Donald Trump siembra dudas sobre la limpieza de las elecciones
El candidato republicano abona las teor¨ªas de la conspiraci¨®n para descalificar a la dem¨®crata Hillary Clinton
Cuando Donald Trump acusa al presidente Barack Obama y a la aspirante dem¨®crata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, de fundar el ISIS, repite un bulo que ha circulado por Oriente Pr¨®ximo, Rusia y Estados Unidos. No es la primera teor¨ªa conspirativa del republicano. El viernes, en Pensilvania, sembr¨® dudas sobre la legitimidad de las elecciones de noviembre al asegurar, sin pruebas, que estar¨¢n ama?adas. Trump convierte una tradici¨®n muy estadounidense ¡ªlas sospechas sobre poderes ocultos que mueven los hilos de la historia¡ª en un elemento central en su campa?a a la Casa Blanca.
¡°?Por qu¨¦ no muestra su certificado de nacimiento?¡±, dijo Trump en el programa The View, de la cadena ABC, en marzo de 2011. Trump era entonces un multimillonario de Nueva York, un constructor famoso por sus rascacielos y sus esc¨¢ndalos en la prensa del coraz¨®n, y una estrella de la telerrealidad. Hab¨ªa flirteado varias veces con una candidatura presidencial pero nunca se hab¨ªa lanzado.
Su obsesi¨®n con el certificado de nacimiento de Obama le convirti¨® en el portavoz m¨¢s c¨¦lebre de una de las teor¨ªas conspirativas que m¨¢s fortuna ha hecho en tiempos recientes: la que sostiene que el presidente no naci¨® en Estados Unidos sino en Kenia y, por tanto, es ileg¨ªtimo. Era una teor¨ªa con claro fondo racista: Obama es el primer comandante en jefe afroamericano. Aquella cruzada fue el primer paso para una carrera pol¨ªtica construida sobre los cimientos de la deslegitimaci¨®n del dem¨®crata Obama y la promoci¨®n de teor¨ªas de la conspiraci¨®n sin fundamento en la realidad.
Cinco a?os despu¨¦s, Trump es el candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca. En lo esencial, nada ha variado. Las teor¨ªas conspirativas siguen siendo arma predilecta en su campa?a. Y estas se dirigen, entre otros, a Obama y a su rival dem¨®crata en noviembre, Hillary Clinton.
El c¨®ctel de la conspiraci¨®n
"Donald Trump sabe c¨®mo tomar un poco de cada teor¨ªa de la conspiraci¨®n", dice Jonathan Kay, autor de Among the truthers. A journey through America's growing conspiracist underground (Entre los que buscan la verdad: un viaje por el creciente submundo conspiracionista de Am¨¦rica). "Para ¨¦l, lo conspirativo es como un buf¨¦. Porque sabe que, si toma un poco de cada teor¨ªa, expresa algo de estas distintas subculturas, toca algunas notas en un instrumento musical para cada una de ellas y las excita".
El t¨ªtulo del libro de Kay hace referencia a los truthers, los grup¨²sculos que sostienen que, detr¨¢s de los atentados del 11 de septiembre de 2001 hubo una conspiraci¨®n ocultada por los medios y el Gobierno. El gran ap¨®stol de los truthers es Alex Jones. En junio, Jones asisti¨® a la convenci¨®n de Cleveland, que nomin¨® a Trump candidato, y particip¨® en un acto en los m¨¢rgenes del evento con Roger Stone, otro conspiracionista ilustre y cercano a Trump.
El candidato se hizo eco de ideas de los truthers cuando, en un debate de las primarias, responsabiliz¨® al presidente republicano George W. Bush de no proteger adecuadamente al pa¨ªs ante el 11-S. Otra de las teor¨ªas de Jones trata de un supuesto plan de dominio mundial de lo quienes ¨¦l llama los "globalistas", un t¨¦rmino que Trump usa para contraponerlo a lo que define como su propio credo, el "americanismo".
El aspirante republicano ha recuperado el bulo sobre la muerte en 1993 de Vince Foster, un colaborador de los Clinton que se suicid¨®, y sobre el papel de las vacunas en el autismo.
Pero la que m¨¢s repite en los ¨²ltimos d¨ªas, sobre todo desde que ha empezado a perder terreno ante Clinton, es la de que las elecciones de noviembre no ser¨¢n limpias. El viernes lo repiti¨®. Dijo que si pierde Pensilvania, un Estado que necesita ganar y en el que los sondeos le son adversos, ser¨¢ porque Clinton habr¨¢ hecho trampas. Es una manera de deslegitimar el resultado antes incluso de que se juegue el partido.
El argumento de Trump es que los votantes de Clinton votar¨¢n varias veces, vulnerando la ley. Uno de los caballos de batalla del Partido Republicano en los ¨²ltimos a?os ha consistido en endurecer las condiciones para votar, con el argumento del fraude. Las pruebas de que haya existido son poco concluyentes, y menos a¨²n que haya decidido ninguna elecci¨®n.
