de 2017. Pero tambi¨¦n en Alemania, donde el rechazo al acuerdo tambi¨¦n es fuerte y est¨¢n previstas legislativas ese mismo a?os.
Bruselas y Washington concluyeron a mediados de julio una ronda negociadora que esperaban decisiva, aunque los avances han sido m¨¢s bien limitados. El negociador jefe de la UE, Ignacio Garc¨ªa Bercero, consider¨® ¡°un motivo de preocupaci¨®n grave¡± la falta de progresos en uno de los cap¨ªtulos que m¨¢s interesan a la UE: el acceso de empresas europeas a contrataciones p¨²blicas en Estados Unidos.
¡°Es importante que los dos grandes bloques mundiales muestren que son capaces de llegar a un acuerdo y se resit¨²en en el tablero internacional. Eso marcar¨ªa posiciones por ejemplo frente a China, con la que la relaci¨®n se est¨¢ revelando complicada¡±, argumenta Inmaculada Rodr¨ªguez-Pi?ero, eurodiputada socialista experta en comercio internacional. Pese a defender el marco general, Rodr¨ªguez-Pi?ero advierte: ¡°No puede firmarse un acuerdo si las posiciones siguen igual en lo que respecta a contrataci¨®n p¨²blica¡±. La postura del Parlamento Europeo resulta crucial porque su voto es preceptivo para la aprobaci¨®n del acuerdo.
Para tratar de neutralizar la contestaci¨®n social al tratado ¡ªnumerosas organizaciones han alertado del riesgo de que Europa rebaje sus est¨¢ndares regulatorios si pretende homogeneizarlos con los estadounidenses¡ª, los l¨ªderes pol¨ªticos tratan de hilar una contranarrativa. El secretario de Estado, John Kerry, anunci¨® hace unos d¨ªas su intenci¨®n de visitar Europa en las pr¨®ximas semanas para concienciar sobre las bondades del TTIP. Y la Comisi¨®n Europea, encargada de negociar el acuerdo, pone cada vez m¨¢s el acento en que beneficiar¨ªa sobre todo a las 600.000 peque?as y medianas empresas europeas que ya exportan a Estados Unidos. E insiste en que no habr¨¢ rebaja de ambici¨®n medioambiental, laboral o alimentaria en el club comunitario si se adopta ese marco com¨²n.
Pese a todo, las adversidades no dejan de aumentar. La decisi¨®n brit¨¢nica de abandonar la UE, que ha estallado en plena negociaci¨®n, afecta gravemente al TTIP. Un 25% de las exportaciones estadounidenses van a parar a territorio brit¨¢nico, un porcentaje muy considerable que ahora quedar¨ªa fuera de cualquier arreglo que negocien Bruselas y Washington. La desesperaci¨®n por desencallar el acuerdo llev¨® a alg¨²n alto cargo comunitario a proponer que Londres tambi¨¦n participe de ¨¦l, como socio externo, una vez salga de la Uni¨®n. Pero nadie acepta una idea similar.
El oto?o tendr¨¢ varias fechas clave para dilucidar el futuro del TTIP. Los ministros de Comercio se reunir¨¢n el 23 de septiembre en Bratislava (la capital de Eslovaquia, que ejerce este semestre la presidencia rotatoria de la UE) para definir su nivel de ambici¨®n. En los d¨ªas previos, diversas plataformas ciudadanas tratar¨¢n de neutralizar los discursos oficiales con una serie de movilizaciones en Alemania. Pocas semanas despu¨¦s, los jefes de Estado y de Gobierno deber¨¢n abordar el asunto en la cumbre de octubre. Tambi¨¦n para ese mes est¨¢ prevista la pr¨®xima ronda de negociaci¨®n entre Europa y Estados Unidos. La ¨²ltima, previsiblemente, bajo mandato de Obama.
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