La quiebra de empresas saud¨ªes deja a miles de inmigrantes atrapados
Miles de extranjeros intentan cobrar tras perder sus trabajos por la ca¨ªda del petr¨®leo
Mohamed Farooq recibi¨® su ¨²ltimo salario el pasado enero. Era la n¨®mina de septiembre anterior. Seis meses despu¨¦s y al seguir sin cobrar, ¨¦l y medio centenar de empleados extranjeros de International Building System (IBS), una empresa de Arabia Saud¨ª, tomaron la inusual decisi¨®n de hacer huelga, algo ilegal en ese pa¨ªs. Pero la compa?¨ªa ha cancelado el proyecto en el que trabajaban, contin¨²a sin pagarles y no ha actualizado su documentaci¨®n, lo que les impide regresar a los respectivos pa¨ªses de origen y ha dejado a sus familias sin ingresos.
¡°Estamos desesperados¡±, resume a EL PA?S este dise?ador gr¨¢fico paquistan¨ª, de 36 a?os, contratado en IBS desde 2010. ¡°Va a ser el segundo Eid que nuestras familias no van a poder celebrar porque no les enviamos dinero¡±, a?ade en referencia a la Fiesta del Sacrificio que los musulmanes celebran estos d¨ªas.
Su caso no es ¨²nico. Decenas de miles de inmigrantes en la pen¨ªnsula Ar¨¢biga est¨¢n sufriendo los efectos de la ca¨ªda del precio del petr¨®leo, en especial en Arabia Saud¨ª que acoge a casi la mitad de los 25 millones de extranjeros que trabajan en la regi¨®n. El d¨¦ficit presupuestario del reino el a?o pasado, 80.000 millones de euros, el m¨¢s alto entre las econom¨ªas del G20, ha obligado a las autoridades a revisar miles de contratos de obras p¨²blicas y cancelar muchos de ellos, lo que ha puesto contra la pared a numerosas empresas.
El impago de sueldos en las dos principales constructoras saud¨ªes, el Grupo Binladin y Saudi Oger, lleg¨® a una situaci¨®n insostenible este verano cuando muchos obreros se vieron a su suerte en campamentos en medio del desierto que se iban quedando sin agua y sin luz. El Gobierno ofreci¨® vuelos gratuitos para repatriarlos, pero ellos se niegan a irse sin cobrar previamente lo que les corresponde. En las empresas peque?as tienen menos capacidad de presi¨®n.
¡°Nuestras familias est¨¢n viviendo de prestado¡±, cuenta Farooq desde Yeda, donde sobrevive gracias a la ayuda de otros inmigrantes que a¨²n reciben un salario. ¡°Mi hija mayor ha tenido que dejar el colegio porque no podemos pagarlo; a la peque?a, de dos a?os y medio, a¨²n no la conozco. Estamos endeudados¡±, se?ala preocupado. De sus env¨ªos de dinero a Islamabad¡ª capital de Pakist¨¢n¡ª dependen, adem¨¢s de su mujer y las dos ni?as, sus padres y dos hermanos.
De ah¨ª que con otros 50 compa?eros, la mayor¨ªa paquistan¨ªes como ¨¦l, se lanzara a hacer una huelga el pasado julio. Tomaron la decisi¨®n ante la falta de respuesta del Ministerio de Trabajo. ¡°Hemos presentado una denuncia ante un Tribunal Laboral, pero el tiempo pasa, el proceso se alarga y no tenemos recursos para seguirlo¡±, explica Farooq.
Otros han recurrido a formas m¨¢s violentas de protesta. Algunos de los 69.000 obreros despedidos por Binladin incendiaron autobuses y ocuparon la sede del grupo en Yeda, aunque a partir de mayo, cuando el Gobierno le levant¨® el veto que le impuso por el accidente de la gr¨²a de La Meca el a?o pasado, ha empezado a pagar atrasos. Los de Oger han destrozado oficinas de la empresa, volcado coches en una de las obras que realizaban en Riad¡ª capital saud¨ª¡ª, cortado carreteras y quemado instalaciones en los campamentos en los que se alojan. Incluso, seg¨²n un empleado consultado por este diario, ha habido un par de suicidios.
Los 38.000 trabajadores de esta constructora propiedad de la familia libanesa Hariri, entre los que hay al menos ocho espa?oles, contienen estos d¨ªas la respiraci¨®n ante las noticias de una posible restructuraci¨®n de su deuda que evite el derrumbe final. Llevan meses esperando que les paguen. La compa?¨ªa, una de las dos grandes beneficiarias de las obras p¨²blicas del reino, no puede hacer frente a las n¨®minas, ni a los proveedores, ni a los pr¨¦stamos bancarios porque el Gobierno saud¨ª le debe 30.000 millones de r¨ªales (unos 7.500 millones de euros), seg¨²n datos recopilados por la agencia Reuters.
¡°Despu¨¦s de diez meses, no nos interesa saber si las negociaciones siguen o han parado, lo que queremos saber es si cobramos o no¡±, declara desde Riad un t¨¦cnico europeo que ha optado por enviar a su familia a casa. ¡°La empresa ha dejado de pagar el seguro m¨¦dico y sin sueldo no podemos afrontar los colegios ni los alquileres¡±, a?ade. Su ¨²ltima esperanza est¨¢ en la mediaci¨®n de la embajada de su pa¨ªs. ¡°En el caso de los franceses ha funcionado¡±, afirma en referencia a los 261 profesionales de esa nacionalidad que cobraron finalmente sus atrasos la semana pasada.
Los trabajadores asi¨¢ticos no cuentan con esa palanca. Los huelguistas paquistan¨ªes de IBS se quejaron de la falta de ayuda de su embajada. El suyo es el grito de socorro de unos hombres que han quedado atrapados en un sistema, la kafala o patrocinio, que los deja a expensas de sus empleadores.
¡°Tenemos nuestros pasaportes, pero si la empresa no nos gestiona los permisos de salida, no podemos irnos; adem¨¢s, mientras no nos paguen los atrasos y las indemnizaciones tampoco podemos comprar el pasaje¡±, resume Farooq. De media, tienen pendiente el cobro de unos 30.000 r¨ªales (7.500 euros) cada uno, una verdadera fortuna para ellos y sus familias.
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