Paz en Colombia: J¨®venes, a votar
Como dijo el presidente Santos: ¡°La decisi¨®n, Colombianos, est¨¢ en sus manos¡±
Una hoja en blanco para ser llenada de argumentos y opiniones juiciosas es a lo que nos enfrentamos hoy quienes tenemos la fortuna de escribir para que otros quieran leernos. Y pasadas 24 horas, unas m¨¢s unas menos, de la noticia m¨¢s importante para Colombia en 53 a?os de conflicto armado, la responsabilidad es inmensa y la emotividad a¨²n est¨¢ a flor de la piel erizada.
Siguen retumbando en los o¨ªdos la frase de Iv¨¢n M¨¢rquez limpi¨¢ndose las l¨¢grimas: ¡°Termina la guerra con las armas¡± y la del jefe negociador Humberto de la Calle, cansado pero firme y ejemplar: ¡°Haber logrado un acuerdo con las FARC no significa que haya existido una claudicaci¨®n mutua. Mis convicciones y valores siguen intactos¡ y al final, la m¨¢s certera, la del presidente Juan Manuel Santos: ¡°Todo est¨¢ acordado. La decisi¨®n, Colombianos, est¨¢ en sus manos¡±.
Y por eso el acuerdo final y definitivo firmado por el Gobierno y las FARC merece respeto, merece la reflexi¨®n y lectura obligada despu¨¦s de 2 a?os de negociaciones secretas, 3 a?os y 10 meses de una mesa en La Habana, despu¨¦s de 6 millones de hect¨¢reas despojadas, y el mismo n¨²mero de desplazados, 87 mil desapariciones forzadas -seg¨²n la Fundaci¨®n Paz y Reconciliaci¨®n-.
Es cierto que estos plebiscitos y en general los procesos electorales los define en las urnas la emoci¨®n que despierta un l¨ªder, la ley del p¨¦ndulo o del dinero invertido en cada campa?a. Pero este plebiscito, del que no tenemos tradici¨®n en Colombia, el ¨²ltimo fue en 1957, pone a prueba la capacidad de tomar una decisi¨®n superior con consecuencias. Lo dijo De la Calle: ¡°Est¨¢ en juego el futuro de Colombia¡±.
Colombia parti¨® en dos su historia con la firma de los acuerdos y estar¨¢ vigilante para impedir las tentaciones del mal uso de la democracia que han hecho Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua
El ex presidente Uribe ha tenido la fortuna de ser amado por muchos colombianos, respetado y premiado por las maravillosas ejecutorias que hizo por Colombia en su momento. No voy a mencionar aqu¨ª sus incoherencias pol¨ªticas ni pecados. Ni las de sus antecesores y sucesores para no quedarnos en la misma batalla. Lo que usted representa para millones de personas lo obliga a decir la verdad. No mienta.
No es cierto que quienes voten por el No en el Plebiscito est¨¢n votando por la renegociaci¨®n de los acuerdos. Usted sabe que no es cierto. No es posible. Usted sabe que al d¨ªa siguiente del No ser¨¢ el responsable del regreso a la guerra con las FARC.
Yo tambi¨¦n habr¨ªa querido un castigo con barrotes para tanto dolor, tambi¨¦n habr¨ªa querido el triunfo de nuestros soldados en el campo de batalla, todo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil para explicarle a nuestros hijos. Pero as¨ª no es. No lo ha sido en la historia de ning¨²n conflicto en el mundo. Y a los hijos es mejor mostrarles el mundo como es y lo mejor que podemos hacer de ¨¦l. Haga la campa?a por NO pero con argumentos, con sus respetables opiniones pero no con promesas falsas. Usted sabe del debate duro y puro. Ese s¨ª vale la pena.
