Las FARC adaptan el discurso y su estructura a la nueva etapa pol¨ªtica
El objetivo no ser¨¢ una transformaci¨®n hacia el socialismo, sino mejorar la democracia burguesa, sostiene un l¨ªder
Despu¨¦s de medio siglo de lucha armada en ¡°la Colombia profunda¡±, como la denomina Iv¨¢n M¨¢rquez, miembro del Secretariado, la direcci¨®n de las FARC, la guerrilla ha salido a un claro en la sabana del Yar¨ª donde aprende que para formar parte de la pol¨ªtica, adem¨¢s de unos estatutos de partido, hace falta una nueva ret¨®rica. ¡°Expresarse de manera concretica y no dar carrete¡±, asegura Pastor Alape, otro de los mandos de la direcci¨®n fariana, que se ha pasado los ¨²ltimos cuatro a?os negociando el final de la guerra en Cuba. Cambia el discurso y cambia la manera marcial de relacionarse. Despu¨¦s de cinco d¨ªas de X Conferencia, se han abierto las puertas del recinto donde el ¨®rgano directivo de las FARC y centenares de delegados deciden su futuro.
Al cruzar el peaje hacia el plenario donde se celebra el evento, M¨¢rquez, jefe negociador en La Habana, ejerce de anfitri¨®n. ¡°Vengan a ver donde trabaja la comisi¨®n de transici¨®n de grupo armado a partido pol¨ªtico¡±, saluda con un puro en la mano. ¡°Aqu¨ª estoy en mi salsa¡±, dice tras una larga temporada durmiendo en cama y bajo techo en el complejo de El Laguito, en La Habana. Alrededor de una mesa blanca de pl¨¢stico, en la selva, frente a un campamento, cinco guerrilleros, entre ellos Jes¨²s Santrich, alto mando y mano derecha de M¨¢rquez en La Habana, elaboran un documento con recomendaciones de los delegados. No cierran sus ordenadores Mac cuando llega la prensa, pero tampoco dan pistas de lo que redactan. En esta Conferencia es ley no dar detalles hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
¡°Ser¨¢ un partido moderno con una visi¨®n revolucionaria¡±, adelanta con cautela Alape sobre la formaci¨®n con la que se adentrar¨¢n en la pol¨ªtica tradicional. ¡°Comenzar¨¢ con los ya excombatientes guerrilleros, pero tendr¨¢ que ampliarse a otros sectores. Habr¨¢ debates internos, espacios asamblearios y de direcci¨®n en un marco de democracia interna basada en el leninismo. No ser¨¢ una organizaci¨®n vertical¡±, a?ade. Su objetivo, asegura, ¡°no es una transformaci¨®n hacia el socialismo, sino mejorar la democracia burguesa¡±. Las FARC, de origen campesino, que naci¨® con un marcado car¨¢cter marxista-leninista y devino en una organizaci¨®n criminal auspiciada por el narcotr¨¢fico, trata de modelar un discurso que se aleje de esa amenaza de los sectores uribistas de que ¡°el presidente Juan Manuel Santos est¨¢ entregando el pa¨ªs al castrochavismo¡±.
Del nombre del futuro partido hay pocos detalles. Entre el murmullo de la guerrillerada aparece la propuesta Frente Amplio para la Reconciliaci¨®n de Colombia-Esperanza y Paz (FARC-EP). Los altos mandos saben que mantener el acr¨®nimo podr¨ªa ser un obst¨¢culo, pero las bases empujan por conservar la identidad. ¡°Si cambia el significado de las palabras no tiene por qu¨¦ haber problema¡±, dice un grupo de j¨®venes guerrilleras.
Son ellos, los de menor edad, a los que Santrich coloca en la lanzadera en otro ejercicio de estrategia pol¨ªtica. Un nuevo partido con caras distintas. ¡°Hay un c¨²mulo de j¨®venes que seguramente va a salir a la palestra¡±, afirma sin dejar de lado su tutelaje: ¡°Han construido el movimiento revolucionario a nuestro lado durante m¨¢s de medio siglo¡±. ¡°Hay unas energ¨ªas juveniles muy fuertes¡±, recalca Alape, quien a?ade: ¡°Tambi¨¦n tendr¨¢ que participar gente que no sea de las FARC¡±. Hasta que eso ocurra, en lo ¨²nico que se muestra taxativo Alape es en c¨®mo ser¨¢ la entrega de armas. ¡°Espect¨¢culos no va a haber m¨¢s¡±, afirma. ¡°No estamos interesados en que nos digan que tal fulano cogi¨® un fusil de tal manera y lo entreg¨® de forma amenazante o que el otro la dej¨® cargada para dar tal se?al. Tomamos la decisi¨®n de dejar las armas y empezamos un partido. Eso es todo¡±.
