Imputada una carmelita argentina por torturar a las monjas a su cargo
Una exhermana de la congregaci¨®n provoca un esc¨¢ndalo al revelar castigos f¨ªsicos y psicol¨®gicos en un convento
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La madre superiora de un convento de la congregaci¨®n de las Carmelitas Descalzas en Nogoy¨¢, provincia de Entre R¨ªos, deber¨¢ declarar en una causa por privaci¨®n ileg¨ªtima de la libertad, torturas y reducci¨®n a la servidumbre. El testimonio reservado de una exmonja ha revelado lo que, durante a?os, fue un secreto encerrado entre las paredes y rejas que protege a las hermanas del exterior: mordazas, l¨¢tigos, cilicios y golpes, adem¨¢s de largas jornadas de ¡°torturas psicol¨®gicas¡± moldeaban el car¨¢cter de 18 mujeres educadas para servir a Dios desde la culpa y la penitencia. La investigaci¨®n contra Mar¨ªa Isabel, como se hace llamar la madre superiora, ha puesto en debate los l¨ªmites de la flagelaci¨®n por voluntad propia.
¡°A la mordaza la conoc¨ª con la superiora. El l¨¢tigo es una especie de flagelo que se hace con cuerdas, se lo pasa por cera derretida y se lo deja secar para que pegue m¨¢s duro. Nos autoflagel¨¢bamos y nos peg¨¢bamos en las nalgas", cont¨® la exmonja al periodista Ernesto Tenembaum, del programa Periodismo para todos. Seg¨²n las normas establecidas por la madre superiora, cada viernes y tres veces por semana durante la Cuaresma las religiosas deben someterse al cilicio, una corona de alambres que coloca en la pierna y aprieta ¡°hasta sacar sangre¡±.
Las infracciones tambi¨¦n se pagaban con sufrimientos f¨ªsicos extraordinarios, como una mordaza que mantiene la boca cerrada y ¡°repara los pecados de palabra", cont¨® la exmonja. Los castigos tienen como objetivo expiar la culpa, un sentimiento que la madre superiora se encarga de mantener vivo en sus protegidas. "Me dec¨ªa que por culpa m¨ªa ella estaba enferma, la otra hermana ten¨ªa un tumor en la cabeza y la mayor¨ªa de las hermanas ten¨ªan gastritis. Yo me sent¨ªa culpable, le cre¨ªa lo que me dec¨ªa y por eso no me golpeaba despacito", dijo.
Las revelaciones de esta mujer de 34 a?os escandalizaron a muchos. Pero el uso de la violencia f¨ªsica como pr¨¢ctica religiosa mereci¨® la defensa del arzobispado de Paran¨¢, Entre R¨ªos, la jurisdicci¨®n provincial de donde depende Nogoy¨¢. Su vocero, Ignacio Patat, reconoci¨® que la autoflagelaci¨®n "est¨¢ permitida" en las reglas de las carmelitas del convento, y relativiz¨® que lo sucedido all¨ª adentros sean torturas. "No es castigo, sino disciplina. Tengamos en cuenta que los monasterios tienen diferentes reglas. Esta es la Regla de Santa Teresa, la vieja, por as¨ª decir, manera de vivir de las hermanas carmelitas", dijo Patat a una radio local.
La polic¨ªa ingres¨® al convento el 25 de agosto pasado y secuestr¨® fustas, l¨¢tigos, cilicios y mordazas. Pese a las evidencia materiales, las carmelitas han negado cualquier situaci¨®n de abuso contra ellas. En un v¨ªdeo que subieron a una cuenta en Facebook, ya cerrada, se declararon ¡°felices de ser esposas de Cristo¡± y lamentaron el revuelo que ha alterado su paz conventual. Sonrientes, de pie o sentadas en una sala adornada con motivos religiosos, dijeron a la c¨¢mara que ¡°los de las torturas es un invento¡±. ¡°Esta es una vida de penitencia, no de tortura, que es un t¨¦rmino totalmente distorsionado", dijo una de ellas.
Pero el fiscal de la causa, Federico Uriburu, no tuvo en cuenta la declaraci¨®n de las hermanas. Le bast¨® para imputar a la madre superiora que la mujer intent¨® bloquear sin ¨¦xito el ingreso de la polic¨ªa y el secuestro de todo tipo de artefactos de tortura en el interior del convento. De ser encontrada culpable, la hermana Mar¨ªa Isabel enfrenta penas de entre 4 y 15 a?os de c¨¢rcel.
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