China pone un laboratorio en ¨®rbita en un nuevo paso de su programa espacial
Pek¨ªn pretende tener lista su primera estaci¨®n espacial entre 2018 y 2022
A las diez y cuatro minutos de la noche de este jueves en Pek¨ªn, cuatro y cuatro de la tarde en Espa?a, los t¨¦cnicos de la estaci¨®n china de lanzamiento de sat¨¦lites Jiuquan, en el desierto del Gobi completaron su cuenta atr¨¢s para el despegue de un cohete Larga Marcha 2F. Tras alcanzar una altura de 380 kil¨®metros, el cohete puso en ¨®rbita el laboratorio espacial Tiangong 2 (¡°Palacio Celestial 2¡±). Con ello lograba un nuevo salto del ambicioso programa espacial que China, vetada por EE UU de colaborar con la NASA en la exploraci¨®n del Universo, ha emprendido en solitario.
Seg¨²n explica Jiao Weixin, profesor de la Facultad de Ciencias Geol¨®gicas y Espaciales de la Universidad de Pek¨ªn, el env¨ªo de misiones tripuladas y suministros al laboratorio y el desarrollo de experimentos en ¨¦l servir¨¢ de ¡°preparativo para la construcci¨®n de la estaci¨®n espacial¡± Tiangong 3. Una estaci¨®n que China ya ha empezado a fabricar y se espera que est¨¦ lista entre 2018 y 2022. Contar¨¢ con tres m¨®dulos, cada uno de m¨¢s de 22 toneladas de peso, un telescopio Xuntian -con un campo de visi¨®n 300 veces superior al Hubble-, y estar¨¢ en servicio durante al menos una d¨¦cada.
Aunque m¨¢s reducida de tama?o que la Estaci¨®n Espacial Internacional (IIS) en la que han cooperado la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y otros programas nacionales, es posible que para 2024 sea la ¨²nica existente. El futuro de la IIS - en la que China no est¨¢ autorizada a participar- no est¨¢ garantizado despu¨¦s de ese a?o.
La estaci¨®n es uno de sus proyectos m¨¢s avanzados, pero las aspiraciones del programa espacial chino no se quedan ah¨ª. Aunque a¨²n por detr¨¢s en cuanto a tecnolog¨ªa con respecto a Estados Unidos, cuenta con la ventaja de recibir el respaldo inequ¨ªvoco del Gobierno chino. Encaja perfectamente en la estrategia de crecimiento econ¨®mico que se ha fijado Pek¨ªn, que quiere primar la innovaci¨®n y el desarrollo tecnol¨®gico. Adem¨¢s, contribuye a su seguridad nacional. Y, por a?adidura, sirve tambi¨¦n como herramienta diplom¨¢tica y de ¡°soft power¡±.
Los cient¨ªficos chinos cooperan ya con la ESA en misiones como la de vigilancia de alteraciones medioambientales en su pa¨ªs. Tambi¨¦n con la agencia india para crear y lanzar sat¨¦lites de supervisi¨®n de desastres naturales y cambio clim¨¢tico. Un convenio firmado con la ONU abre la Tiangong 3 a astronautas de otros pa¨ªses, especialmente a aquellos en desarrollo. ¡°El desarrollo de la ciencia y la tecnolog¨ªa requiere la comunicaci¨®n y el aprendizaje rec¨ªproco. China siempre est¨¢ abierta a la cooperaci¨®n¡±, apunta Jiao.
Aunque a¨²n con unos recursos que se calculan muy inferiores a los estadounidenses -un presupuesto anual que se estima en torno a los 6.000 millones de d¨®lares, frente a los 40.000 de la NASA-, su deseo de ¨¦xito le ha permitido lograr ya avances notables en ¨¢reas muy diversas. En junio pasado hizo despegar desde su flamante base de lanzamiento en Wenchang, en la isla tropical de Hainan y que aspira a convertir en el Cabo Ca?averal del este, su nuevo cohete Larga Marcha-7. Este cohete ser¨¢ el encargado de llevar a su destino la estaci¨®n espacial. Adem¨¢s, en agosto pon¨ªa en ¨®rbita un nuevo sat¨¦lite de comunicaciones de tecnolog¨ªa cu¨¢ntica, que presume de estar construido a prueba de piratas inform¨¢ticos.
Entre sus designios futuros, prev¨¦ traer muestras lunares el a?o pr¨®ximo, y explorar la cara oculta de nuestro sat¨¦lite en 2018. Enviar una misi¨®n tripulada a su superficie, un objetivo al que EE UU renunci¨® con el fin del programa Apolo, podr¨ªa quedar para 2030. En cambio, la NASA, aunque s¨ª cuenta entre sus metas con enviar astronautas a la Luna aproximadamente para entonces, no ha dejado claro si la misi¨®n llegar¨ªa a posarse en la superficie o se limitar¨ªa a entrar en la ¨®rbita lunar.
China insiste en que su objetivo no es en ning¨²n momento rivalizar con Estados Unidos, o desatar una carrera espacial como la que vivieron Washington y Mosc¨² en los a?os 60 y 70. ¡°Nuestra meta no es competir, sino conseguir un desarrollo sostenible¡±, explica por tel¨¦fono Jiao. El profesor considera que el programa ¡°a¨²n est¨¢ a mucha distancia del de EE UU¡±. Junto a sus ¨¦xitos, ha sufrido sonados reveses, como los problemas t¨¦cnicos de su robot explorador de la luna ¡°Yutu¡± o el fallo de un cohete Larga Marcha 4 que deb¨ªa propulsar un sat¨¦lite de comunicaciones.
Otros, como el analista independiente australiano Morris Jones, creen ¡°posible¡± que Pek¨ªn tome la delantera en un futuro a Washington. ¡°Podr¨ªa ocurrir en los pr¨®ximos 20 a?os¡±, considera el experto, v¨ªa correo electr¨®nico."Estados Unidos carece ahora mismo de una estrategia a largo plazo para su programa espacial. No est¨¢ claro lo que har¨¢n despu¨¦s de 2024, cuando se espera que la IIS deje de funcionar. Adem¨¢s, los vuelos espaciales tienen poco apoyo pol¨ªtico o del p¨²blico en EE UU", precisa. En cambio, "China ha trazado planes a largo plazo y demostrado su capacidad de ponerlos en marcha".
En cualquier caso, de momento la cooperaci¨®n entre las dos grandes potencias est¨¢ descartada. Al menos en el ¨¢mbito espacial. La r¨¢pida expansi¨®n del programa chino, pr¨¢cticamente inexistente hace un cuarto de siglo, suscita las sospechas de Washington, que apunta que la mayor¨ªa de la tecnolog¨ªa que se desarrolla es de uso dual, civil y militar. En 2011, preocupado por la posibilidad de que se produzcan transferencias de tecnolog¨ªa, el Congreso de EE. UU. aprob¨® la llamada ley Wolf, que proh¨ªbe a la NASA colaborar con China.
Es, quiz¨¢, una posici¨®n demasiado extrema, especialmente dada las ventajas econ¨®micas y cient¨ªficas de la colaboraci¨®n en un ¨¢rea tan inabarcable como es por definici¨®n el Universo. ¡°NASA deber¨ªa poder cooperar con China de maneras que no pusieran en peligro la seguridad nacional o la transferencia de tecnolog¨ªa. La diferencia ahora mismo es mayor de lo que deber¨ªa ser¡±, apunta Jones.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.