Qui¨¦n teme al TTIP
Nadie puede esperar concesiones significativas en una negociaci¨®n de este calibre cuando se mezclan los procesos electorales por medio
Desde que el pasado 23 de junio Reino Unido vot¨® mayoritariamente a favor de abandonar la Uni¨®n Europea, la negociaci¨®n del acuerdo de Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n (TTIP, por sus siglas en ingl¨¦s) qued¨® herida de muerte. Los brit¨¢nicos hab¨ªan sido hasta entonces los principales valedores del pacto que sellar¨ªa ¡°el nuevo modelo de negociaci¨®n comercial para el siglo XXI¡±, en su papel de defensores del liberalismo econ¨®mico y de los especiales lazos que le unen a EE UU.
Ahora Alemania y Francia acaban de dar el golpe de gracia final a las negociaciones. Con apenas 24 horas de diferencia, los dos pa¨ªses que conforman el motor de la Uni¨®n Europea han echado por tierra las ya escasas expectativas de lograr un acuerdo con EE UU, por mucho que la Comisi¨®n Europea siga defendiendo la validez de su mandato y su disposici¨®n a cerrar el pacto en el plazo previsto, antes de finales de a?o. El calendario pol¨ªtico juega claramente en su contra.
Nadie puede esperar concesiones significativas en una negociaci¨®n de este calibre cuando se mezclan los procesos electorales por medio y las dos potencias europeas deben someterse al juicio de los electores a lo largo de 2017. El domingo era el vicecanciller y l¨ªder de los socialdem¨®cratas alemanas, Sigmar Gabriel, quien declaraba la muerte de facto del TTIP. La Administraci¨®n francesa, que nunca ha sido muy partidaria de los acuerdos de liberalizaci¨®n comercial, se sumaba ayer al rechazo al pacto.
Tampoco el TTIP cuenta con un valedor de peso en EE UU. Aunque en junio el presidente Barack Obama garantiz¨® en un viaje a Alemania el compromiso de su Gobierno con la negociaci¨®n, su mermado poder pol¨ªtico en la recta final de su mandato pone incluso en duda el apoyo del Congreso al acuerdo comercial sellado con los pa¨ªses de Asia-Pac¨ªfico. Ninguno de los candidatos a las elecciones presidenciales de noviembre respalda el TTIP, lo que en el caso de los republicanos supone un cambio radical respecto a sus posiciones tradicionales.
El TTIP ha ca¨ªdo presa de los miedos que atenazan a los ciudadanos a ambos lados del Atl¨¢ntico y tambi¨¦n ha sido v¨ªctima de las respuestas proteccionistas con que los mandatarios occidentales intentan dar aparente soluci¨®n a la actual etapa de recuperaci¨®n econ¨®mica, marcada por la escasa creaci¨®n de empleo y el bajo crecimiento. Un escenario que alimenta la desafecci¨®n pol¨ªtica y el auge de los populismos.
Tres a?os es poco tiempo para negociar un acuerdo donde est¨¢ en juego el 60% del PIB mundial, pero ha llegado el momento de que los negociadores europeos se replanteen su estrategia. Francia propone empezar de cero, una vez que el escenario pol¨ªtico se defina bajo las nuevas Administraciones. La alternativa es cerrar un acuerdo gen¨¦rico y de principios, duramente criticado por la industria, que permita mantener viva la negociaci¨®n y evitar que EE UU se vuelque completamente hacia Asia. Es hora de tomar una decisi¨®n.
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