El Papa pide a los creyentes acciones concretas por la paz y los que sufren
Bergoglio: "No sirve el enfoque virtual de quien juzga todo y a todos desde el teclado de un ordenador"
Silencio, ego¨ªsmo y frialdad frente al grito de los que sufren. El papa Francisco volvi¨® ayer a clamar contra la globalizaci¨®n de la indiferencia, pero esta vez lo hizo junto a otros l¨ªderes religiosos mundiales reunidos en As¨ªs, la cuna de San Francisco, para rezar juntos por la paz y el di¨¢logo. Aquellos que huyen del hambre y de las guerras, denunci¨® Jorge Mario Bergoglio, ¡°encuentran demasiadas veces el silencio ensordecedor de la indiferencia, el ego¨ªsmo de quien est¨¢ harto, la frialdad de quien apaga su grito de ayuda con la misma facilidad con la que se cambia de canal de televisi¨®n¡±.
La visita de Francisco a As¨ªs se produce 30 a?os despu¨¦s de que Juan Pablo II presidiera la primera jornada interreligiosa por la paz. Desde entonces hasta ahora, la Comunidad de San Egidio ha aprovechado la cita de septiembre para reunir a representantes de las distintas religiones, as¨ª como a l¨ªderes pol¨ªticos e intelectuales de todo el mundo, para fomentar el di¨¢logo. La idea va en consonancia con aquello que advierte Bergoglio a los cat¨®licos cada vez que tiene oportunidad: rezar no es suficiente, hay que tender puentes ¨Cconcretos¡ªpara encontrar soluciones ¨Cconcretas¡ªa quienes sufren por causa de la guerra o la pobreza. El encuentro de este a?o ¨Ctitulado Sed de Paz, religiones y culturas en di¨¢logo¡ªse produce adem¨¢s en un contexto dram¨¢tico. M¨¢s de 150.000 migrantes ¨Centre ellos, 10.000 menores no acompa?ados¡ªllegan a Italia cada a?o despu¨¦s de jugarse la vida en el Mediterr¨¢neo. Unos ¨Ccomo explic¨® una joven refugiada de Siria¡ªporque un d¨ªa ¡°sin saber por qu¨¦¡± estall¨® la guerra. Otros porque el futuro sigue sin existir en las zonas m¨¢s pobres de ?frica. Italia sigue salv¨¢ndolos del mar y d¨¢ndoles un techo y comida. Pero las fronteras de Europa siguen cerradas y el limbo de los que huyen se va convirtiendo en un infierno.
Una situaci¨®n que, como ha quedado claro en las 29 mesas redondas celebradas desde el domingo y ha subrayado el Papa, se vuelve explosiva cuando los populismos de derecha ceban la bomba de tiempo de la xenofobia asegurando sin pruebas ¨Cporque es mentira-- que los migrantes traen delincuencia y terrorismo. Bergoglio y el resto de los l¨ªderes religiosos ¨CBartolom¨¦ I, patriarca ecum¨¦nico de Constantinopla, Efr¨¦n II patriarca de la Iglesia ortodoxa de Siria, Justin Welby, jefe de la Iglesia Anglicana, o Muhammad Abdul Khabir Azad, gran im¨¢n de la mezquita imperial de Lahore, en Pakist¨¢n¡ªse conjuraron porque nunca m¨¢s se vuelva a hablar de guerras santas: ¡°No nos cansamos de repetir que nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Solo la paz es santa. No la guerra¡±. Antes de llegar a As¨ªs, durante la misa en el Vaticano, Bergoglio hab¨ªa dicho: ¡°No existe un Dios de la guerra. La guerra es una verg¨¹enza¡±.
Ya por la tarde, y m¨¢s all¨¢ de las grandes declaraciones, Francisco insisti¨® en que la situaci¨®n dram¨¢tica de los que sufren requiere de acciones concretas: ¡°No nos podemos quedar encerrados en la l¨®gica del conflicto. Hay que rechazar las actitudes "rebeldes" de los que solo saben protestar y enfadarse. La oracio?n y la voluntad de colaborar nos comprometen a buscar una paz verdadera, no ilusoria: no la tranquilidad de quien esquiva las dificultades y mira hacia otro lado; no el cinismo de quien se lava las manos cuando los problemas no son suyos; no el enfoque virtual de quien juzga todo y a todos desde el teclado de un ordenador sin abrir los ojos a las necesidades de los hermanos ni ensuciarse las manos para ayudar a quien tiene necesidad. Nuestro camino es el de sumergirnos en las situaciones y poner en el primer lugar a los que sufren¡±.
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