Nuevos tiempos para viejas palabras nazis
Grupos ultraconservadores alemanes recuperan expresiones habituales del nacionalsocialismo hasta ahora consideradas tab¨²
¡°?Qu¨¦ tengo que ver yo con esa se?ora? Absolutamente nada. ?No me pregunte a m¨ª por ella!¡±. La furia del diputado democristiano era evidente esta semana, cuando, en lo que parec¨ªa una tranquila conversaci¨®n con EL PA?S, fue preguntado por Bettina Kudla. La hasta ahora desconocida parlamentaria de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) dej¨® boquiabiertos a sus compa?eros de partido con un tuit del pasado fin de semana. ¡°[La canciller Angela] Merkel lo niega. [El n¨²mero dos de la CDU, Peter] Tauber sue?a. La inversi¨®n ¨¦tnica ha comenzado. Es necesario actuar¡±, escribi¨®. La indignaci¨®n entre los cristianodem¨®cratas fue creciendo a lo largo de la semana. No tanto por escuchar una cr¨ªtica ¨Cotra m¨¢s- contra su jefa, sino por las palabras elegidas.
¡°Inversi¨®n ¨¦tnica¡± (Umvolkung, en alem¨¢n) fue una expresi¨®n popular durante la dictadura nacionalsocialista, pero ahora parec¨ªa totalmente prohibida, reservada tan solo a grup¨²sculos de ultraderecha. Hasta que una representante de un partido democr¨¢tico la recuper¨®.
No es un caso aislado. La copresidenta de Alternativa para Alemania (AfD), Frauke Petry, reivindic¨® hace poco en una entrevista el uso de otra palabra que arrastra el lastre de haber sido una de las favoritas de los nazis: v?lkisch, un t¨¦rmino de dif¨ªcil traducci¨®n que evoca una idea rom¨¢ntica de lo nacional, relacionado con una etnia concreta. En las manifestaciones contra los refugiados, las del movimiento islam¨®fobo Pegida o las de AfD es habitual escuchar expresiones como ¡°Volksverr?ter¡± (traidor al pueblo) o ¡°L¨¹genpresse¡± (prensa mentirosa), tambi¨¦n usadas con fruici¨®n durante el r¨¦gimen de Adolf Hitler. Petry, por ejemplo, dice que ella no habla de la ¡°prensa mentirosa¡±. Prefiere el t¨¦rmino ¡°prensa Pinocho¡±.
El machismo sacude la CDU
La omnipresencia de Angela Merkel, l¨ªder de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) durante los ¨²ltimos 16 a?os, a menudo camufla la realidad de un partido con unos mandos intermedios copados por hombres a los que ya no se les puede llamar j¨®venes. Tampoco abundan los dirigentes o militantes de origen inmigrante. Peter Tauber, el n¨²mero dos del partido y protegido de la jefa m¨¢xima, se propuso hacer una organizaci¨®n m¨¢s "m¨¢s femenina, m¨¢s joven y m¨¢s colorida". Pero el trato de la CDU ¨Cy del propio Tauber- a las mujeres ha quedado en entredicho estos d¨ªas.
La primera en denunciarlo fue Jenna Behrends. Tras el desastre de las elecciones regionales de Berl¨ªn del 18 de septiembre ¨Cen las que la CDU obtuvo el peor resultado de su historia-, esta pol¨ªtica local de 26 a?os denunci¨® que el l¨ªder del partido en la capital se hab¨ªa referido a ella como ¡°dulce ratoncita¡±. ¡°?Te la follas?¡±, hab¨ªa preguntado a un compa?ero delante de ella. ¡°Necesitamos una nueva sensibilidad. El machismo no es exclusivo de la pol¨ªtica¡±, respondi¨® Tauber.
