Miedo al vac¨ªo
Kar¨ªmov ha sido opaco hasta el final. La gran inc¨®gnita no es tanto el qui¨¦n sino el c¨®mo de esta transici¨®n.
Islam Kar¨ªmov ha sido opaco hasta el final. Hasta apenas unas horas antes de su entierro no ha habido anuncio oficial de una muerte que en c¨ªrculos diplom¨¢ticos se daba por segura desde hace d¨ªas. Esto invita a pensar que el nuevo liderazgo en ciernes ha necesitado tiempo para consolidar su posici¨®n. Shavkat Mirziy¨®yev, longevo primer ministro, y aparentemente respaldado por el jefe de los omnipresentes servicios de seguridad, Rust¨¢m Inoy¨¢tov, encabeza todas las quinielas. Pero la gran inc¨®gnita no es tanto el qui¨¦n ¡ªaunque hay otros posibles candidatos¡ª sino el c¨®mo de esta transici¨®n. Los escenarios oscilan desde una sucesi¨®n r¨¢pida y no demasiado traum¨¢tica gestionada en el seno del r¨¦gimen hasta un estallido violento que pueda conducir a un conflicto armado.
Quien asuma el poder estos d¨ªas ¡ªhabr¨¢ que estar atento a qui¨¦n dirige el funeral en Samarcanda¡ª aprovechar¨¢ este miedo al vac¨ªo hacia fuera y hacia dentro. En las cocinas de las casas, lugar, como en tiempos sovi¨¦ticos, donde la gente se expresa, se teme tanto al r¨¦gimen como a una inestabilidad en la que ganen peso grupos yihadistas. El islamismo radical es ajeno a la tradici¨®n uzbeka, pero tambi¨¦n la democracia. En sus 27 a?os de mandato, anterior incluso a la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Kar¨ªmov ha gobernado con mano de hierro, impidiendo que floreciera una m¨ªnima sociedad civil. Y en un pa¨ªs joven, con escasas perspectivas vitales y en el que muchos no han conocido m¨¢s que este r¨¦gimen, son muchas las costuras, sociales y regionales, susceptibles de quebrar la aparente estabilidad.
El papel destacado de militantes uzbekos en el fronterizo Afganist¨¢n y en Siria da consistencia a los temores frente al islam radical, pero conviene adoptar cierta precauci¨®n ante el uso interesado de una amenaza que, en el Asia Central exsovi¨¦tica, ha sido frecuentemente exagerada o utilizada para justificar agendas geopol¨ªticas. Ahora, resulta inevitable mirar hacia Rusia, China y EE UU. Pero ninguno de ellos influir¨¢ decisivamente en los acontecimientos de los pr¨®ximos d¨ªas.
A medio plazo, quien aspire a reemplazar a Kar¨ªmov, utilizar¨¢, con toda probabilidad, la agenda exterior para consolidarse. A favor de Tashkent juega la falta de inter¨¦s por una desestabilizaci¨®n de este pa¨ªs clave. Toda Asia Central se ver¨ªa afectada y con ella intereses vitales de China ¡ªestabilidad de Xinjiang o el proyecto de nueva ruta de la seda¡ª y Rusia ¡ªpor su vulnerable frontera meridional con Kazajist¨¢n¡ª, pero tambi¨¦n de EE UU ¡ªpresencia en Afganist¨¢n¡ª y, en menor medida, de la UE. El entorno es as¨ª favorable para la consolidaci¨®n de una opci¨®n continuista en Uzbekist¨¢n, pero tambi¨¦n propicio para que cualquier tensi¨®n interna o incidente fronterizo, particularmente con Tayikist¨¢n o Kirguist¨¢n, desencadene una reacci¨®n de consecuencias imprevisibles.
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