Por eso me atrevo a pedir que la decisi¨®n sobre este Acuerdo de Paz est¨¦ en las manos, en el voto de las nuevas generaciones, que puedan ejercer el derecho a escoger el pa¨ªs en el que quieren vivir, trabajar, educarse, amar, pensar. Ellos, no nosotros. Tengo fe en que puedan leer ese acuerdo y pensar si lo que all¨ª se acord¨® es la posibilidad de iniciar una transformaci¨®n de una sociedad que privilegi¨® durante esos mismos 53 de guerra, la impunidad y la corrupci¨®n para mantener el status quo e impedir sobre todo la reforma rural que tantas v¨ªctimas nos habr¨ªamos ahorrado. Quienes ten¨ªan el honor lo mancillaron y quienes ten¨ªan la plata la usaron y mancharon de sangre sus manos.
Que sean los j¨®venes los que voten masivamente S¨ª o No, el pr¨®ximo 2 de octubre en ese plebiscito, con la libertad de expresar sus ideas, con la claridad de que todo esto implica sacrificios, d¨¦cadas para poder ver los frutos de inversiones y porque todos esos espacios que dejar¨¢n las FARC en m¨¢s de 200 municipios donde estaban, ya est¨¢n siendo copados por las mafias de las econom¨ªas ilegales, y la tarea ser¨¢ a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. Y por eso es tan importante el fortalecimiento y apoyo a nuestras fuerzas de polic¨ªa y militares.
?Qu¨¦ significa el acuerdo firmado? Cese del fuego bilateral y definitivo, desarme de las FARC en 6 meses a Naciones Unidas para luego convertirse en partido pol¨ªtico financiado por el Estado, y lo har¨¢n sin curules regaladas, aunque sean muchas, 5 en Senado y 5 en C¨¢mara, tendr¨¢n que someterse al escrutinio popular y previamente con voz pero sin voto participar¨¢n en la etapa de implementaci¨®n de los acuerdos hasta 2018.
Siete millones de v¨ªctimas deber¨¢n ser reparadas con un presupuesto de 23 billones de pesos. Los guerrilleros pasar¨¢n por un Tribunal Especial de Justicia, en el que deber¨¢n contar la verdad o tendr¨¢n que pagar c¨¢rcel y los militares y civiles de manera diferenciada tambi¨¦n. Y el campo, por fin, esa ruralidad con niveles de miseria -29 por ciento de pobreza extrema- ser¨¢ objeto de un Fondo de tierras para distribuirlas de manera equitativa.
Todo eso es bueno para los colombianos, volver rentables las zonas de conflicto hist¨®rico en el agro y la industria y eso les toca a los empresarios de la mano con el Estado. Los retos que plantean este acuerdo son para la sociedad y aunque obviamente implican profundas entregas y concesiones a la guerrilla, eso es lo que significa negociar.
Si solo en las 22 zonas veredales de ubicaci¨®n y 6 campamentales, hacia donde ya se les ve caminando a los guerrilleros para estar concentrados hasta la terminaci¨®n del desarme en 180 d¨ªas, logran tener un m¨ªnimo de presencia estatal en educaci¨®n, salud, justicia y v¨ªas, habr¨¢ valido la pena.
?Que debemos pagar por tener paz?, s¨ª. Eso tambi¨¦n deben saberlo. Se les dar¨¢ a cada guerrillero el 90 por ciento de un salario m¨ªnimo, $620.000 pesos (Us 215) , 2 millones (Us 694) por una sola vez al salir de las zonas en 6 meses, y 8 millones (Us 2.716) como capital semilla para un negocio productivo.
La sustituci¨®n de cultivos il¨ªcitos y el desminado o sea la lucha real contra el verdadero horror de nuestra guerra, el narcotr¨¢fico y las minas que sembraron, ser¨¢n parte de la forma como la guerrilla reparar¨¢ la barbarie en la que termin¨® su lucha.
Bienvenidos al debate democr¨¢tico donde nos har¨ªa sentir mucho mejor un acto de perd¨®n, de la boca de ustedes para quienes generosamente hoy abren las puertas a la paz. Colombia parti¨® en dos su historia con la firma de los acuerdos y estar¨¢ vigilante para impedir las tentaciones del mal uso de la democracia que han hecho Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua, y los l¨ªderes de Unasur incluyendo a Ernesto Samper que ahora anuncia el regreso a Colombia para apoyar a la paz. Aqu¨ª hay una poblaci¨®n que no come cuento.
Diana Calderon es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio Colombia. Twitter @dianacalderonf?
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