Santrich, uno de los principales ide¨®logos en las filas rebeldes, tambi¨¦n se acuerda de las mujeres. En lo alto del organigrama de las FARC no hay guerrilleras. Han luchado codo con codo, pero ¡°en el tr¨¢nsito a la nueva formaci¨®n habr¨¢ que resolver esa falencia¡±, reconoce Nataly Mistral, guerrillera de origen franc¨¦s que forma parte de la llamada Comisi¨®n de G¨¦nero. ¡°Las condiciones de guerra han sido unas, las de la lucha pol¨ªtica ser¨¢n otras y estaremos en igualdad de condiciones¡±, dice Victoria Sandino, negociadora en La Habana, en referencia a que ella y sus compa?eras adquirieron categor¨ªa de combatientes a mediados de los setenta. ¡°Machismo s¨ª hay en las FARC¡±, contin¨²a Olga Mar¨ªn, integrante desde los ochenta. ¡°Venimos de una sociedad civil y se traen esas actitudes¡±, justifica Gina Castro.
En otro punto del recinto, alias Kunta Kinte, comandante de 54 a?os con m¨¢s de 30 de guerra, rebaja su imponente presencia de casi dos metros de altura, con socarrona altaner¨ªa. ¡°No s¨¦ qu¨¦ voy a hacer, los guerrilleros y las comunidades me reclaman desde el Valle del Cauca hasta esta regi¨®n donde yo he combatido mucho¡±, asegura con el morral al hombro, el lugar donde hasta hace poco cargaba el fusil. Su discurso es el de un hombre que ha dedicado gran parte de su vida al combate: ha sido miembro del Estado Mayor del Bloque Oriental, el que lider¨® con mano de hierro el Mono Jojoy. ¡°No estamos para pedirle perd¨®n a nadie. Uno tiene que pedir perd¨®n cuando hace algo malo, hemos hecho algo muy bueno¡±, afirma con contundencia.
Solo reconoce los cr¨ªmenes que sanciona la ley por la que se rige, la de la guerrilla. Cuando se le recuerda que a pocos kil¨®metros de la Conferencia, en Florencia y San Vicente del Cagu¨¢n (dos ciudades con un gran n¨²mero de v¨ªctimas civiles hasta hace pocos a?os), el rencor gana a la reconciliaci¨®n, se excusa en su tarea. ¡°Si se lanza una bomba contra el Ej¨¦rcito en combate y desgraciadamente coge mala punter¨ªa y en ese momento pasa un campesino es un error que se puede tener en el trabajo. Otra cuesti¨®n son las cosas malas sin fundamento¡±.
El apoyo de los paramilitares al proceso
Una veintena de excomandantes paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombias (AUC), varios de ellos presos en Estados Unidos, han enviado una carta al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en la que apoyan el ¡®s¨ª¡¯ en el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC.
"El pa¨ªs debe volcarse todo, independientemente de su car¨¢cter de derecha o izquierda, a decir 's¨ª' en el plebiscito y s¨ª al proceso de reconciliaci¨®n", aseguraron en el texto. ¡°Tenemos la esperanza de que todo los actores del conflicto armado se inclinen por la paz. Saludamos que este comunicado sea un asunto serio¡±, asegur¨®, en declaraciones a este diario, alias Bertulfo, uno de los altos mandos de las FARC.
En el texto, los exparamilitares manifestaron que los colombianos deben "encontrar la paz y la reconciliaci¨®n entre todos" y para conseguirlo tendr¨¢n que "estar por encima de los sectarismos, contribuir con el esclarecimiento de la verdad y hacer parte de una justicia transicional" que cobije a todos los que han "participado de la guerra".
Las AUC entregaron las armas en 2006 tras un proceso de negociaci¨®n con el Gobierno del entonces presidente ?lvaro Uribe. Entre los exl¨ªderes de las AUC que firman la carta, algunos extraditados a Estados Unidos por delitos de narcotr¨¢fico, est¨¢n Carlos Mario Jim¨¦nez Naranjo, alias Macaco; Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna; Ramiro "Cuco" Vanoy o Guillermo P¨¦rez Alzate, alias "Pablo Sevillano".
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