Cientos de argentinos se agolpan por comida a pocos metros del Foro de Inversiones

Dos realidades muy diferentes que por unas horas han estado a pocos metros de distancia. Se trata de Francis Mauger y Sandra. El primero vive en Francia y dirige desde hace cuatro a?os y medio el grupo de desarrollo de la multinacional Carrefour. Su estad¨ªa en Buenos Aires est¨¢ motivada por su participaci¨®n en el Foro de Inversiones y Negocios en el que, entre otras cosas, dijo que ¡°hay que disminuir las cargas sociales¡± en Argentina. En simult¨¢neo y a escasos 700 metros del Centro Cultural Kirchner, donde se realiza dicho evento, estaba la mujer, a la espera de un bols¨®n de verduras que la ayude a frenar las penurias que le ocasionan 8 meses de paro. Sandra tiene 3 hijos y vive en la Villa 31, un asentamiento muy humilde en el coraz¨®n de Buenos Aires. Su presente es de supervivencia, luego de perder su puesto en el ¨¢rea de limpieza en una sucursal de Carrefour. "Conmigo tambi¨¦n fueron despedidos 100 compa?eros", explica.

Este mi¨¦rcoles la mujer concurri¨® bien temprano a la Plaza de Mayo al enterarse que la Uni¨®n de Trabajadores de la Tierra (UTT) desplegar¨ªa un "verdurazo", o sea, la entrega gratuita de 20.000 kilos de verdura por parte de peque?os productores que, entre otros reclamos, exigen al gobierno argentino que se les facilite el acceso a tierras para poder continuar con su labor. Son un total de 3.000 familias que viven y trabajan en el sur de la Provincia de Buenos Aires, la mayor¨ªa en los suburbios de la ciudad de La Plata (capital de la Provincia y distante a 60 kil¨®metros de Buenos Aires). Los clanes muchas veces alquilan el terreno entre muchos y cultivan el alimento que luego se vende en los comercios minoristas de la Ciudad de Buenos Aires y toda el ¨¢rea metropolitana. Su herramienta m¨¢s eficiente son los invernaderos; su enemigo com¨²n, los altos costos de los agroqu¨ªmicos, la suba de la energ¨ªa el¨¦ctrica y los alquileres que no dejan de aumentar.

¡°Somos esclavos de un modelo de producci¨®n basado en agroinsumos a precio d¨®lar, y un sistema de comercializaci¨®n con una diferencia promedio del 400% entre lo que recibe el trabajador en su quinta o chacra y lo que paga el vecino en el barrio. Somos familias que producimos alimentos para el mercado interno, no comodities para la exportaci¨®n¡±, asegur¨® UTT en el comunicado entregado a la prensa.

En cifras, lo explica mejor Andrea D¨ªaz, una productora que vive en el humilde barrio de Florencio Varela y que adem¨¢s de verdura, cultiva y vende flores. ¡°Un caj¨®n de acelga trae 14 paquetes y a m¨ª me lo pagan 10 pesos (0,66 d¨®lares), pero el verdulero vende a 20 cada uno de esos paquetes (1,33 d¨®lares)¡±, clarific¨® la mujer. En cuanto a las flores, Andrea vende las dos docenas de fresias a 20 pesos, mientras que una docena se paga arriba de los 100 pesos (6,66 d¨®lares) en cualquier comercio de la calle.

Un pu?ado de diputados de diferentes partidos pol¨ªticos de la oposici¨®n recibi¨® de mano de los manifestantes un proyecto de ley que fue ingresado al Congreso Nacional a los pocos minutos, con el objetivo de que se discuta en el recinto. All¨ª explican que el 75% de las familias productoras no son due?as de la tierra en la que trabajan y viven.

Marcela Garc¨ªa, otra productora de Florencio Varela, cont¨® a EL PA?S que el arriendo de una hect¨¢rea para labrar salt¨® de los 3.000 pesos mensuales (200 d¨®lares) que se pagaban en 2015, a 7.000 (466 d¨®lares) que cuestan en la actualidad. ¡°Necesitamos que el gobierno nacional nos facilite cr¨¦ditos blandos para tener un acceso directo a la tierra y en lugar de estar pagando alquiler podemos ir pagando nuestra propiedad. No queremos ser esclavizados por los grandes terratenientes y sabemos que hay bastante tierra ociosa que nos ser¨ªa muy ¨²til para seguir produciendo para el pueblo¡±, explic¨® Concepci¨®n Ben¨ªtez, dirigente de la UTT. Este diario se comunic¨® con el ministerio de Agroindustria para conocer la postura oficial ante el conflicto pero el organismo no se ha referido al respecto.

¡°Hace 9 meses que no como lechuga y que hago malabares para darle de comer a los 5 integrantes de mi familia porque no se puede comprar nada. Hoy por lo menos tenemos una ensalada y ma?ana, una tarta de acelgas¡±, dijo Mar¨ªa, otra beneficiaria, a EL PA?S antes de iniciar la fatigosa combinaci¨®n de buses y trenes que la dejar¨¢n en su casa ubicada en Alejandro Korn, a casi 100 kil¨®metros de la Plaza de Mayo. La fila que en forma ordenada aguard¨® la llegada de la columna de manifestantes se desarm¨® enseguida cuando los presentes divisaron los camiones. En pocos minutos, acelgas, remolachas, br¨®colis, coliflores y espinacas fueron a parar a bolsas y mochilas para viajar a los puntos m¨¢s humildes de Buenos Aires. Los productores, por su parte, recogieron los cajones vac¨ªos y limpiaron los restos de verdura que quedaron en la calle. Unos y otros volver¨¢n a encontrarse en los mismos barrios, en la misma realidad.