Los sordos son los discapacitados invisibles
Al ser una discapacidad que no se ve, recibe muy poca atenci¨®n de la sociedad y el Gobierno. En M¨¦xico s¨®lo hay 40 int¨¦rpretes certificados de lengua de se?as y la educaci¨®n especial para ellos no es obligatoria
Cuando una persona invidente anda por la calle, su bast¨®n y sus gafas oscuras, su perro lazarillo o sus ojos diferentes delatan su discapacidad. Quienes cruzan por su camino se quitan, lo ayudan a pasar o le ceden un asiento. Las personas sordas, en cambio, no tienen un s¨ªntoma visible de su discapacidad, por lo que nadie lo advierte hasta que les habla, y no saben c¨®mo hacerlo porque casi nadie domina la lengua de se?as. Esta incomunicaci¨®n los a¨ªsla y orilla a convivir predominantemente con otros sordos, lo que genera entre ellos una cultura apartada del resto, con su propio idioma y sus propios c¨®digos. Esto los vuelve invisibles en M¨¦xico, pa¨ªs que los inserta en el paquete de todas las discapacidades, tanto en atenci¨®n y trato como en recursos para su educaci¨®n.
En una ciudad como la de M¨¦xico, que se comunica con ruido ¨Cel timbre de la puerta, una campana para la basura, un grito para anunciar el reparto de gas, agua, pan, sirenas para las ambulancias y las patrullas, una alerta para los sismos- los sordos hacen muchas cosas como los oyentes: conducen aunque no puedan percibir los cl¨¢xones o el silbato de un polic¨ªa; los que han aprendido a hablar usan el tel¨¦fono aunque no escuchen y se buscan el modo de notar lo que los dem¨¢s escuchamos: luz para el timbre, tocar a las personas para llamarlas, leer los labios de los oyentes o sus notas, en el caso de los que aprendieron a leer y escribir, ya que a muchos no les ense?aron en su escuela. El m¨¢s importante de sus problemas, coinciden todos, es la educaci¨®n.
El panorama educativo para este sector de la poblaci¨®n (alrededor de 700.000 personas, seg¨²n el Instituto de Estad¨ªstica) es desolador: en todo el pa¨ªs hay solo 40 int¨¦rpretes certificados en Lengua de Se?as Mexicana (LSM), 11 ubicados en la capital. La mayor¨ªa de los que conocen este lenguaje son familiares de los sordos y la capacitaci¨®n a los maestros para que aprendan a comunicarse con estos estudiantes no es obligatoria: el ministerio de Educaci¨®n (SEP) se lo pide a las escuelas, pero si alguna no lo hace, no hay sanciones. Y como corolario, el presupuesto para Educaci¨®n Especial va en ca¨ªda.
El n¨²mero de int¨¦rpretes certificados no ha crecido desde 2009, debido a un diferendo entre el Consejo para la Inclusi¨®n de las Personas con Discapacidad (Conadis) y el ¨¢rea de la SEP que certifica a los profesionales (Conocer). Una de ellos es Laura ?lvarez, quien explica que el n¨²mero exacto de int¨¦rpretes es incierto porque la mayor¨ªa de los que hablan LSM son las familias de los sordos y otros no reconocidos, que toman un curso y venden sus servicios pero no est¨¢n certificados. ¡°Los que se han profesionalizado no llegan a 100¡±, lamenta Laura.
La certificaci¨®n es m¨¢s que un simple papel. El problema con los int¨¦rpretes ¡°piratas¡± es que pueden hacer interpretaciones err¨®neas no solo de situaciones cotidianas, sino tambi¨¦n en un diagn¨®stico m¨¦dico o un juicio con consecuencias graves, como fue en el caso de un joven sentenciado a 15 a?os de c¨¢rcel por violaci¨®n, cuya int¨¦rprete no hablaba bien la lengua de se?as.
Los recursos del Gobierno federal para la educaci¨®n de las personas sordas tampoco han crecido sino al contrario. En los ¨²ltimos siete a?os, el presupuesto para Educaci¨®n Especial pas¨® de 70 a 60 millones de pesos (3,5 a 3 millones de d¨®lares) pero el recorte no ha sido solo de 10, pues en 2010 hab¨ªa aumentado a 261 millones; en 2011 cay¨® hasta 192; en 2013 baj¨® a 87 millones y en 2015 lleg¨® a su punto m¨¢s bajo: 47 millones de pesos (2,3 millones de d¨®lares), seg¨²n cifras del Ministerio de Educaci¨®n.
Otra parte importante del problema es que en M¨¦xico a los discapacitados se les arroja en un mismo grupo para todo: las mismas instituciones, los mismos maestros, los mismos recursos para todos los tipos de discapacidad. Incluso, ese austero presupuesto es para toda la educaci¨®n especial, que incluye a discapacitados, ni?os con capacidades sobresalientes, ind¨ªgenas o de otras culturas, que requieran alguna condici¨®n especial para estudiar.
