Por qu¨¦ el lector siempre tiene raz¨®n
No hay an¨¢lisis sin opini¨®n, ni opini¨®n que no contenga an¨¢lisis. Es imposible escribir sin vestigio de opini¨®n
Este es un texto sobre coincidencias y diferencias de dos modalidades de ejercicio period¨ªstico sobre las que reina la mayor confusi¨®n. El art¨ªculo de Opini¨®n y el An¨¢lisis.?
Sobre el papel la distinci¨®n parece clara. En la Opini¨®n se encuentra el autor en su totalidad, expresa su punto de vista, frecuentemente abundando en lo que desea que ocurra; y en el an¨¢lisis se trata de esclarecer los por qu¨¦, sin, al menos expl¨ªcitamente, preferir uno u otro resultado. Ocurre, sin embargo, que el texto de Opini¨®n frecuentemente se presenta como si fuera de an¨¢lisis. El ser confundido con el deber ser.?
El conflicto se produce porque no hay an¨¢lisis sin opini¨®n, ni opini¨®n que no contenga an¨¢lisis. En realidad, es imposible escribir nada sin alg¨²n vestigio de opini¨®n. Ejemplo: si cambiamos de p¨¢gina el texto que sea ya estamos opinando porque la propuesta de lectura que hacemos es, aun en grado cuasi cero, distinta de la inicial. Por eso, para salvar esa dificultad, a t¨ªtulo pr¨¢ctico, yo distingo entre opini¨®n e interpretaci¨®n diciendo que opinar es preferir, adoptar una posici¨®n que en ¨²ltimo t¨¦rmino es pol¨ªtico-moral, e interpretaci¨®n consiste en tratar de explicar por qu¨¦ pasan las cosas que pasan. Evidentemente, la interpretaci¨®n corresponde al an¨¢lisis y opini¨®n es el ingrediente principal de lo que a menudo llamamos art¨ªculo de fondo.?
No veo ninguna raz¨®n a priori para sostener que una f¨®rmula es mejor que la otra, aunque yo prefiero la segunda, en la que, cuando menos de manera expl¨ªcita el autor no condena ni absuelve
Uno y otro g¨¦nero entablan una relaci¨®n muy distinta con el lector. En la opini¨®n el autor le deja al consumidor?poco o ning¨²n margen de acci¨®n. Est¨¢ o no de acuerdo, frecuentemente le gusta si coincide con lo que piensa y no si es al contrario. Tambi¨¦n puede darse, sin embargo, el caso de que el autor ejerza el soberano derecho de la duda y deje al lector en una posici¨®n intermedia entre decursos varios. En este caso seguimos movi¨¦ndonos en el terreno de lo opinativo, pero no se cierra del todo el c¨ªrculo y se toma alg¨²n elemento argumental de tipo anal¨ªtico.?
En el an¨¢lisis el autor se abstiene de llegar a tajantes conclusiones pol¨ªtico-morales, para elaborar, en cambio, las hip¨®tesis que conducen a una o varias desembocaduras, dejando el usuario que recorra, si le place, el trecho que conduce hasta alguna de ellas. Pero, haciendo de abogado del diablo, hay que subrayar que el autor de an¨¢lisis, como propietario exclusivo del terreno de juego, puede seleccionar y encadenar los fragmentos de acci¨®n para arrastrar al lector a las conclusiones que sean de su preferencia. Pero en esos casos, la sanci¨®n se encuentra siempre en manos del usuario, que si siente que le quieren llevar de la mano como un corderito, puede rechazar esa lectura.?
No veo ninguna raz¨®n a priori para sostener que una f¨®rmula es mejor que la otra, aunque yo prefiero la segunda, en la que, cuando menos de manera expl¨ªcita el autor no condena ni absuelve. Pongamos como ejemplo el conflicto de Ucrania en el que lo m¨¢s f¨¢cil es optar entre buenos y malos, con el presidente ruso Vladimir Putin convertido de ordinario en el personaje a quien se ama odiar, todo lo que corresponder¨ªa al apartado de Opini¨®n; o tratar de explicar cu¨¢les son los objetivos y comportamiento de cada parte, para que el lector valore lo que le parezca de mayor peso. En extremo dif¨ªcil ser¨ªa, sin embargo, optar a trav¨¦s del an¨¢lisis en situaciones como la guerra de Siria, donde hay m¨¢s lados en combate que en un icosaedro y los buenos y los malos se entrecruzan en alianzas y contra-alianzas hasta formar un laberinto inextricable.?
Pero los dos acercamientos son perfectamente leg¨ªtimos y valen lo que el conocimiento agudeza, estilo y t¨¦cnica de cada uno de ellos sea capaz de desarrollar. Y por eso precisamente argumentaba que el lector siempre tiene raz¨®n, porque es quien decide qu¨¦ es lo que le ha llenado m¨¢s: Opini¨®n con an¨¢lisis o An¨¢lisis no sin opini¨®n.
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