El futuro de Libia, en manos de un general al que protegi¨® la CIA
Jalifa Hafter mantiene el desaf¨ªo a Occidente tras arrebatar al Gobierno de Unidad cuatro de los principales puertos de petr¨®leo
A Occidente se le ha metido una gran china en el zapato de Libia y no es el Estado Isl¨¢mico, sino un general de 73 a?os al que la principal agencia de espionaje de Estados Unidos protegi¨® durante dos d¨¦cadas. Se llama Jalifa Hafter (los medios anglosajones escriben Haftar), tiene 73 a?os y el domingo 11 de septiembre arrebat¨® al Gobierno de Unidad, reconocido por la ONU, el control de cuatro puertos petroleros por los que podr¨ªa exportarse la mitad del crudo extra¨ªdo en Libia. Al d¨ªa siguiente de esa toma, las autoridades del Este de Libia, no reconocidas por la comunidad internacional, ascendieron a Hafter al grado de mariscal de campo.
El Gobierno de Unidad al que desaf¨ªa Hafter solo representa a las principales milicias del Oeste libio. Pero esa es la organizaci¨®n a la que la ONU y la mayor parte de las potencias occidentales prestan todo su apoyo. Por tanto, desafiar al ¡°Gobierno de Unidad¡± es plantarle cara a Occidente.
El mensaje impl¨ªcito que Hafter ha lanzado es claro: ¡°O conmigo o contra m¨ª¡±. O se le da un papel relevante dentro del Gobierno de Unidad -l¨¦ase, ministro de Defensa- o Hafter har¨¢ lo posible por torpedear a ese fr¨¢gil Gobierno que apenas puede hacer frente a la inflaci¨®n, a los cortes de luz, a la recogida de basura y a los reductos del Estado Isl¨¢mico (ISIS por sus siglas en ingl¨¦s), que a¨²n siguen resistiendo en la ciudad libia de Sirte tras dos meses de asedio. Las milicias de Misrata y Tr¨ªpoli, que respaldan al Gobierno de Unidad, ven a Hafter como un criminal de guerra. Lo ¨²ltimo que desean es entregarle sus armas y ponerse a sus ¨®rdenes.
Hafter realiz¨® cursos de formaci¨®n en la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. Particip¨® como cadete del Ej¨¦rcito en el golpe que llev¨® al poder a Muamar el Gadafi tras derrocar al rey Idris I. Poco a poco fue gan¨¢ndose el afecto de Gadafi, que lleg¨® a considerarlo ¡°como un hijo¡±. De ah¨ª que para muchos libios Hafter siga siendo un gadafista. Sin embargo, las desavenencias entre Hafter y Gadafi llegaron en 1987, a causa de la guerra entre Libia y Chad (1978-1987). Jalifa cay¨® prisionero en Chad junto a unos 400 hombres y Gadafi, que hab¨ªa negado la presencia de tropas libias en Chad, se desentendi¨® de ¨¦l, no asumi¨® que Hafter actuaba bajo sus ¨®rdenes.
En 1990 fuerzas especiales de Estados Unidos lograron liberar a Hafter. El general vivi¨® 20 a?os exiliado en una casa pr¨®xima a la sede de la CIA en Langley (Virginia), desde donde plane¨® varios intentos de asesinar a Gadafi. Hafter, nacido en el municipio del Este de Ajadbiya, regres¨® a Libia cuando comenz¨® en 2011 la revuelta contra Gadafi. Para entonces, seg¨²n algunos analistas, Hafter ya no contaba con el apoyo de la CIA.
Gadafi consideraba a Hafter ¡°como un hijo", antes de abandonarlo en Chad. De ah¨ª que para muchos libios Hafter siga siendo un gadafista
El general intent¨® encontrar un hueco en la pol¨ªtica convulsa de la Libia. Pero viendo que no hab¨ªa espacio para ¨¦l, regres¨® a Virginia a ¡°disfrutar¡± de sus nietos. Pocos meses despu¨¦s, tras ver c¨®mo los islamistas se hac¨ªan con el control de buena parte del pa¨ªs, volvi¨® a Libia. ¡°Todo el mundo me dijo lo mismo¡±, relat¨® al periodista Jon Lee Anderson, de la revista New Yorker. ¡°Estamos buscando un salvador, ?d¨®nde est¨¢s?¡¯ Les respond¨ª: ¡®Si tengo la aprobaci¨®n del pueblo, actuar¨¦¡¯. Despu¨¦s de que hubo manifestaciones populares en toda Libia pidi¨¦ndome que interviniera, supe que estaba siendo empujado hacia la muerte, pero acept¨¦ de coraz¨®n¡±.
El pa¨ªs se fractur¨® entre el Este y el Oeste. Los diputados libios a los que la comunidad internacional reconoc¨ªa como ¨²nico leg¨ªtimo se exiliaron a la ciudad del Este de Tobruk, pr¨®xima a Egipto. Y con ellos permaneci¨® Hafter, como el gran salvador. En Tr¨ªpoli quedaron los legisladores que contaban con el apoyo de las milicias, en buena parte islamistas, de Tr¨ªpoli y Misrata. La ONU intent¨® forjar un acuerdo entre ambas partes. Tras casi un a?o de negociaciones, cre¨® en diciembre de 2015 un Consejo Presidencial de Unidad con representantes del Congreso General Nacional (de Tr¨ªpoli) y de la C¨¢mara de Representantes (de Tobruk). Pero ese acuerdo nunca ha sido refrendado por los diputados de Tobruk. Y la raz¨®n de fondo, el principal escollo para la paz, el elefante en la sala que nadie se atrev¨ªa a nombrar, sigue siendo el mismo que hace un a?o: Hafter. Y la gran pregunta que conlleva ese nombre: ?Qu¨¦ papel podr¨ªa jugar ¨¦l en un Gobierno de Unidad?
Hafter cuenta con Egipto y Emiratos ?rabes Unidos como principales aliados internacionales. Y al mismo tiempo, ha contado con la colaboraci¨®n encubierta de Francia para combatir a los yihadistas de Bengasi. Durante meses se rumore¨® en Libia que fuerzas especiales francesas apoyaban a Hafter. El Gobierno franc¨¦s mantuvo silencio hasta que el pasado julio murieron tres suboficiales franceses cuando viajaban a bordo de un helic¨®ptero de fabricaci¨®n rusa perteneciente a las fuerzas de Hafter.
Con ese hecho qued¨® reflejado hasta qu¨¦ punto se necesitan Hafter y Occidente. El problema es que Occidente tambi¨¦n necesita a las milicias de Tr¨ªpoli y Misrata que combaten al Estado Isl¨¢mico.
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