El sue?o de Rosa Parks se cumple a medias
En los autobuses de Montgomery, no hay rastro de segregaci¨®n racial pero apenas hay pasajeros blancos
Darcia Brice, una mujer negra de unos 70 a?os, dice que cada vez que toma el autob¨²s piensa en que lo que ahora es normal hasta hace 60 a?os no lo era. Brice se puede sentar donde quiera en los autobuses de Montgomery gracias al desaf¨ªo lanzado en 1955 por Rosa Parks en la capital de Alabama. ¡°Recuerdo que la gente hablaba de ello¡±, rememora, cuando era una ni?a en la ciudad, sobre el impacto de la acci¨®n de la activista afroamericana.
Brice va a bordo de la l¨ªnea 10 de autob¨²s, que pasa por delante de la parada en que Parks se neg¨® a levantarse de su asiento para cederlo a pasajeros blancos. Las primeras 10 filas del autob¨²s estaban reservadas exclusivamente para blancos. Parks, que entonces ten¨ªa 42 a?os, estaba en la und¨¦cima y cuando el autob¨²s se llen¨® declin¨® levantarse para que se sentaran personas blancas que iban de pie. Fue detenida.
Su acto de desobediencia civil propici¨® un a?o de boicot de la poblaci¨®n negra de Montgomery a los autobuses p¨²blicos que acab¨® con la segregaci¨®n racial en el transporte e impuls¨® el movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos.
Todos los pasajeros de la l¨ªnea 10 son negros. Se sientan en las filas delanteras y traseras. La presencia de un hombre blanco, como este periodista, les sorprende. Durante tres viajes en esa l¨ªnea, solo van a bordo personas negras, la mayor¨ªa de clase baja. Otra pasajera, que declina dar su nombre, dice que suele ser as¨ª porque los blancos se mueven m¨¢s en coche. Asegura que, si pudiera, ella viajar¨ªa en coche porque el autob¨²s nunca respeta los horarios previstos de llegada.
En el centro de Montgomery, muy pocos transe¨²ntes tienen informaci¨®n sobre el sistema de autobuses. La lucha inicial de Parks se centraba en que los negros fueran tratados con respeto por los blancos en los medios de transporte. Lo ha logrado con creces.
Pero el sue?o se ha cumplido a medias: el autob¨²s en Montgomery se ha convertido en un medio m¨¢s residual y sin apenas pasajeros blancos. Tambi¨¦n es un reflejo del cambio demogr¨¢fico de la ciudad, que ahora es de mayor¨ªa negra cuando en la ¨¦poca de Parks lo era de blanca.
Brice, que tiene dos hijas, advierte de que las siguientes generaciones negras no son conscientes del coraje que supuso derruir las barreras raciales en los autobuses. ¡°Ya no tenemos un g¨¦nero racial. Simplemente pagas y entras¡±, subraya. Sostiene que ahora blancos y negros est¨¢n ¡°unidos¡±, pero que hay gente, como algunos polic¨ªas, que mantienen prejuicios raciales.
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