¡°En los centros de atenci¨®n m¨²ltiple de la SEP hay un solo maestro para todas las discapacidades, no hay un tratamiento particular para cada una¡±, dice Laura ?lvarez, interpretando a un grupo de personas sordas de la organizaci¨®n civil Inclusor que hablaron con EL PA?S sobre su problem¨¢tica. ¡°Los maestros no saben lengua de se?as, por lo tanto no atienden a los ni?os sordos, atienden a los que pueden o¨ªr. Entonces el sordo enfrenta muchos problemas de comunicaci¨®n, tiene un rezago educativo muy importante: los maestros siempre ven que el sordo no aprueba pero lo pasan de a?o para que ya se vaya de la escuela, ya no quieren ah¨ª ese estorbo, que pase al siguiente a?o. Y no les importa la calidad de su educaci¨®n¡±, denuncian.
Casi un mill¨®n de ¡®invisibles¡¯
-Alrededor de 700.000 personas tienen discapacidad auditiva en M¨¦xico, de acuerdo con el Instituto de Estad¨ªstica. Esta cifra engloba a los sordos e hipoac¨²sticos ¨Cque pueden escuchar pero con deficiencias-.
- Los sordos representan entre 10 y 12% de la poblaci¨®n de discapacitados en el pa¨ªs, que asciende a 7,7 millones de personas en un pa¨ªs de 120 millones.
- Las cifras nacionales ¨Cde acuerdo con Inclusor- son relativas porque en muchos pueblos mexicanos las personas esconden a los discapacitados.
- De 2004 a 2016, el Consejo para Prevenir la Discriminaci¨®n (Conapred) recibi¨® 146 quejas de personas con discapacidad auditiva, que fueron discriminadas mayoritariamente por particulares y solo unas pocas por servidores p¨²blicos.
- En las escuelas p¨²blicas de todo el pa¨ªs hay 4.519 alumnos con sordera y 9.063 con hipoacusia, de acuerdo con el ministerio de Educaci¨®n.
Es por eso que muchas personas sordas adultas no saben leer y escribir bien. Se comunican con la lengua de se?as pero si alguien les escribe un mensaje no pueden leerlo, pues en el colegio el maestro los aprob¨® para deshacerse de un problema, o porque sus padres pagaron por su c¨¦dula, seg¨²n relata Victoria, quien tiene una familia completa con discapacidad auditiva: su esposo, dos de sus hijos y sus nietas son todos sordos. Otros, lamenta, abandonan la escuela ante la falta de atenci¨®n a su condici¨®n.
Aunque las leyes de Educaci¨®n y de Inclusi¨®n para personas con discapacidad se?alan que el Estado debe otorgar educaci¨®n de calidad y diferenciada a todos los estudiantes, no existe un castigo para la omisi¨®n: escuelas que no capaciten a sus maestros para ense?ar a ni?os con discapacidad, maestros que no aprendan lengua de se?as o que obliguen al ni?o sordo a ¡°oralizarse¡± (esforzarse por hablar aunque no escuchen). Las ¨²nicas reglas que siguen las escuelas en esta materia, son las Normas de Control Escolar, que obligan a las escuelas a recibir en todo momento alumnos con discapacidad, pero no tienen car¨¢cter ni capacidad punitiva, de acuerdo con la SEP.
¡°Al ser solo una orientaci¨®n, no es un documento normativo, las escuelas que lo quieran adoptar est¨¢ bien, pero las que no, no est¨¢n obligadas. Lo primero es profesionalizar a los docentes en lengua de se?as mexicana y en la cultura, crear un entorno ling¨¹¨ªstico que sea inclusivo para los ni?os sordos y promover ambientes de aprendizaje con orientaci¨®n visual¡±, indica Tania Gallegos, responsable de Educaci¨®n Especial en nivel b¨¢sico del ministerio de Educaci¨®n.
Los integrantes de Inclusor reconocen que existen peque?os brotes de apoyo y fomento a la cultura de los sordos en sitios dispersos, pero no una l¨ªnea de acci¨®n gubernamental ni un criterio homog¨¦neo. La Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de M¨¦xico tiene una sala de Lengua de Se?as Mexicana (LSM); en la iglesia de San Hip¨®lito se oficia misa de esta forma; algunos programas de televisi¨®n tienen int¨¦rprete; algunos museos dan visitas guiadas en LSM y en Jalisco hay un modelo educativo ¡°ejemplar¡± por ser incluyente, de una asociaci¨®n civil apoyada por el Gobierno local, ¡°pero es el ¨²nico en el pa¨ªs¡±, advierte Laura ?lvarez. Cabos sueltos en lugar de una cultura de inclusi¨®n, que es lo que piden las personas sordas.
?C¨®mo hablar a una persona con discapacidad auditiva?
La Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos publica una serie de sugerencias para que los oyentes interact¨²en de una manera exitosa con las personas sordas:
- Cuando quieras dirigirte a una persona sorda o con deficiencia auditiva llama su atenci¨®n con un gesto o t¨®cala levemente en su hombro.
- Mant¨¦n siempre el contacto visual. S¨¦ expresivo al hablar, para que las personas puedan identificar tus sen?timientos y el tono con el que est¨¢s diciendo las cosas.
- Nunca te tapes la boca, esto dificulta que la persona pueda llevar a cabo una lectura labial.
- Cuando la persona sorda cuente con la asistencia de un int¨¦rprete, dir¨ªgete directamente a la persona sorda, no al int¨¦rprete.
- No los llames ¡°sordito¡± o ¡°sordomudo¡± [las personas sordas no son mudos: pueden hablar pero no aprendieron a hacerlo porque no pod¨ªan escuchar]
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.