Obama alerta en la ONU del peligro de los populistas que construyen muros

"Hoy una naci¨®n cercada por muros s¨®lo se encarcelar¨ªa a s¨ª misma¡±, dijo Obama en una de las m¨²ltiples referencias veladas a Trump y a su proyecto estrella, la construcci¨®n de un muro en la frontera entre EE UU y M¨¦xico.

Era la ¨²ltima ocasi¨®n de Obama para dirigirse al foro que, una vez al a?o, congrega a los l¨ªderes los miembros de la ONU. Sus palabras ten¨ªan varias lecturas. Eran una exposici¨®n de su visi¨®n de las relaciones internacionales, basada en el multilateralismo y en la defensa de la democracia liberal, aunque renunciando a su imposici¨®n por la fuerza. Tambi¨¦n una reivindicaci¨®n de los beneficios de la globalizaci¨®n, mezclada con la defensa de que esta requiere correctivos, en forma de una reducci¨®n de las desigualdades y una mejor gobernanza.

"No podemos despreciar estas visiones", dijo Obama sobre el repliegue nacionalista y populista. "Son poderesos. Reflejan una insatisfacci¨®n entre demasiados de nuestros ciudadanos".

Finalmente, el discurso puede leerse como un discurso electoral. El 8 de noviembre EE UU elegir¨¢ al pr¨®ximo presidente, y la posibilidad de que en un a?o sea el republicano Trump quien suba al augusto podio en la Asamblea General causa inquietud en muchas capitales. Pocas veces, en a?os recientes, las denuncias de un presidente de EE UU sobre los peligros que acechan a la democracia y la convivencia internacional se hab¨ªa aplicado con tanta exactitud a rivales del presidente tanto extranjeros como aut¨®ctonos.

Cuando Obama defendi¨® el libre comercio y la cooperaci¨®n internacional, a nadie escap¨® que pensaba en el proteccionismo y el nacionalismo de Trump. En el pasado, las menciones de Obama al peligro del autoritarismo y los hombres fuertes quiz¨¢ se habr¨ªan interpretado como una alusi¨®n al presidente ruso Vlad¨ªmir Putin. Esta vez, adem¨¢s de Putin, era inevitable pensar en Trump, que se recrea en la ret¨®rica autoritaria ("S¨®lo yo puedo arreglarlo", dice sobre los problemas de EE UU) y exhibe su admiraci¨®n por Putin.

Otro ejemplo. Cuando Obama denunci¨® "el fundamentalismo religioso, la pol¨ªtica de la etnia, la tribu o la secta, el nacionalismo agresivo, el populismo vulgar, a veces de la extrema izquierda pero, con m¨¢s frecuencia, de la extrema derecha, que intenta recuperar lo que ellos creen que fue una era mejor, m¨¢s simple, libre de contaminaciones", el mensaje se entendi¨®. Porque aqu¨ª caben el Estado Isl¨¢mico, la Rusia de Putin y Trump, cuyo eslogan es "hacer Am¨¦rica grande de nuevo". Entre sus propuestas de campa?a figura el veto a la entrada de musulmanes a EE UU y la expulsi¨®n de millones de inmigrantes indocumentados.

"Debemos rechazar todas las formas de fundamentalismo, o racismo o creencia en la superioridad ¨¦tnica que hacen que nuestra identidades tradicionales sean irreconciliables con la modernidad", dijo Obama. "En su lugar, debemos abrazar la tolerancia que resulta del respeto de todos los seres humanos".

En su despedida, Obama exhibi¨® su versi¨®n m¨¢s internacionalista y al mismo tiempo la m¨¢s estadounidense. Quiso explicar al mundo que EE UU no es Trump, o no s¨®lo Trump, sino todo lo contrario: un pa¨ªs de inmigrantes y refugiados, una democracia que gen¨¦ticamente rechaza a los hombres fuertes, una naci¨®n abierta al mundo con valores universales.