Malasia: ?la Normand¨ªa del ISIS?
Si el islam radical logra imponerse en Asia, las consecuencias de su presencia ser¨¢n atroces
En estos tiempos que conforman nuestro presente, una gran parte del mundo desarrollado, es decir, Europa y Estados Unidos, viven aterrados con la fuerza del ISIS. Sin embargo, la verdadera batalla del Estado Isl¨¢mico no s¨®lo se est¨¢ librando en las calles de Par¨ªs, o en el temor de lo que pueda suceder en Nueva York o Washington, porque la jugada donde se concentra uno de los movimientos estrat¨¦gicos del ISIS en este momento reside en la conquista de una posici¨®n dominante en Asia, que en t¨¦rminos num¨¦ricos cambiar¨ªa por completo el balance de fuerzas a nivel internacional, mediante dos aspectos particularmente relevantes.
Primero, la conquista de Indonesia, el pa¨ªs con mayor poblaci¨®n musulmana en el mundo. Y segundo, los ataques sobre Malasia, as¨ª como el uso de la violencia y la injerencia en Tailandia. Y es que, en los ¨²ltimos d¨ªas Tailandia ha sido noticia por la aprobaci¨®n ¡ªmediante el voto de los ciudadanos en un refer¨¦ndum¡ª de una reforma a su Constituci¨®n que reforzar¨ªa a los militares en el poder, despu¨¦s del golpe de Estado de 2014. Y, por otra parte, las sospechas de corrupci¨®n sobre el primer ministro de Malasia polarizan el verdadero foco rojo del problema por el que atraviesa ese pa¨ªs.
Aquella noche del 28 de junio del presente a?o qued¨® marcada por la fuerte explosi¨®n que estremeci¨® las calles de Kuala Lumpur. Una granada que fue arrojada al interior de un club nocturno llamado Movida tom¨® por sorpresa a los asistentes dejando entre ellos un saldo de ocho heridos. Posteriormente la polic¨ªa local declar¨® este incidente como un ataque terrorista, dirigido y ejecutado por miembros del Estado Isl¨¢mico.
Aunque si este acontecimiento se estudia desde otra ¨®ptica, el ataque fue inesperado, pero el hecho de que haya ocurrido en Malasia no sorprendi¨® a aquellos que siguen de cerca las actividades de los musulmanes extremistas en Asia.
Situaciones como estas plantean un punto decisivo para los pa¨ªses occidentales, que deben decidir de qu¨¦ manera podr¨¢n lidiar con los desaf¨ªos que se presentan en Asia. El pasado ha demostrado que en aquellos casos en los que un poder externo ha tratado de imponer sus valores, s¨®lo ha terminado por desencadenar un verdadero caos alimentado por la incapacidad de los pa¨ªses occidentales para entender culturas y mentalidades ajenas a las suyas.
Por ejemplo, en Egipto, la ca¨ªda del expresidente Hosni Mubarak en 2011 fue ratificada por Occidente y acab¨® llevando al poder a la organizaci¨®n extremista Hermanos Musulmanes. En Libia la liquidaci¨®n del conflictivo r¨¦gimen de Muamar el Gadafi termin¨® en la creaci¨®n de una fortaleza por parte del ISIS en las costas de Europa, ampliando as¨ª la crisis de refugiados. En ese sentido, Occidente tiene que tomar una decisi¨®n, continuar con la consabida manera ¡ªjusta pero ineficaz¡ª de lidiar con la situaci¨®n, o cooperar con sus mejores aliados en la regi¨®n.
Hace d¨¦cadas que las autoridades en Filipinas lidian con la milicia del grupo isl¨¢mico Abu Sayyaf. Las provincias de Yala y Songkhla al sur de Tha, que son fronterizas con Malasia, tambi¨¦n han sufrido el terror isl¨¢mico. Diversas fuentes de informaci¨®n indican que Malasia ha impedido nueve ataques diferentes planeados por el ISIS, que ten¨ªan como finalidad atentar contra objetivos en territorio malasio.
Adem¨¢s, recientemente v¨ªdeos difundidos en Internet anunciaban la declaraci¨®n de guerra por parte del ISIS en contra de Malasia e Indonesia, un pa¨ªs que se enorgullece de ser visto como un rompeolas en contra de una creciente marea del islam extremista, y de ser un actor fundamental en impedir que aquel extremismo se disperse.
A pesar de que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Malasia es de fe musulmana (61%), el pa¨ªs en s¨ª es definido como laico en tanto a la Constituci¨®n local. Esto plantea una gran amenaza a las ideolog¨ªas salafistas (ideolog¨ªa pol¨ªtico-religiosa que retoma los or¨ªgenes del islam) promovidas por el ISIS.
En ese contexto, Malasia es la personificaci¨®n exacta del enemigo cercano, ya que es todo lo contrario a lo que el ISIS trata de imponer en el mundo isl¨¢mico. Es una espina en el costado de todos aquellos que tratan de esparcir una ideolog¨ªa extremista y violenta.
Si el islam radical logra imponerse en Asia, las consecuencias de su presencia ser¨¢n atroces y no podr¨¢n ser reducidas a esa ¨¢rea del mundo. Las econom¨ªas de hoy en d¨ªa est¨¢n entrelazadas entre s¨ª, lo cual hace que f¨¢cilmente varios pa¨ªses podr¨ªan verse gravemente afectados por la inseguridad que causa el terror. Los primeros ser¨ªan las econom¨ªas de Indonesia y Malasia, con un efecto cascada que desembocar¨ªa a pies de dos de las mayores y m¨¢s importantes econom¨ªas, la de China y la de India. Lo que podr¨ªa desatar un efecto perjudicial en los mercados globales.
Los d¨ªas en los que las naciones del mundo pod¨ªan darse el lujo de tener una posici¨®n separatista en cuanto a Asia han terminado. Occidente debe adoptar una posici¨®n m¨¢s pragm¨¢tica en torno a sus t¨¢cticas pol¨ªticas en Oriente, y entender que debe fortalecer a los aliados con los que comparte intereses similares y enemigos comunes. Uno de ellos es el primer ministro de Malasia, Najib Razak; aun cuando est¨¢ bajo ataques por alegaciones de corrupci¨®n, se debe tomar en consideraci¨®n el contexto del ambiente local.
Razak lucha contra el extremismo en su pa¨ªs, y en el exterior, irritando a aquellos que apoyan a los extremistas. Sin embargo, las acusaciones de corrupci¨®n son un arma de buen calibre para sus oponentes, ya que desv¨ªan la atenci¨®n del verdadero problema: la lucha entre moderados y extremistas. Razak es socio del mundo occidental, comparte intereses similares. En su gesti¨®n ha impulsado las relaciones de Malasia con los pa¨ªses de Occidente y ha cooperado en la lucha contra el extremismo, que ha llegado a nuevos y altos niveles.
En ese sentido, Occidente y Estados Unidos han dado en los ¨²ltimos diez a?os toda una lecci¨®n de incapacidad pol¨ªtica; se equivocaron con Sadam Husein en Irak, se equivocaron con Muamar el Gadafi en Libia, y hoy ese pa¨ªs aparece como uno de los principales problemas de la seguridad occidental por toda su inestabilidad y por los ataques terroristas lanzados desde ah¨ª.
Si ahora el mundo occidental se vuelve a equivocar y entrega Indonesia, Malasia y Tailandia a los radicales islamistas, sin duda alguna la batalla se transmitir¨¢ a China y las proporciones de este conflicto habr¨¢n cambiado dram¨¢ticamente a favor de los terroristas.
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