?lvaro Leyva: ¡°El acuerdo con las FARC despeja el futuro de Colombia¡±

El primer encuentro de ?lvaro Leyva (Bogot¨¢, 1942) con las FARC fue durante el proceso de paz de 1984, con el Gobierno de Belisario Betancourt. All¨ª, conoci¨® a Manuel Marulanda ¡®Tirofijo¡¯ y a Jacobo Arenas, m¨¢ximos l¨ªderes de la guerrilla. ¡°En cierta manera, les result¨® divertido que alguien del Partido Conservador les entendiese¡±, recuerda Leyva en su domicilio. A partir de entonces, Leyva ha participado en todos las negociaciones con las FARC. Su incorporaci¨®n a este proceso, durante las conversaciones para lograr el acuerdo de justicia, y su posterior implicaci¨®n, han sido determinantes.

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Pregunta. ?Qu¨¦ Colombia espera a partir del 3 de octubre?

Respuesta. Va a ser una Colombia que por primera vez se va a dar cuenta de que el futuro puede ser diferente. Hay un gran escepticismo, pero es un escepticismo que no es justo en la medida que responde a gente que lo tiene todo. Si gana el s¨ª, es el momento de la esperanza. Yo me vincul¨¦ [a las negociaciones de paz] en los ochenta, he vivido muchas frustraciones. La violencia crea una cultura de la intolerancia y el escepticismo. Ahora, como Pinz¨®n, puedo gritar: ¡°?Tierra a la vista!¡± La gran lecci¨®n del s¨ª no va a ser aprobar el acuerdo con las FARC sino despejar un futuro m¨¢s claro.

P. Por qu¨¦ esta vez s¨ª se ha conseguido?

R. El compromiso del presidente fue clave. A todo se?or, todo honor, tuvo el talento de tener paciencia. Nunca nadie hab¨ªa tenido antes semejante paciencia.

P. ?En qu¨¦ cree que han cedido las FARC?

R. No es un problema de ceder. Las cosas no pueden ser como antes. Hicieron un camino de correcci¨®n de lado y lado para iniciar un camino de futuro. Un di¨¢logo dif¨ªcil que nunca se hab¨ªa tenido. Hay una lecci¨®n de civilizaci¨®n, no es tanto al ceder sino el reconocer e identificar patrones de comportamiento que pueden aliviar la confrontaci¨®n.

P. ?C¨®mo un pol¨ªtico conservador termina una relaci¨®n tan cerca con la guerrilla?

R. Tiene que ver con la personalidad, es saber entender al otro. Antes que la metaf¨ªsica, la ¨¦tica, saber diferenciar entre el bien y el mal. Si uno no sabe qu¨¦ zapatos usa el otro para caminar no puede avanzar. Hablar con el otro, por m¨¢s violento que sea, no es contradecirse sino enriquecerse en lo personal y humano.

P. ?C¨®mo ha sido la evoluci¨®n de las FARC?

R. La propia de toda humanidad. Las primeras comunicaciones eran con m¨¢quina de escribir, luego con radio tel¨¦fono, luego por el computador, luego por whatsapp. Esos mismos hombres reaccionan a realidades que antes no acontec¨ªan.

P. ?Qu¨¦ ha cambiado en ellos desde el punto de vista ideol¨®gico?

R. Hay unos temas que se mantienen. Colombia no se puede comparar con otros pa¨ªses, ni siquiera de Am¨¦rica Latina, menos de Europa. Si acaso con algunos en ?frica. El tema de la tierra nunca se resolvi¨®, as¨ª estemos en el siglo XXI. Segundo, el Estado no ha copado el territorio nacional. En el siglo XXI, el bogotano, el de Medell¨ªn, no conoce su territorio, lo van a conocer por primera vez. En los otros temas tampoco es que haya modernidad. V¨ªctimas ha habido siempre. Los tribunales especiales siempre han estado, aqu¨ª lo cuestionan porque la normalidad consist¨ªa en no entender que hab¨ªa un conflicto interno. Entonces, a la hora de la resoluci¨®n, todos tenemos una peque?a responsabilidad y tenemos que contar una peque?a verdad. Para buscar un mejor ma?ana hay que marchar sobre la realidad.

P. ?Est¨¢ Colombia preparada para recibir a las FARC en la pol¨ªtica?

R. Va a ser un sacud¨®n hermos¨ªsimo. No lo van a entender en Francia, en Italia, en Estados Unidos¡­. Es un reto. No se puede decir ¡°no a la paz porque de golpe vamos a entrar a una cosa desconocida¡±, cuando lo desconocido es el futuro.

P. ?Pero Colombia est¨¢ preparada?

R. Si no se prepara tendremos que cambiar de dirigentes. Colombia deber¨¢ revisar sus instituciones.

P. ?Qu¨¦ cree que va a aportar la llegada de las FARC?

R. La democracia es un juego de riesgos. Hay quien dice que la paz es la guerra pero sin armas. Todos tenemos que ver c¨®mo lo arreglamos, con fuerzas nuevas, fuerzas antiguas derrotadas o triunfantes, con la esperanza de que acabe en un pa¨ªs mejor. Uno no tiene que temer al futuro. Eso son las reglas.

P. ?Qu¨¦ es lo que a¨²n desconoce la sociedad colombiana de las FARC?

R. A diferencias de los paramilitares, ellos no son unas individualidades contratadas para matar. Ellas son el hilo final de un alzamiento que se convirti¨® en una familia social, que tiene sus ra¨ªces en el campo. Han creado una subcultura y que tienen unos puntos fijos, unos catecismos, que son las conferencias. Cuando uno los aproxima se encuentra un tejido social.