Lo mejor y lo peor de la humanidad
En Colombia convive gente de inusual nobleza e inteligencia con c¨ªnicos y manipuladores como ?lvaro Uribe
Si Donald Trump acaba siendo presidente el resto del mundo concluir¨¢ que los estadounidenses est¨¢n locos. Si en el plebiscito que se celebra este fin de semana en Colombia la mayor¨ªa vota ¡°no¡± al acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y las guerrillas de las FARC, lo que significar¨ªa un ¡°s¨ª¡± a la continuaci¨®n de una guerra que ha durado medio siglo, el resto del mundo concluir¨¢ que los colombianos est¨¢n locos tambi¨¦n.
Una victoria electoral para Trump confirmar¨ªa mi sospecha de que la mitad de los habitantes de Estados Unidos son alien¨ªgenas. Trabaj¨¦ casi cuatro a?os como corresponsal all¨¢, recorr¨ª el pa¨ªs de arriba a abajo, y tuve la impresi¨®n de que, aunque aquella mitad era en apariencia igual que la otra mitad, sus circuitos cerebrales estaban dise?ados de manera diferente a los del resto de la especie.
No he vivido en Colombia pero he visitado el pa¨ªs media docena de veces en los ¨²ltimos diez a?os y he pasado la mayor parte del mes de septiembre aqu¨ª, visitando cinco ciudades, hablando con j¨®venes y mayores, ricos y pobres, votantes por el ¡°no¡± y por el ¡°s¨ª¡±, y exponi¨¦ndome permanentemente al acalorado debate nacional que el plebiscito ha generado. Mi conclusi¨®n: en Colombia convive lo mejor y lo peor de la humanidad.
Lo mejor: un porcentaje alt¨ªsimo de gente que combina inusual inteligencia con extraordinaria nobleza. Un ejemplo entre muchos ser¨ªa un empresario llamado An¨ªbal Rodr¨ªguez de 60 a?os que conoc¨ª en la ciudad sure?a de Neiva. Expresa sus pensamientos con la elocuencia t¨ªpica de los colombianos de todos los estratos sociales; es sereno, l¨²cido y racional cuando expone sus argumentos a favor del ¡°s¨ª¡±. Lo cual tiene su m¨¦rito ya que fue secuestrado por las FARC junto a su hija de 15 a?os en 2001, ambos retenidos en la selva hasta su liberaci¨®n 39 meses despu¨¦s. Su familia fue muy golpeada por la guerra de las FARC. No solo hubo otros secuestrados sino que su hermana y su padre murieron.
?Sus principales razones por apoyar el acuerdo de paz? Una, que prefiere o¨ªr la verdad de lo que hicieron las FARC cuando, seg¨²n las reglas del acuerdo, se ven obligados a confesar sus delitos, a que sufran largas condenas de c¨¢rcel sin tener que confesar nada. Dos, que ve m¨¢s valor en comprometerse con las futuras generaciones, para que no sufran lo que sufri¨® ¨¦l, a estancarse en los rencores del pasado.
Otro ejemplo de lo mejor de la humanidad lo ofrece Sergio Jaramillo, pol¨ªglota experto en filosof¨ªa griega que, careciendo de toda ambici¨®n pol¨ªtica personal, fue el infatigable cerebro del gobierno colombiano en los cuatro a?os de negociaciones que condujeron al actual acuerdo con las FARC.
Lo peor de Colombia: la violencia salvaje personificada en la figura hist¨®rica del capo narcotraficante Pablo Escobar, exhibida tambi¨¦n por los paramilitares de la extrema derecha, por el propio ej¨¦rcito colombiano y por las FARC. Narcotraficantes, asesinos, reclutadores de ni?os soldados, los dinosaurios de las FARC (?farcasaurios?) siguieron su lucha absurda por el para¨ªso marxista terrenal un cuarto de siglo despu¨¦s de que las dem¨¢s guerrillas latinoamericanas de izquierdas hubiesen abandonado las armas. Solo ellos no se dieron cuenta de que la Guerra Fr¨ªa hab¨ªa terminado y que su ut¨®pica causa revolucionaria ya no ten¨ªa raz¨®n de ser. El ej¨¦rcito guerrillero de las FARC recuerda al caso del soldado japon¨¦s que fue encontrado en la isla de Guam en 1972 a¨²n armado, sin haberse enterado de que la Segunda Guerra Mundial hab¨ªa acabado 27 a?os antes.
Otro ejemplo de lo peor de Colombia es el expresidente ?lvaro Uribe, un astuto pol¨ªtico y brillante orador m¨¢s motivado en su su virulenta campa?a contra el acuerdo de paz por la vanidad personal que por el bien de su pa¨ªs. Mucho m¨¢s inteligente que Donald Trump, pero igual de peleado con la verdad, es el caso cl¨¢sico del c¨ªnico manipulador de masas que a lo largo de los siglos tanto da?o ha hecho a la humanidad.
El plebiscito de hoy es una contienda entre estas dos Colombias. ?Cu¨¢l de las dos es la cara que se exhibir¨¢ al mundo? ?La caricatura violenta y desalmada que la mayor¨ªa de los habitantes de la tierra lleva medio siglo percibiendo como la imagen real de los colombianos? ?O la de aquel pa¨ªs rico en calidad humana que conocemos los extranjeros que hemos pasado tiempo aqu¨ª?
Como ocurri¨® en el refer¨¦ndum en el Reino Unido por el Brexit, pero con mucho m¨¢s en juego, los colombianos tendr¨¢n que decidir qu¨¦ valores quieren que les representen: la generosidad o la mezquindad, la audacia o el miedo, la racionalidad o la ignorancia. En lo m¨¢s esencial, el voto m¨¢s importante de la historia de Colombia se reduce a una elecci¨®n entre el pasado y el futuro, entre un concepto de vida vengativo, envenenado y miserable o una visi¨®n de pa¨ªs optimista enfocada a anteponer a todo el bienestar de los ni?os y el de los colombianos a¨²n por nacer, y a desatar el enorme potencial nacional que la guerra ha reprimido.
De paso, Colombia tiene la oportunidad de hacer un favor al resto de Am¨¦rica Latina, a los pa¨ªses ricos de Occidente y a Oriente Medio. Con tanta corrupci¨®n moral, con tanta xenofobia y terror, con tantos problemas sin soluci¨®n a la vista, un s¨ª en el plebiscito representar¨ªa una victoria para la inteligencia y la paz. Colombia, por tanto tiempo sin¨®nimo de lo peor, puede transformarse de un d¨ªa a otro en un ejemplo de lo mejor de lo que es capaz el ser humano. ?Qui¨¦n lo hubiera pensado? Colombia puede llegar a convertirse, en cuesti¨®n de horas, en una luz para el mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.