A los pocos d¨ªas era el propio Tauber el que ten¨ªa que dar explicaciones por su trato a las mujeres. Sali¨® a la luz un papel del a?o 2006 llamado "Indicaciones para el cuidado del conejo". Con este texto de nueve p¨¢ginas, el entorno del n¨²mero dos detallaba c¨®mo presionar a la gerente del partido en la ciudad de Main-Kinzig para que lo abandonara. Entre otras pr¨¢cticas de mobbing, se suger¨ªa la posibilidad de rescindir el contrato de su hija, empleada en la CDU. Tauber admiti¨® el mi¨¦rcoles conocer el papel, pero no haberlo escrito. Entonces dijo que "con la perspectiva actual" fue un error no haber hecho nada contra este texto insultante.
¡°Yo no utilizo la palabra v?lkisch, pero me molesta que siempre se emplee en un contexto negativo. Al desterrarlo, se extiende un sabor desagradable que contagia a la palabra pueblo (Volk)¡±, dec¨ªa Petry, l¨ªder de un partido que se caracteriza por presentarse como liberal-conservador, pero que al mismo tiempo hace gui?os a la ultraderecha con declaraciones como esta. ¡°Es una simplificaci¨®n il¨ªcita pensar que decir v?lkisch equivalga a ser racista¡±, a?ad¨ªa. Algunos compa?eros consideraron que en este caso Petry hab¨ªa ido demasiado lejos. ¡°Esa palabra no se puede rehabilitar. Est¨¢ contaminada¡±, respondi¨® el otro copresidente del partido, J?rg Meuthen.
Una prueba de lo intr¨ªnsecamente ligado que estaba este concepto con el nacionalsocialismo es que el diario de cabecera del partido, que lleg¨® a superar el mill¨®n de ejemplares diarios, ten¨ªa precisamente ese nombre: ¡°V?lkischer Beobachter (El observador nacional)¡±. El historiador Uwe Puschner escribi¨® en su Manual del movimiento nacional que esta expresi¨®n serv¨ªa como gen¨¦rico para agrupar a las diversas corrientes de derechas nacionalistas y antisemitas de Alemania.
¡°Estas palabras ya se usaban antes del nazismo, pero fue entonces cuando se popularizaron. Desde entonces, nunca desaparecieron. Tanto en el este como en el oeste de Alemania segu¨ªan presentes, pero en grupos minoritarios a los m¨¢rgenes de la sociedad. La diferencia es que ahora algunos tratan de rehabilitarlas y volver a hacerlas presentables en discursos mayoritarios. Tienen la ventaja a?adida de que muchos alemanes no tienen el referente de haber vivido ni la dictadura nazi ni la posguerra¡±, asegura el socioling¨¹ista Horst Dieter Schlosser, autor de El lenguaje bajo la cruz gamada.
La CDU ha debatido esta semana qu¨¦ hacer con la diputada que tuite¨® la palabra Umvolkung. Con este t¨¦rmino, los nazis se refer¨ªan al proceso de germanizaci¨®n de los territorios conquistados en Europa oriental; pero en los ambientes de ultraderecha se emplea ahora para alertar contra una supuesta colonizaci¨®n de la cultura isl¨¢mica en Alemania. Mientras los democristianos se planteaban si expulsar a Kudla de su grupo parlamentario, una dirigente de AfD sali¨® rauda a ofrecerle inmediatamente un carn¨¦ del partido. El ministro del Interior, Thomas de Maizi¨¨re, le ha exigido una disculpa p¨²blica. Ella, mientras, ha borrado el pol¨¦mico tuit. La CDU decidi¨® el mi¨¦rcoles no expulsarla y no generar a¨²n m¨¢s ruido a un a?o de que acabe la legislatura. Parece poco probable que el partido vuelva a elegirla como candidata.
El caso Kudla recuerda a otro ocurrido hace 13 a?os. El diputado democristiano Martin Hohmann dijo entonces que, teniendo en cuenta el papel de los jud¨ªos en las matanzas de la Revoluci¨®n Rusa, habr¨ªa que considerarlos como ¡°un pueblo de perpetradores¡±. Tras fuertes disputas, la CDU decidi¨® expulsarlo. Hohmann busca ahora una segunda vida pol¨ªtica. Aspira a presentarse a las elecciones del pr¨®ximo a?o. En esta ocasi¨®n, por AfD.
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