?Ser o Tener?
La sed de tener, la avaricia, debe tener un l¨ªmite y m¨¢s nos vale encontrarlo pronto antes de que la codicia acabe con lo mejor de nosotros
Parafraseando a Erich Fromm
?Qu¨¦ tal invertir unos instantes en otro tipo de reflexiones apartadas de los horrores de la pol¨ªtica nacional o del mundo de los negocios sobre todo en estos tiempos de indolencia navide?a? Aisl¨¦monos moment¨¢neamente de la vor¨¢gine cotidiana¡
¡°Los sudarios no tienen bolsas¡±, sentenci¨® en alguna ocasi¨®n Andrew Melon y ten¨ªa, sin duda, toda la raz¨®n. ?A d¨®nde nos conduce esta carrera enloquecedora por tener y acaparar, consumir y poseer? ?Es posible viajar simult¨¢neamente a diez ciudades en diez diferentes aviones o ponerse tres trajes o usar varios sombreros, relojes, autom¨®viles y camisas al mismo tiempo o comer 5 veces al d¨ªa comida china, mexicana, francesa, alemana e italiana bebiendo al un¨ªsono whisky, vino, ginebra, co?ac y tequila, o pasar la misma noche en 5 camas de 5 mansiones ubicadas en 5 pa¨ªses distintos con 5 o 10 diferentes mujeres? La sed de tener, la avaricia, debe tener un l¨ªmite y m¨¢s nos vale encontrarlo pronto antes de que la codicia acabe con lo mejor de nosotros. El prop¨®sito que me mueve al escribir estas l¨ªneas consiste en tratar de explicar la falta de visi¨®n intr¨ªnseca que implica por encima de cualquier an¨¢lisis el hecho de dedicar la vida entera ¡ªtan breve por cierto¡ª a amasar una gran fortuna, es decir, a tener y no a ser, esta ¨²ltima condici¨®n, la mejor de todas las riquezas.
Tanto tienes, tanto vales, dej¨® consignado el poeta para la eternidad. Si yo soy lo que tengo, y lo que tengo se pierde, entonces, ?qui¨¦n soy finalmente? Si no tengo nada, ?no soy nadie? Al estar consciente de que puedo perder lo que tengo,es claro que vivo permanentemente preocupado. ?Preocupado?, ?que va!, devorado por la angustia de perder lo que soy, de perder mi dinero y mis bienes, mis veh¨ªculos de reconocimiento y aceptaci¨®n social, los instrumentos que hicieron posible mi encumbramiento desde donde ¡ªparad¨®jicamente¡ª no puedo advertir el descuido de mi mundo interior, de mi ser: un basti¨®n fuera del alcance de los mercados, un mundo encantado inaccesible al dinero en el que a diario reafirmo mi identidad y mis justificaciones para vivir. No valgo por lo que tengo sino por lo que soy.
Como puedo perder lo que poseo, tengo miedo a los ladrones, a las revoluciones, a los l¨ªderes de izquierda, a la competencia, a los cambios econ¨®micos, a la enfermedad, a la muerte, y tengo miedo a la libertad, al cambio, a lo desconocido. En consecuencia, me vuelvo temeroso, desconfiado, duro, suspicaz, solitario, impulsado por la necesidad de tener m¨¢s para estar mejor protegido sin percatarme que mientras m¨¢s tengo m¨¢s me aparto de m¨ª mismo. Mis propiedades me apartan de m¨ª y por lo tanto yo no soy yo mismo, soy en esencia un conjunto de bienes materiales y as¨ª termino mis d¨ªas, sin saber ni haber descubierto los inmensos valores que existen en mi interior. Termino mis d¨ªas sin haber siquiera emprendido la b¨²squeda dentro de m¨ª de otros tantos valores que me hubieran podido reportar mucha m¨¢s felicidad que el dinero, si es que el dinero sirve para comprar la felicidad. La verdadera riqueza no implica el acaparamiento compulsivo de bienes, sino el descubrimiento de nuestra verdadera personalidad, de nuestros aut¨¦nticos apetitos, cualidades y facultades, de nuestra vocaci¨®n e identidad que al descubrirlos y confirmarlos justificamos ahora s¨ª nuestra existencia: una b¨²squeda inevitable de la que nos aparta la lucha por el reconocimiento a trav¨¦s del dinero.
Jam¨¢s debe faltarnos tiempo para explorar nuestro mundo interior, entender nuestro ser y justificar nuestra existencia apart¨¢ndonos del hedonismo radical, de la frivolidad del placer a cualquier precio y a cualquier costo. Tener, s¨®lo tener por el hecho de tener como una muestra de inteligencia y talento para hacernos de respeto y aceptaci¨®n social s¨®lo nos divorcia de nosotros mismos al extremo de hacernos caer en una confusi¨®n de fatales consecuencias. ?Para qu¨¦ el acaparamiento de dinero si los sudarios no tienen bolsas? ?Para qu¨¦ la riqueza si no para ayudar a terceros? ?Y la filantrop¨ªa? ?Los bienes nos conducen a la paz interior y a la reconciliaci¨®n con nosotros mismos? ?Cuidado con los espejismos...!
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