¡®Monsieur Brexit¡¯
Michel Barnier ser¨¢ el encargado de negociar con Londres la salida de Reino Unido de la Uni¨®n Europea
Bestia negra de la City londinense, el veterano pol¨ªtico Michel Barnier (Francia, 1951) no deja indiferente a nadie. Algunos le ven como un malvado, otros como una figura s¨®lida y pragm¨¢tica con amplia experiencia. Su nombramiento como jefe del equipo de la Comisi¨®n Europea en la negociaci¨®n del Brexit, como era de esperar, no ha pasado inadvertido y ha levantado ampollas en la capital brit¨¢nica.
No es la primera vez que se mete en el avispero brit¨¢nico. En los a?os en que ocup¨® el cargo de comisario europeo de Mercado Interior y Servicios Financieros (2010-2014), Barnier fue el encargado de poner orden en los mercados financieros tras la debacle de 2008 y de hacer arrancar el proyecto de la Uni¨®n Bancaria. Se le recuerda sobre todo por haber tratado de imponer l¨ªmites y regulaciones en los cuantiosos bonos que perciben los directivos de la banca, aunque la idea no fue inicialmente suya.
Durante los cuatro a?os que ocup¨® el cargo llev¨® a cabo una regulaci¨®n sin precedentes del sistema financiero. Le gusta recordar que de los 42 textos que aprob¨® como comisario, s¨®lo dos no contaron finalmente con el respaldo de Londres: el de la limitaci¨®n de los bonos y el de las ventas a descubierto. ¡°Es uno de los pol¨ªticos franceses que ha entendido, por su experiencia europea, que Europa no es como el sistema franc¨¦s, donde prima el conflicto y una autoridad impone una decisi¨®n. Sabe negociar, no es un hombre de extremos, es moderado¡±, explica Christian Lequesne, experto en pol¨ªtica europea del Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Par¨ªs.
A pesar de esto, los titulares de la prensa brit¨¢nica llegaron a calificarle como el ¡°hombre m¨¢s peligroso de Europa¡±. Y Barnier se gan¨® un buen n¨²mero de detractores en la City de Londres y en la clase pol¨ªtica inglesa. El antiguo secretario de Estado de Finanzas brit¨¢nico Paul Myners ¡ªcontrario al proyecto impulsado por Barnier de reformar las agencias de notaci¨®n¡ª tiraba de estereotipo francof¨®bico para mofarse de Barnier en la C¨¢mara de los Lores en 2011. En las p¨¢ginas del Financial Times recordaban aquel episodio y las sarc¨¢sticas palabras que Myners pronunci¨® ante la C¨¢mara alta: ¡°Me impresion¨® bastante que se parara [en el pasillo del Ministerio] para mirar cada cuadro¡ Hasta que me di cuenta de que en realidad estaba mirando su propio reflejo y coloc¨¢ndose el pelo o el tup¨¦¡±. Concluy¨® que conven¨ªa guardar las distancias con el vanidoso enviado continental. Iron¨ªas del destino, cinco a?os despu¨¦s parece que ser¨¢ Barnier quien marque por parte de Bruselas el grado exacto de separaci¨®n.
Los titulares de la prensa brit¨¢nica llegaron a calificarle como el ¡°hombre m¨¢s peligroso de Europa¡±
Nacido en Francia ¡ªel pa¨ªs que tradicionalmente se ha mostrado m¨¢s duro con Londres¡ª, su dominio del ingl¨¦s es aproximativo. Sin embargo, la figura de Barnier, gaullista social a la vez que europe¨ªsta convencido, ministro en varias ocasiones, miembro de la UMP (el partido que preside Sarkozy), resulta mucho menos controvertida dentro de su pa¨ªs: all¨ª destaca por su seriedad, su moderaci¨®n y su car¨¢cter de monta?¨¦s aguerrido.
Lo cierto es que Barnier dista mucho de ser un pol¨ªtico franc¨¦s al uso. A diferencia de la mayor¨ªa de la ¨¦lite francesa, no ha cursado estudios en la prestigiosa ENA, sino en la Escuela Superior de Comercio de Par¨ªs ESCP Europe. Comparti¨® promoci¨®n con el que ser¨ªa a?os despu¨¦s primer ministro, el tambi¨¦n comedido Jean-Pierre Raffarin (quien le nombrar¨ªa ministro de Exteriores en 2005, con la ya delicada misi¨®n de recomponer los lazos diplom¨¢ticos con Estados Unidos tras la negativa de Francia a entrar en la guerra de Irak).
Poco carism¨¢tico, m¨¢s bien serio, con un sentido del humor limitado ¡ª¡°con la edad voy mejorando, pero me queda camino¡±, admit¨ªa recientemente¡ª, no es amigo de grandes discursos, ni controla a los medios de comunicaci¨®n con frases impactantes que copen los titulares. Es, sin embargo, un buen pedagogo en la dif¨ªcil tarea de explicar los complejos mecanismos europeos.
Con su f¨ªsico de gran deportista y su elegante melena blanca, luce con estilo los trajes siempre impecables, pero prefiere el campo a los grandes salones parisienses. Cuando puede, se escapa con su esposa y sus tres hijos a la casa familiar de Sologne, una antigua granja en medio del bosque, donde aprovecha para salir a correr.
Acostumbrado a que le subestimen, es un superviviente nato. Ten¨ªa 14 a?os cuando el hist¨®rico apret¨®n de manos del general De Gaulle y Adenauer en 1963 sell¨® la reconciliaci¨®n franco-alemana. La estampa despert¨® su inter¨¦s por la pol¨ªtica y empez¨® como militante gaullista en su vertiente m¨¢s social. Apenas diplomado, trabaj¨® con 22 a?os en el consejo de su regi¨®n, Saboya, y con 27 se convirti¨® en el, entonces, diputado m¨¢s joven de Francia. Se ha abierto camino hasta la primera fila de la pol¨ªtica sorteando disputas y sumando carteras y ministerios: el de Medio Ambiente en 1993, Asuntos Europeos en 1995, Asuntos Exteriores en 2005 y Agricultura en 2007.
Entre medias, hizo una primera incursi¨®n en Bruselas, como comisario de la Pol¨ªtica Regional (1999-2004), apenas a?o y medio despu¨¦s de la llegada al poder en Francia de la izquierda. Tras regresar los conservadores al Gobierno, dej¨® el puesto en Bruselas por el de ministro de Exteriores. All¨ª tuvo un fracaso en su, por lo dem¨¢s, impoluto expediente: el no del pueblo franc¨¦s en el refer¨¦ndum sobre el Tratado Constitucional europeo. Aquello precipit¨® su salida del Ejecutivo el mismo a?o en el que asumi¨® el cargo.
En 2009 regres¨® a Bruselas como eurodiputado, antes de convertirse en comisario. ¡°Siempre he buscado el compromiso. Ponerse a Londres en contra hubiera sido contraproducente porque la City es el centro de las finanzas internacionales¡±, relataba al diario Lib¨¦ration en 2013. ¡°El sectarismo demuestra debilidad. Mi jefe de gabinete es de hecho de izquierdas¡±, a?ad¨ªa. Veremos cu¨¢nto da de s¨ª esta f¨®rmula en la dif¨ªcil negociaci¨®n del Brexit que tiene por delante. Cabe suponer que le acompa?ar¨¢ el lema que le repet¨ªa su padre, artesano de profesi¨®n, y que seg¨²n ha reconocido hizo suyo: ¡°Cuando le das a un clavo, hay que ir hasta el final¡±. Y ahora, ?un clavo saca a otro clavo?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.