Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez, hijastra de Daniel Ortega: ¡°Es doloroso ver una dictadura en Nicaragua¡±
La hija de la primera dama analiza la alianza presidencial entre sus padres
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Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez Murillo (Managua, 1967) acababa de dar un taller para personas refugiadas en San Jos¨¦. Era s¨¢bado y acomodaba a¨²n las ideas despu¨¦s de ver en las noticias todo lo que, asegur¨®, sab¨ªa que iba a ocurrir con su madre y su padrastro, la pareja presidencial que intentar¨¢ en noviembre prolongar en Nicaragua el poder pol¨ªtico y consolidar lo que ella califica sin miramientos como ¡°una dictadura¡±.
¡°Aunque duela a tanta gente que ama en el mundo a la Nicaragua revolucionaria, hay que llamarle por su nombre; es una dictadura¡±, afirm¨® en entrevista con EL PA?S Zoilam¨¦rica, conocida por su explosiva denuncia de 1998 sobre abuso sexual contra su padrastro, Daniel Ortega Saavedra, y desde entonces enemiga de su propia madre, Rosario Murillo.
Han sido d¨ªas atribulados. Las noticias abundan desde Managua y tambi¨¦n sus conversaciones privadas con conocidos en Nicaragua. Ellos, asegura, le cuentan desde los intestinos del FSLN o desde su periferia c¨®mo Ortega va copando el poder en conjunto con su poderosa primera dama y actual candidata a la vicepresidencia para los comicios de noviembre. Ya no hay caretas ni poderes f¨¢cticos. Ahora se formaliza el ¡°absolutismo¡±, como le llama esta soci¨®loga que cumple ya tres a?os en su segundo exilio en Costa Rica, a donde lleg¨® pensando que eran solo unos meses. El primero fue en su ni?ez, acompa?ada de su mam¨¢ y aquel hombre guerrillero a quien acusa de abusos sexuales continuados durante 11 a?os.
Narv¨¢ez no se siente ahora sorprendida por la postulaci¨®n de su madre en la f¨®rmula presidencial. Le parece un acto consecuente con la necesidad de Daniel Ortega de rodearse de las mayores lealtades posibles para continuar con el proyecto pol¨ªtico-econ¨®mico en que ha querido convertir al Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), a la revoluci¨®n sandinista y a Nicaragua completa. Una transformaci¨®n completa que, enfatiza ella, alcanza incluso al h¨¢bitat econ¨®mico con una nueva clase de ricos, una pir¨¢mide de lealtades y complicidades en cuya parte alta ve a sus propios hermanos, la familia Ortega Murillo.
Pregunta. ?C¨®mo explica la postulaci¨®n de su madre en la f¨®rmula presidencial con su padrastro?
Respuesta. Puedo reconocer ahora a esa persona que me ha amenazado. La que dijo que mientras yo no quitara esa mancha a Daniel [la denuncia por abusos sexuales], yo no iba a volver a tener el coraz¨®n de una madre, aunque yo nunca lo vi. Puedo reconocerla como la misma que me llam¨® el d¨ªa en que deportaron a Carlos, mi pareja, el 28 de junio del 2013. La reconozco en sus impulsos y sus excesos y la necesidad de controlarlo todo.
- P. ?Es ella la que gobierna?
- R. Es fundamental no relevar de responsabilidades a Daniel Ortega. Su esposa lo encubre, lo protege y asume los costos pol¨ªticos de las decisiones para las que ¨¦l no tiene coraje. A ella le interesa ejercer el poder y a ¨¦l no le interesa asumir las consecuencias.
- P. ?Es todo tan calculado?
- R. Hay dos pactos claves que le han permitido a Ortega construir su poder actual. Son pactos pol¨ªticos. El que form¨® con Arnoldo Alem¨¢n [en el a?o 1998, el mismo en que Zoilam¨¦rica hizo p¨²blicas sus denuncias] y el que ha formado con su pareja. Ir a elecciones juntos sella un pacto pol¨ªtico de complicidad y ejercicio de poder compartido.
"Es un gobierno mesi¨¢nico y para ellos es importante proyectarse como los due?os de Nicaragua"
- P. ?Era necesario llegar a este punto? ?Acaso hay algo que no pueda hacer Ortega con el vicepresidente actual Omar Hallesleven?
- R. Ellos en este momento no pueden confiar absolutamente en nadie, porque ya hay s¨ªntomas de disidencia muy fuerte y descontento hasta en las fuerzas armadas. Si dan espacios a otros actores se erosiona esa imagen de absolutismo. Es un gobierno mesi¨¢nico y para ellos es importante proyectarse como los due?os de Nicaragua.
- P. Tal vez a usted no le sorprenda esta inhabilitaci¨®n de la oposici¨®n, el plan de Ortega de reelegirse o la inclusi¨®n de su mujer en la f¨®rmula constitucional, pero la comunidad internacional s¨ª est¨¢ contrariada.
- R. Lo que pasa es que Nicaragua fue un pa¨ªs muy amado en el mundo durante la revoluci¨®n y despu¨¦s del triunfo de 1979. Por eso es dif¨ªcil creer la deformaci¨®n de esa revoluci¨®n, por m¨¢s se?ales de alerta que hubiera. Hay que seguir amando a Nicaragua, a la Nicaragua revolucionaria, que es muy distinta del orteguismo. En Nicaragua lo que hay es un poder pol¨ªtico sostenido por un poder econ¨®mico.