Otra teor¨ªa reciente de Trump: cuando asegura que Obama y Clinton fundaron el Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), el grupo yihadista que ha ocupado partes de Irak y Siria y ha perpetrado ataques terroristas en Europa y Estados Unidos. La teor¨ªa tiene una conexi¨®n con la que sosten¨ªa que Obama no hab¨ªa nacido en Estados Unidos: presentarle como un extranjero, cuya lealtad a la patria ser¨ªa cuestionable, y culpable de un acto de alta traici¨®n como ser¨ªa la complicidad con los terroristas.
Del comunismo al ISIS
¡°No se entera¡±, dijo Trump en alusi¨®n a Obama, despu¨¦s de la matanza de medio centenar de personas en una discoteca de Orlando (Florida). ¡°O se entera mejor de lo que cualquier persona pueda entender¡±. Con frecuencia Trump pone en circulaci¨®n las teor¨ªas sobre supuestas conjuras de forma indirecta, citando rumores o imprecisas declaraciones de otras personas.
¡°Muchas personas dicen que los iran¨ªes mataron al cient¨ªfico que ayud¨® a Estados Unidos debido a los emails pirateados de Hillary Clinton¡±, escribi¨® hace unos d¨ªas en la red social Twitter. El comentario vinculaba el robo de correos electr¨®nicos de Clinton en su etapa como secretario de Estado con la ejecuci¨®n del cient¨ªfico iran¨ª Shahram Amiri, acusado por Teher¨¢n de espiar para Estados Unidos. La f¨®rmula ¡°muchas personas dicen¡¡± le permit¨ªa lanzar falsedades sin asumirlas como propias.
En mayo, cuando estaba a punto de lograr la nominaci¨®n despu¨¦s de tres meses de elecciones primarias, Trump atac¨® a su principal rival en el partido, el senador Ted Cruz, con una teor¨ªa especial. Era especial porque conectaba a Cruz con el episodio que dio pie a la madre de todas las teor¨ªas conspirativas en Estados Unidos: el asesinato del presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963.
Trump, citando una fotograf¨ªa publicada en la publicaci¨®n amarillista National Enquirer, sosten¨ªa que el padre del senador Cruz, el cubano Rafael Cruz, estuvo con Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy, unos meses antes del magnicidio. Cruz lo neg¨®, y no hay pruebas de que la persona que sale en la vieja foto con Oswald sea Cruz padre, pero Trump no ha dejado de repetirlo.
Trump es el ¨²ltimo heredero de lo que el historiador Richard Hofstadter llam¨®, a principios de los a?os sesenta del siglo pasado, ¡°el estilo paranoide en la pol¨ªtica americana¡±. En aquella ¨¦poca era la Sociedad John Birch, cuyo fundador, Robert Welch, dec¨ªa que ¡°las influencias comunistas tiene el control casi absoluto del Gobierno federal y que el presidente Dwight Eisenhower era ¡°un agente dedicado y consciente de la conspiraci¨®n comunista¡±. La conspiraci¨®n pervive. Del comunismo al ISIS, poco ha cambiado.
Los otros intrigantes
El campo anti-Trump tambi¨¦n tiene sus teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Una de ellas es que Trump es un producto de los Clinton, el expresidente Bill y la candidata Hillary. Seg¨²n esta teor¨ªa, el matrimonio promovi¨® su candidatura como republicano consciente de que ser¨ªa un aspirante d¨¦bil y f¨¢cil de batir y, adem¨¢s, destruir¨ªa al Partido Republicano con su estilo heterodoxo y su falta de experiencia. Como prueba se esgrime una conversaci¨®n telef¨®nica que Bill Clinton y Donald Trump mantuvieron en mayo de 2015, unas semanas antes de que este ¨²ltimo presentase su candidatura.
Otra teor¨ªa describe a Trump como un infiltrado en EE?UU del presidente Vlad¨ªmir Putin: un agente extranjero destinado a dinamitar por dentro la primera potencia mundial. "En el n¨²cleo de esta idea se encuentra una intersecci¨®n genuina de intereses", ha escrito en The Washington Post Jesse Walker, autor de The United States of Paranoia: a conspiracy theory (Estados Unidos de paranoia: una teor¨ªa de la conspiraci¨®n). Trump admira a Putin, y las posiciones del republicano sobre la OTAN o la anexi¨®n de Crimea pueden complacerle. El supuesto papel ruso en el robo y difusi¨®n de correos electr¨®nicos del Partido Dem¨®crata reforzar¨ªa la teor¨ªa. En realidad, como dijo el exdirector de la CIA Michael Morell, es m¨¢s veros¨ªmil que, si Trump es un agente, lo sea involuntariamente. Esta teor¨ªa, escribi¨® Walker, "invita a los votantes a rechazarle con argumentos trumpianos, una combinaci¨®n que podr¨ªa disminuir el atractivo del hombre. Pero al amplificar las ansiedades sobre los outsiders [elementos externos como los esp¨ªas], puede reforzar un miedo que no est¨¢ tan lejos del trumpismo".
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