- P. ?Lo dice por el apoyo de los grandes empresarios locales?
- R. S¨ª, pero hay algo m¨¢s grande. Ellos reestructuraron el poder econ¨®mico y crearon nuevos ricos. Fue una reingenier¨ªa de pol¨ªticas econ¨®micas, de corrupci¨®n y de contratos secretos. Se confirm¨® una clase econ¨®mica cubierta por la familia Ortega y su partido. Comprar lealtades y hacer c¨®mplices es la pr¨¢ctica del pacto pol¨ªtico en Nicaragua. No hay forma de romper esos pactos pol¨ªticos.
- P. ?C¨®mo tan blindado?
- R. Tras el capital de la familia gobernante hay muchos actos encubiertos. Ese sigilo solo lo hemos visto en sistemas absolutistas. No podemos tener idea de la cantidad de empresas en esa red impulsada por cooperaci¨®n internacional [caso de Albanisa, con fondos de Venezuela]. Tienen una red de testaferros, de abogados locales e internacionales, sostenidos bajo un esquema de absoluto control militar, porque tambi¨¦n Ortega ha politizado las fuerzas armadas.
- P. Y el capital tradicional, ?no?
- R. Hay un grupo de empresarios que ha sido privilegiado y ese grupo avala al gobierno. Muchos violentan los derechos de los trabajadores con total pasividad del Gobierno. Es lamentable la posici¨®n del COSEP (Consejo Superior de la Empresa Privada en Nicaragua), que ha legitimado este sistema, contrario a como lo hizo en el somocismo.
- P. ?Por qu¨¦?
- R. Se compran lealtades y hacer c¨®mplice es la pr¨¢ctica del pacto pol¨ªtico en Nicaragua. Es una deformaci¨®n del sistema. No hay forma de romper esos pactos pol¨ªticos.
"Sucumbieron ante la tentaci¨®n del poder y para ello desmantelaron la institucionalidad"
- P. No se puede negar entonces la capacidad estrat¨¦gica de Ortega y Murillo.
- R. Esto es cultura militar m¨¢s concentraci¨®n del poder. No quiero atribuirles una gran estrategia. Sucumbieron ante la tentaci¨®n del poder y para ello desmantelaron la institucionalidad.
- P. Y convencieron a la Iglesia, a empresarios, a partidos opositores¡
- R. Es que esto es el somocismo, pero estilizado en sus formas. Lo m¨¢s dif¨ªcil es convencer a la comunidad internacional de que la existencia de elecciones no borra que hay una dictadura. En Nicaragua hay una dictadura. S¨¦ que esto puede resultar doloroso para los que confiaron en la Nicaragua revolucionaria.
- P. ?Qu¨¦ salida ve usted?
- R. Es complicado. Nicaragua enfrenta todos los s¨ªntomas de una persona abusada: el miedo, la intimidaci¨®n y el horror de la impunidad. Hablo con gente que no sale en noticias, gente del FSLN y cargos importantes. No podemos condenar a todos los que est¨¢n dentro. Hay que distinguir entre los oportunistas, los temerosos y los supervivientes. Probablemente yo pas¨¦ por uno de esos estados. Yo call¨¦ mucho tiempo por lo que yo cre¨ªa que era la revoluci¨®n. Pero Daniel Ortega no es la revoluci¨®n.
- P. A¨²n muchos lo creen as¨ª en Nicaragua.
- R. Ya ver¨¢s que la m¨¢scara empezar¨¢ a caerse. Esta decisi¨®n [la postulaci¨®n de Murillo] va a permitir alumbrar la situaci¨®n de Nicaragua. Es un acto extremo y desesperado por concentrar el poder.
- P. ?Dec¨ªa usted que hay grupos armados para la resistencia?
- R. Mira, yo no respaldar¨ªa una nueva salida armada en Nicaragua. Puede haber otras maneras aunque ahora parezcan imposibles. Sin embargo, las historia nos ha ense?ado que la resistencia nicarag¨¹ense se form¨® de campesinos descontentos desde antes de que recibir financiamiento extranjero. Ha habido operativos armados que el gobierno califica de delincuenciales, pero generalmente estas personas tienen v¨ªnculos con grupos pol¨ªticos de oposici¨®n. S¨ª creo que hay grupos que empiezan a tener asidero en las propias comunidades. Y grupos pol¨ªticos que no son asumidos como opositores puede estar apoyando en los terrenos.
- P. ?Y en la Polic¨ªa o el Ej¨¦rcito?
- R. Creo que en cualquier momento un jefe de la polic¨ªa o del Ej¨¦rcito se va a levantar. El poder funciona como una sustancia que te hace cada vez ser m¨¢s dependiente de ¨¦l y te reduce tus capacidades. Ellos van a empezar a actuar peor, sobre todo hacia adentro, donde el respaldo hacia Rosario Murillo es m¨ªnimo, porque ella ha desconocido a todo el liderazgo hist¨®rico.
- P. De nuevo, ?lo est¨¢ entendiendo la comunidad internacional?
- R. Muchos l¨ªderes tienen esa sensaci¨®n de soledad, de que no hay apoyo para salvar los pedazos?de Nicaragua que nos est¨¢n dejando. Es importante sentirnos acompa?ados por m¨¢s conciencia internacional.
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